"España es un país muy bonito"
- Crónicas se aleja de los tópicos para retratar a la comunidad china en España
- Son 130.000 y el 80% de ellos proceden de la misma comarca
GUIÓN: TERESA GRAY
REALIZADOR: ARTURO VILLACORTA
IMAGEN: ALFONSO GARCÍA
SONIDO: PACO RAMOS
MONTAJE: FUENCISLA RUIZ
PRODUCCIÓN: LOURDES CALVO, ANA PASTOR
"España es un país muy bonito". Eso es, al menos, lo que piensa la mayoría de los 130 mil chinos que viven en nuestro país. También es el título del reportaje que emite Crónicas este domingo, un trabajo que es un intento de conocer mejor a un colectivo cada vez más numeroso en España.
Para empezar, no es nada fácil llegar a la comunidad china en España porque es muy hermética. El teléfono no sirve, hay que contactar personalmente. En el cara a cara se transforman. No sólo se abren sino que se muestran muy hospitalarios.
El ochenta por ciento de los inmigrantes chinos procede del mismo sitio, de la comarca de Quintián en la provincia de Zhejiang, una de las más pequeñas, aunque tiene casi los mismos habitantes que nuestro país.
Del restaurante chino a la nave industrial
Los primeros que llegaron tiraron de sus familiares, después de sus amigos y finalmente de sus conocidos. Casi todos ellos empezaron de friega platos y han ido evolucionando hasta tener sus propios negocios que también han ido transformándose. Del restaurante chino a la tienda de todo a cien, de ahí al comercio de ropa y a la peluquería. Lo último es ser propietario de una gran nave en un polígono industrial.
Algunos han hecho grandes fortunas no sólo en España sino también en China. Alberto empezó fregando los platos en el restaurante de su tía en Sevilla y hoy es propietario de varias negocios, entre ellos uno de los grandes almacenes al por mayor. Pertenece a la generación de jóvenes y modernos empresarios. En China posee una fábrica de muebles con mil seiscientos trabajadores y desde hace cuatro años está volcado en el mundo del arte. Ha montado en Pekín un gran centro de arte contemporáneo y en Madrid tiene una galería donde expone obras de artistas chinos.
Fieles a la tradición
Pero no todos los ciudadanos chinos siguen una carrera ascendente. Hay excepciones. Es el caso de Ling Dong que lleva ocho años en España. El sentido de su vida es la CALIGRAFIA, la escritura más compleja y más bella del mundo. Él lleva veinticinco años entregado a sus caracteres y a sus trazos. Aunque la estudió en la universidad hoy día continúa profundizando en un arte milenario que se ha transmitido de generación en generación. Y también la enseña. En un principio se usaba como soporte el caparazón de una tortuga, ahora se utiliza el papel de arroz. Este último junto con el pincel, la tinta y el tintero son los llamados "tesoros del estudio", los cuatro elementos imprescindibles que tienen que estar sobre la mesa del calígrafo.
Les gusta divulgar sus tradiciones más ancestrales. Shi Miaozhi es el único monje de Shaoling que hay en España. Enseña el SHAOLING KUNG -FU. Se formó en la cuna de las artes marciales, en el legendario templo de Shaoling, un monasterio budista del siglo VI ubicado en el norte de China donde El Maestro enseñó a los monjes como defenderse de los salteadores.