Mayte, la madre de Gema, habla del calvario de su hija con las drogas
"El coro de la cárcel" dedicó su primera semana a reflejar cómo viven las familias de los presos las condenas de sus seres queridos. De este modo, hemos conocido el testimonio de la madre de Gema, Mayte, quien asegura que a su hija la cárcel "no le ha venido mal. Cuando estaba en la calle, enganchada a las drogas, podía aparecer muerta en cualquier momento".
El drama de las drogas
"La mayor desgracia para una madre es ver a un hijo muerto o en la droga". Así de claro lo tiene Mayte, que ha narrado ante las cámaras de "El coro de la cárcel" lo mal que lo ha pasado durante años al ver que su hija no podía salir del pozo de las drogas.
"Gema empezó haciendo 'pellas' en el colegio y escapándose de casa, pero me di cuenta de que consumía drogas porque un día encontré un bote de amoniaco detrás del televisor", cuenta Mayte, momento en el que obligó a su hija a someterse a unos análisis que confirmaron el peor de sus temores: su hija consumía drogas de manera habitual.
A partir de ese momento, Mayte ya no dormía tranquila cada vez que su hija salía de casa, porque sabía que en cualquier momento podía aparecer muerta.
"Muchas veces me despertaba a las dos de la mañana y me iba a buscarla a Las barranquillas -poblado chabolista de Madrid- o a la Plaza Mayor. Me volví loca", asegura Mayte.
Mayte también ha contado como siempre que lo veía necesario encerraba a su hija en casa para que no saliera a la calle a consumir droga, aunque daba igual porque Gema "intentaba escapar por las ventanas o desatornillaba la puerta". Sin embargo, el momento más duro "es cuando te piden ayuda y, a las pocas semanas, ves que te ha fallado, la pillas otra vez cosumiendo y tienes que echarla de casa. Es muy duro, pero si la cobijas es peor".
El lado positivo de la cárcel
Ahora que Gema está cumpliendo condena, Mayte está más tranquila porque al menos su hija ha podido desengancharse de las drogas y sabe que mientras esté en prisión no le va a pasar nada malo.
"Aquí se que tengo a mi hija, que en un vis a vis puedo abrazarla", explica Mayte, ya que cuando su hija estaba enganchada a las drogas podía estar hasta tres meses sin saber nada de ella.
"Ahora mi mayor miedo es que, cuando salga, vuelva a volar como antes, y perderla", dice Mayte. Probablemente su miedo sólo quedará en eso, ya que Gema ha dejado las drogas y tiene una cosa muy clara: que no quiere volver a su vida antigua "para nada".