En Portada. R.D. del Congo: minerales de guerra
Una de las mayores riquezas de la República Democrática del Congo, los minerales, desde los más comunes a los más raros y estratégicos, se ha convertido en la principal fuente de sufrimiento para su población, en particular en el este del país, en las zonas limítrofes con Ruanda, Uganda y Burundi.
En esta ocasión, un congoleño, nacido a orillas del lago Kivu, Donato Lywando nos conduce y descubre esta realidad que tan bien conoce. Por largos y casi intransitables caminos, vamos con él a las minas donde se extraen minerales tan codiciados por los mercados internacionales, como la casiterita, el coltán y el oro.
En torno a estas explotaciones, se han tejido largas y complicadas cadenas que van desde las entrañas de la mina a los compradores extranjeros. En ellas, participan la población local, cuyo trabajo apenas le da para sobrevivir, innumerables intermediarios, varios grupos armados y el propio ejército congoleño. Cuanto más lejos del tajo, mayor es el beneficio y mayor el pillaje.
La explotación minera mantiene y alienta a grupos armados, como el Frente Democrático de Liberación de Ruanda, que encuadra a los Interhamwe, hutus que participaron en el genocidio en Ruanda en 1994, los Mai Mai o las milicias del Laurent Nkunda, apoyado hasta su detención por Ruanda.
Paradójicamente, los ricos recursos mineros, hasta ahora, sólo han generado pobreza y enormes sufrimientos a la población congoleña. La mayoría sobrevive con menos de un dólar diario y su esperanza de vida es de apenas 43 años. Y, en el este, en los Kivus e Ituri, sufren el terror de los grupos armados. Alrededor de un millón han huido de sus aldeas y se han refugiado en la selva o en los numerosos campos de desplazados instalados en la zona de Goma.