La boda de Victoria y Daniel Westling, un cuento de hadas hecho realidad
Casi nueve años le ha costado a la princesa Victoria vencer la resistencia de su padre, el Rey Carlos Gustavo, y convencer al pueblo sueco de que su príncipe azul, Daniel Westling, era el plebeyo con el que quería iniciar una vida en común. A la vista está que lo ha logrado. Miles de ciudadanos se lanzaron a la calle para ser testigos del enlace de su heredera y desde el balcón de palacio la princesa Victoria les agradeció haberle concedido su deseo.
El traje
La princesa, que eligió la misma fecha y el mismo escenario, donde se casaron sus padres 34 años atrás, apareció poco antes de las tres y media de la tarde junto a su padre Por fin desveló el secreto de toda novia, su traje. Un vestido en seda color perla, escote bañera y con cola de cinco metros. Siguiendo la tradición familiar llevó la tiara de los camafeos con la que se casó su madre y también su mismo velo.
La familia
En el interior de la catedral le esperaban ya sus 400 invitados y su prometido. Daniel había llegado acompañado de su futuro cuñado Carlos Felipe y visiblemente nervioso. Apenas hacía unos instantes lo habían hecho, la Reina Silvia de Suecia y la princesa Magdalena, que se llevó una de las mayores ovaciones. Guapísima, con un vestido celeste e impresionantes joyas, era unas de sus primeras apariciones tras suspender su compromiso matrimonial con Jonas Bergstrom.
La familia real española
La alfombra azul se convirtió en auténtico desfile de reyes, príncipes y princesas de todas las monarquías europeas. De la Casa Real española acudieron la Infanta Cristina, muy elegante con un traje verde aguamarina de talle imperio, acompañada de su marido Iñaki Urdangarían y la Infanta Elena, espectacular con este diseño tan goyesco de Lorenzo Caprile. Los Principes de Asturias, Doña Letizia con un original recogido adornado por dos trenzas y un vestido en muselina color crudo de Felipe Varela y Doña Sofía. La Reina llegaba al templo junto a la soberana Beatriz de Holanda, una de las casas reales que más representación aportó a la boda.
Más invitados
La princesa Alesxa iba con su marido Carlos Morales y el príncipe Nicolás con su prometida Tatiana Blaniik. La familia Real Noruega acudió al completo. Los Reyes Harald y Sonia, los príncipes herederos Haakon y Mette Marit y la princesa Marta Luisa con su marido Arih Beh. Y si la Reina Isabel de Inglaterra envió a su hijo Eduardo con su mujer Sophie Rhyss Jones, los Reyes de Holanda, los de Bélgica y los de Dinamarca acudieron junto a sus herederos. Máxima de Holanda del brazo del príncipe Guillermo, Felipe de Bélgica junto a Mathilde Dudekem y Federico de Dinamarca con Mary Donaldson, una de las más elegantes, con permiso de Rania de Jordania, bellísima con un vestido línea sirena de mangas asimétricas. También llamó mucho la atención Charlene Wisstock, la novia del príncipe Alberto, que acudía por primera vez a una boda real en la calidad de prometida oficial.
El juramento
La ceremonia estuvo oficiada por la máxima autoridad de la iglesia luterana sueca. Siguiendo su liturgia los novios se intercambiaron los anillos, dos alianzas de la eternidad con veinticinco brillantes. Juraron sus votos y recibieron la bendición. Casi más nervioso que la novia, Daniel tuvo que ser tranquilziado en varias ocasiones por Victoria.Convertidos en marido y mujer recorrieron las calles de Estocolmo en una calesa tirada por cuatro caballos para dirigirse al muelle donde siguiendo otra histórica tradición, se digieron al Palacio Real a bordo de una barcaza.
Kyril de Bulgaria y Rosario Nadal
Una de las sorpresas en la que sin duda es la boda del año es esta imagen: la de Kyril de Bulgaria y Rosario Nadal. El matrimonio se separó hace ocho meses pero eso no ha evitado que acudan juntos al enlace. Llegaron juntos a Estocolmo y se alojaron en el mismo hotel. En la cena de gala anterior a la boda, Rosario acudió acompañando a la Infanta Elena. Pero el día del enlace, El príncipe de preslav y su ex mujer aparecieron por primera vez juntos públicamente desde que anunciaron su separación. La pareja es muy amiga de la novia y parece que la asistencia de ambos juntos se debe más a esta amistad que a cualquier posibilidad de reconciliación.
Parecía imposible que el dueño de cadenas de gimnasios y entrenador personal de la Princesa acabara convertido en su marido y en Príncipe Consorte pero finalmente así ha sido y como han rezado muchos titulares, Suecia vivió este fin de semana su particular cuento de hadas.