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Lesbianismo en el Franquismo: un amor condenado

  • "La mujer homesexual tenían un doble delito: ser mujer y ser lesbiana"
  • Ana y Teresa viven su relación en secreto para evitar la vergüenza y el castigo

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Amar - Lesbianismo en el Franquismo: un amor condenado

El amor de Ana y Teresa ha sido una de las relaciones más controvertidas de 'Amar en tiempos revueltos'. Se trata de dos mujeres, dos amigas, que a pesar de vivir en una sociedad retrógrada y represiva contra los homosexuales,  se dejaron llevar por la pasión.

Los guionistas de la serie han retratado una realidad que existió y que nadie antes se había atrevido a contar.

Un sentimiento negado

En los años 50, una relación entre dos mujeres era impensable. No se concebía que la mujer pudiese disfrutar de la sexualidad y no se les permitía salir de su papel establecido en la sociedad, el de tener hijos y atender al hogar.

Esta es la principal diferencia entre gays y lesbianas.  Los hombres considerados homosexuales durante el Franquismo eran tachados de enfermos y sometidos a terapias muy duras; mientras que en el caso de las mujeres, la realidad era más patética, puesto que su sitio era la no existencia.

"El castigo para la mujer en aquella época era la invisibilización,  tanto de la mujer homosexual como de la heterosexual,  por eso mucha gente se cree que no existía", asegura Miguel Ángel González Merino, presidente del Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM).

Ese pensamiento que negaba a la mujer era precisamente la baza con la que las lesbianas jugaban. Dos mujeres podían pasear y estar siempre juntas sin que se sospechase su sexualidad; mientras que para un hombre esto era más difícil.

"Doble delito"

El lesbianismo se vivía con una tremenda culpa, según cuenta Boti García Rodrigo, miembro de la ejecutiva de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) y ex presidenta de COGAM.

Las propias amantes consideraban que era malo, se sentían solas y confusas, las únicas que tenían sentimientos tan extraños. González Merino cree que ellas cometían un doble delito: ser mujeres y  ser lesbianas.  Solo les quedaba rezar y confesarse por tener pensamientos impuros.

Además del propio remordimiento, el régimen franquista y la Iglesia se encargaban de potenciar esa culpabilidad. Los homosexuales eran sometidos a terapias de electroshock, trabajos forzosos, encarcelados, exiliados o encerrados en casas de reclutamiento con la finalidad de cambiar su orientación sexual, aunque más tarde se ha demostrado que estos métodos no servían para nada.

"Las ideas políticas del Franquismo mezcladas, asociadas y potenciadas por las ideas nefastas de la Iglesia Católica hicieron un todo imposible de digerir", afirma Boti.

Por su parte, el presidente del COGAM quiere hacer una justa distinción entre la Iglesia Católica y la Jerarquía de la misma.  Él piensa que el 80% de los cristianos católicos no está en contra de los derechos de los homosexuales; mientras que los obispos y cardenales son los que se oponen a la libre sexualidad y tildan de enfermos a gays y lesbianas.

El movimiento LGTB

El movimiento LGTB para la normalización de una libre orientación sexual, tal y como se concibe hoy comenzó en 1969, con la revolución de Stonewall.

En este pub gay de Nueva York, el 28 de junio de 1969 una mujer transexual se sublevó contra la policía harta de las palizas y abusos que cometían contra ella sólo por el hecho de querer ser quien ella se sentía.

El apoyo de los gays, lesbianas, transexuales y bisexuales del lugar originaron una serie de disturbios que al año siguiente se conmemoraría con la primera marcha del orgullo gay. El 28 de junio quedaría marcado en el calendario como el día del Orgullo Gay.

Sin embargo en España, esta normalización tardaría en llegar. Boti recuerda que "en 1977, ya entrada la Democracia y muerto el Dictador se promulgaron dos amnistías que vaciaron las cárceles de presos políticos; sin embargo,  continúan arrestados los homosexuales".

Más tarde, el movimiento homosexual cobraría fuerza en nuestro país, convirtiéndose en una lucha pacífica, inteligente y organizada que cuenta con el apoyo de la sociedad para conseguir la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo,  entre otros derechos.

Series como 'Amar en tiempos revueltos', donde los personajes principales son homosexuales, ayuda a normalizar esta situación.

Un largo camino

Boti García y Miguel Ángel González coinciden en que todavía queda mucho por hacer.  Se ha conseguido la aprobación de el matrimonio homosexual pero aún queda luchar contra la homofobia, que nadie, por el simple hecho de sentirse diferente, sea objeto de burla o discriminado

Miguel Ángel dice que COGAM tiene como objetivo desaparecer. "El día que esto ocurra no habrá ningún caso de homofobia y desapareceremos, pero muy a gusto", apostilló.