'Enluquecidos', el festival del humor de Luco de Jiloca: “Queremos que siga siendo un festival pequeñito, elegante y chulo”
- Esta localidad de Teruel reúne desde 2022 a grandes cómicos del panorama nacional
- El objetivo del festival es dinamizar el medio rural a través de la comedia
Desde Marianico el Corto y Paco Martínez Soria hasta Mariano Bartolomé o Diego Peña, son muchos los humoristas que ha dado Aragón. Algunos de ellos ya han pasado por Enluquecidos, el festival “de mucho humor” con sede en Luco de Jiloca, en Teruel. Esta localidad, de 65 habitantes, es, desde hace casi tres años, la capital del humor en la comunidad durante el primer fin de semana de septiembre.
En 2004 nació el Pantival de Festicosa, festival de humor en Panticosa, Huesca. Roberto Montañés y Miguelín Marta quisieron rescatar esa idea en su localidad 15 años después y rellenar así el hueco que aseguran "faltaba para el humor". La propuesta llegó hasta el Ayuntamiento de Calamocha, de manos de ADRI Jiloca-Gallocanta —una asociación que trabaja para mejorar la calidad de vida en las zonas rurales— y fue tan bien acogida que en 2022, tras años con el proyecto aparcado debido al vacío que dejó la pandemia, recibieron el visto bueno y consiguieron hacer realidad el festival en tiempo récord. A pesar de las prisas, 2.500 personas disfrutaron de artistas como Jorge Asín e Iñaki Urrutia, además de monólogos, actuaciones musicales y varias exposiciones.
Todos los asistentes estaban ya 'enluquecidos', un sentimiento que, para Montañés, posee “cualquier persona que tiene ganas de pasarlo bien y que es capaz de reírse de sí mismo” y que define a Conchita Puértolas, vecina de la localidad. Para ella, estar 'enluquecido'' es sinónimo de 'amar a Luco', y la muestra de ello es colaborar en su organización cada año.
El entorno mejora la experiencia
Como reza la canción oficial del festival, "a lo Luco se vive mejor", pero ¿qué tiene la localidad para que el humor allí tenga un toque especial?
Luco de Jiloca es una localidad turolense de la comarca del Jiloca donde en 2023 había 65 personas censadas. Miguelín Marta —el diminutivo es su marca personal— es una de ellas, y aunque por motivos laborales reside fuera, vuelve a casa siempre que puede. Es el encargado junto a Roberto de que el año anterior multiplicaran por 38 las personas que residen en él habitualmente, y asegura que “vivir el humor desde la relajación te lleva a disfrutarlo muchísimo más”.
En el medio rural, los vecinos asisten a los eventos movidos por la novedad que rompe con la rutina. Esto es algo que puede influir en el humorista más urbano, porque en la mayoría de los casos, él no es el protagonista, sino que es el festival en conjunto quien cobra atractivo. Sin embargo, para Montañés, “al final, si el espectáculo es bueno y hace gracia, hace gracia en todas partes”.
El medio rural, clave en la comedia
Después de dos años en el mundo de la comedia y diez en el teatro, Sito Sevilla tiene muy claro que el medio rural influye a la hora de hacer humor. “Si te ganas al público desde el principio, lo tienes más fácil”, asegura. Para él, un pueblo es clave a la hora de preparar un monólogo. Allí predomina la cercanía entre la gente y sobre todo, las anécdotas. Pero cuidado: hay que ser sutil. Muchas veces la actuación forma parte del café concierto o la comida popular de unas fiestas patronales, por lo que el espectáculo es un añadido a la actividad, una forma de dinamizarla y conseguir que “el monologuista de las cinco de la tarde de antes del bingo”, haga reír a los asistentes.
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Durante sus 15 minutos de muestra ante el público, la comedia de Sevilla, “negra, reflexiva y dura, más de ‘jo, jo’ que de ‘ja, ja’” aporta, según señala el propio humorista, “una visión diferente del género con respecto a lo que se suele ver en los pueblos y en la televisión”. Sevilla fue segundo clasificado del I Concurso de Monólogos Enluquecidos, actividad con la que se busca dar visibilidad a artistas jóvenes que pueden dar continuidad a la comedia aragonesa.
Humor pasado por agua
A la hora de preparar un evento, es conveniente tener en cuenta los posibles imprevistos que puedan surgir. “Cuando veíamos la previsión meteorológica y éramos conscientes de que iba a llover, imagínate el estrés que había… Nos preocupaba que la viabilidad del festival y todo el trabajo de un año se viera truncado”, recuerda Montañés. He aquí la importancia de edificios como el frontón o el pabellón y su techo cubierto, que permite que las risas continúen a pesar de las precipitaciones. Con tono bromista, los organizadores solicitan “un gabinete psicológico para manejar mejor estos momentos críticos”.
Las dificultades son menores con ayuda, y si hay algo en Luco y alrededores, es ganas de echar una mano. ”Gracias a los voluntarios, la cosa sale para delante. No tenemos más que palabras de agradecimiento para ellos”.
Para Miguelín Marta, la energía de todos los colaboradores es clave. “Nunca se vienen abajo, y tienen una positividad que te transmiten y hacen que nada se te haga grande”. Para el actor Alex O'Dogherty: “La gente aquí es muy cariñosa y muy amable. Los organizadores son increíbles, tienen mucha ilusión y ganas. Cuando las cosas se hacen así, con alegría y corazón, salen cosas bonitas como esta”, contaba a un medio local antes de ofrecer al público su espectáculo Imbécil, apto para todos los públicos.
Todos los actos del festival son gratuitos, por lo que desde la organización buscan adaptarse a todo tipo de público. Puedes apuntarte a una sorbida de flanes multitudinaria y formar parte de un récord “dieGuiness“. También puedes disfrutar del humor más trasgresor. En la última edición Bianca Kovacs representó a la mujer cómica, que para Miguelín y Roberto “aporta un aire nuevo, aporta un aire feminista”. Eso sí, señalan que son pocas, y aunque “la cosa está mejorando en este sentido, cuesta más contratarlas porque hay menos”.
El plato fuerte de la tercera edición fue Pepe Viyuela. El cómico, conocido entre otros por su papel de Chema en la serie Aída, ofreció a los asistentes su espectáculo Encerrona. También pasaron artistas de la talla de Diego Peña, asiduo al festival, o Pablo Carbonell, que fue galardonado con el premio Enluquecido del año.
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Crecer con los pies en la tierra
Enluquecidos crece año tras año “en calidad”, apunta Miguelín Marta. Lo hace gracias a la ayuda de instituciones, patrocinadores y voluntarios, a los que los organizadores están muy agradecidos. “Sin todas estas ayudas, Enluquecidos hubiera sido una cosa chiquitita porque lo hubiéramos organizado nosotros, con lo que hubiéramos podido hacer y ya está”. Esto ha hecho que cada vez sean más los espectadores, algo que en cierto modo alerta a los dos. “Tenemos que tener los pies en el suelo: el pueblo no es muy grande y los servicios no son muchos, pero llegaremos hasta donde se pueda llegar”.
Miguelín y Roberto se encuentran trabajando en una nueva edición desde hace meses, y aunque admiten propuestas para la mejora del festival, tienen claro que quieren mantener su esencia: “Somos unos cuantos locos que se reúnen en el Teleclub de Luco y queremos que Enluquecidos siga siendo un festival pequeñito, elegante y chulo”.
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