Las cien caras de Israel
- En Portada retrata a la sociedad israelí a través los ojos de sus habitantes
- La instántanea: una sociedad dinámica a caballo entre tradición y modernidad
- Guión del reportaje disponible on line (formato PDF)
FICHA TÉCNICA
GUION Y REALIZACION: Pilar Requena
IMAGEN: Alfonso García
SONIDO: Francisco Ramos
PRODUCCIÓN: Ana Pastor
Este es uno de esos reportajes que quería hacer desde hace tiempo, bucear en el interior de la sociedad israelí, intentar encontrar las claves de cómo es posible, por ejemplo, su gran desarrollo a nivel científico y en alta tecnología inmersa en el conflicto con sus vecinos árabes desde la misma creación del Estado de Israel, en 1948. Y, a la vez, analizar cómo es también posible que lleven una vida a espaldas del conflicto, una vida normal en un país anormal.
Nuestro periplo nos llevó a Jerusalén y Tel Aviv, pero también a Nazareth, la ciudad árabe más grande de Israel, Haifa o al kibutz Degania. Hablando con unos y con otros, desde profesores, empresarios, diputados o estudiantes a contables o administrativos, pudimos palpar su instinto de supervivencia, pero también su fragilidad. "Los israelíes son duros y fuertes" nos contaba el escritor y pacifista David Grossman, "cuando en realidad en lo más profundo se sienten frágiles, muy inseguros sobre sus posibilidades de estar en Israel, de ser aceptados" en la zona. La verdad es que conversar con este escritor israelí reconforta. No pierde la esperanza, sueña con la paz y lucha por ella. No renuncia y eso que la vida le ha asestado el más duro golpe: la muerte de su hijo, Uri, en la guerra del Líbano, en el 2006. Paradojas de la vida, en aquel momento estaba escribiendo la que es su última novela "La vida entera" que narra la angustia de una madre cuando su hijo es movilizado por el ejército.
El eterno conflicto árabe-israelí está en el trasfondo de todo y afecta a todos. El servicio militar es obligatorio para hombres y mujeres y luego permanecen durante años en la reserva. Durante su tiempo en el ejército se dan de bruces con el conflicto porque éste siempre está ahí aunque intenten vivir a espaldas a él. Un estudiante e investigador, Dror, nos comentaba que una vez al año lo sacan del laboratorio y lo llevan a vigilar fronteras.
Aunque el pacifismo activo ahora es minoritario, son las propias organizaciones israelíes de derechos humanos y civiles las que denuncian violaciones de los derechos humanos en Cisjordania y Gaza. Además, los palestinos-israelíes, un 20% de la población del país, se quejan de que no gozan de los mismos derechos ni oportunidades que los judíos. Es una democracia pero con todavía importantes asignaturas pendientes.
En el kibutz Degania, el primero que se levantó hace un siglo, se mantiene parte de la esencia que causaba tanta admiración en jóvenes de todo el mundo, pero ha habido muchas reformas. Muchas cosas han cambiado en Israel en las últimas décadas y, quizás, una de las que más preocupan sea el aumento de los ultraortodoxos y de los extremistas. La propia sociedad israelí vive un conflicto interno entre los religiosos, especialmente los más conservadores, y los seculares.
Es una sociedad dinámica que se mueve entre la tradición y la modernidad, un mosaico de múltiples caras, tantas como las más de cien naciones de las que proceden los israelíes. Anhelan la paz pero parecen incapaces de encontrar el camino para llegar a ella. Y asegura Grossman faltan líderes con el coraje suficiente.