'Volver con...' regresa con Blanca Fernandez Ochoa a Cercedilla
Blanca Fernández Ochoa vuelve a Cercedilla (Madrid), el pueblo al que llegó cuando tenía 4 años y que está a los pies del Puerto de Navacerrada, lugar donde se puso unos esquís por primera vez . Allí tiene grandes amigos, vive parte de su familia y está enterrado su hermano.
Nada más llegar, Volver con visita con Blanca la tumba de su hermano Paco. En un recuerdo emocionado, Blanca define a su hermano como un referente para ella, dentro y, sobre todo, fuera de las pistas de esquí. Paco fue el mayor de los 8 hermanos Fernández Ochoa. Blanca fue la sexta, y la primera niña después de 5 varones. La benjamina y, única hermana de Blanca, es Lola. Con ella comienza el recorrido por el pueblo recordando su infancia. Lola comenta que a Blanca no le gustaba nada esquiar porque los inviernos eran muy duros en el Puerto de Navacerrada y lloraba cuando sus hermanos mayores la llevaban a esquiar.
La tienda de Pepe Arias
En el pueblo está la tienda de Pepe Arias. Pepe Arias era de los pocos niños que vivían en el Puerto de Navacerrada al igual que los Fernández Ochoa y fue amigo y compañero de juegos de Blanca, Lola y sus hermanos. Recuerdan como en Nochevieja hacían carreras de trineos bajando la carretera del Puerto de Navacerrada, y una vez abajo, el padre de Blanca iba a recogerlos con el Land Rover. Además de los recuerdos, en el anticuario de Pepe, también se conservan los esquís y botas que Blanca y sus hermanos usaban allá por los años 60. También las reliquias de Pepe Arias padre, abanderado español en los JJOO de Invierno de Saint Moritz en 1948, gran amigo la familia, y un segundo padre para Blanca y sus hermanos.
Recuerdos de colegio
Blanca y Lola estuvieron internas en el colegio de las monjas de Cercedilla desde los 5 hasta los 11 años. Allí estudiaban y vivían toda la semana hasta que llegaba el fin de semana en el que se subían al Puerto de Navacerrada para estar con sus padres. Después de 25 años sin visitar el colegio, Blanca y Lola deciden ir a ver el lugar donde estudiaron. Allí les recibe Sor Lourdes, la profesora que tuvieron de pequeñitas. El sitio no ha cambiado casi nada, aunque las estancias las recuerdan más pequeñas. Después de un recorrido por el colegio, Blanca y Lola entran en su antigua habitación. A pesar de que durante la semana no veían a la familia, esa ausencia fue más llevadera para ellas al tenerse la una a la otra. Pero no solo allí, y es que con tan solo 11 años, Blanca se fue al Valle de Arán a una escuela de alto rendimiento como consecuencia de los grandes resultados de su hermano Paco Fernández. Ochoa. Un año más tarde, se le unieron sus hermanos pequeños, Luis y Lola.
En el gimnasio del colegio, les espera Chus Ochoa, prima de los Fernández Ochoa y profesora de gimnasia del colegio. Blanca siempre destacó en gimnasia y rememora viejos tiempos haciendo el pino y saltando el potro. Allí mismo recibe la visita de María del Carmen, una antigua compañera del colegio a la que no veía hacía 10 años.
Alegrías y decepciones deportivas
Las Dehesas de Cercedilla es un paraje en el que Blanca entrenaba y se preparaba físicamente para las competiciones en los meses de verano. Quién dirigía la mayoría de esos entrenamientos era su hermano Juan Manuel, que fue su preparador durante 3 años. No fue fácil para Juanma ser hermano y entrenador a la vez. Juanma confiesa que más de una vez se quedó con las ganas de echarle alguna bronquilla a Blanca, pero que al ser su hermana se reprimía bastante. Durante aquellos 3 años hubo decepciones, como la de los JJOO de Calgary 1988, en los que Blanca se cayó cuando tenía la medalla prácticamente colgada el cuello; y también grandes alegrías como la medalla de bronce en los JJOO de Albertville 1992.
Sentimiento torero
Cerca de la Avenida Blanca Fernández Ochoa de Cercedilla, está la Plaza de Toros. Allí ha quedado Blanca con Bárbara, su sobrina e hija del difunto Paco, para enseñarnos una de sus pasiones ocultas: los toros. Paco era un gran aficionado a los toros, de hecho, más de una vez confesó que si hubiera vuelto a nacer le hubiera gustado ser torero, y fue él precisamente, quien le metió el gusanillo a Blanca. En la plaza de Cercedilla, Blanca toreó una vaquilla en las fiestas de 1985. Aún mantiene el estilo de antaño, y después de brindar el toro a Paco, se arranca con unos naturales y chicuelinas capote en mano mientras su amigo Raúl Sáenz de Miera embiste con la carreta de cabeza de toro.
Recuerdos de Infancia
En el segundo día de estancia en Cercedilla, Blanca coge el tren que la llevará hasta el Puerto de Navacerrada. Los sentimientos se agolpan ya que allí vivieron los mejores momentos de su infancia. El padre de Blanca era el gerente de la Escuela Española de Esquí y su madre era la cocinera de la escuela. En el andén del Puerto, la espera Dolores Ochoa, Lola, la madre de Blanca, la primera mujer que se casó en el Puerto de Navacerrada, en 1949, y concretamente en la Ermita Nuestra Señora De las Nieves. Es allí donde Blanca Nieves, así le puso su madre en honor a la virgen, hizo la comunión y donde han sido bautizados la mayoría de los hermanos de Blanca. Lola recuerda con emoción el nacimiento de Blanca, "la flor de la familia", la primera niña después de haber parido a 5 varones.
La Escuela, su antigua casa
Antes de ir a la Escuela, su antigua casa, se encuentran en la Venta Arias con Luis, el séptimo de los hermanos de la saga de los Fernández Ochoa.
Los tres se dirigen, 35 años después, a visitar su antigua casa. En la cocina los sentimientos afloran, y no pueden reprimir las lágrimas rememorando viejos recuerdos. Como los saltos de alegría que dieron cuando Paco ganó el oro en Japón, o los flanes que les hacía su madre mientras ellos estaban haciendo el "salvaje" por el monte. También, lo duro que fue para una madre ver como sus hijos se iban uno a uno al Valle de Arán siendo unos críos para intentar ser alguien en el mundo del esquí. Dolores recuerda emocionada lo mucho que lloró el día que dejó a Blanca en el Valle. Tenía entonces 11 años y mientras volvían en coche se giró y vio en el horizonte aquellas enormes montañas en las que se quedaba su flor.
Al lado de la antigua casa está el telesilla que Luis y Blanca cogían una y otra vez después de lanzarse esquiando montaña abajo. Es allí donde Blanca se sincera y confiesa que a pesar de lo dura que ha sido su vida en algunos momentos y de los sacrificios que ha tenido que hacer, el esfuerzo ha valido la pena y que si pudiera, volvería a nacer y vivir aquellos tiempos con toda su familia de la misma manera que lo ha hecho hasta el día de hoy.
El Limbocopas, parada obligada
De vuelta a Cercedilla El Limbocopas es sitio de parada obligada. Más conocido como el bar de los Mangas, es lugar de encuentro de todos los esquiadores de la zona. Y es que 29 parraos, que es como se conoce a los nacidos en Cercedilla, han sido Campeones de España de Esquí en sus diferentes modalidades. Blanca charla con Luis Morales, el dueño del bar y su prima Nati, con la que salía de fiesta por Cercedilla, las pocas veces que su profesión se lo permitía, y "es que se pasaba el día entrenando" , dice Nati.