Crónicas. La mar de anchoas
- Crónicas viaja hasta el Cantábrico para retratar el fin de la veda del bocarte
- Han pasado 5 años desde que la UE prohibió su pesca por sobreexplotación
- Pescadores, conserveros y operarios toman la palabra
- "La mar de anchoas" se estrena el domingo 10 de octubre en el Canal 24 horas
Guión: Teresa Gray
Realizador: Carlos Gómez
Cámara: Vicente Gil
Sonido: Irene Martín
Montador: Fernando Ezquerro
Por fin y tras cinco años de veda los pescadores del Cantábrico han vuelto a capturar bocartes.
En los puertos del norte y en sus lonjas ha reaparecido el bullicio que siempre ha traído la pesca del boquerón cantábrico. Ha sido la primera vez que la Unión Europea prohibía su pesca debido a la sobreexplotación.
Una faena difícil
Crónicas ha compartido dos jornadas con los tripulantes del cerquero Braulín. Fuimos con ellos desde Colindres, en Cantabria, hasta el Golfo de Vizcaya. Allí es donde se concentra toda la flota del Cantábrico para pescar bocarte.
La imagen merece la pena: ciento noventa barcos, todos a lo mismo, a echar las redes una y otra vez. Y hasta que no se tiene un buen cargamento no se regresa a puerto. Las mejores capturas se suelen dar por las noches cuando el botero atrae a los peces desde su barquita, provista de potentes focos.
La auténtica anchoa
El programa también ha estado con los productores de anchoas. Miles de familias del norte viven del bocarte y su posterior transformación en anchoa. Es el principal motor económico de algunas localidades del norte.
Los conserveros están satisfechos porque vuelven a manipular la "la creme de la creme" y así consiguen la mejor anchoa y también la más cara. También lo están las operarias, especialmente "las fileteras", que elaboran los filetes de anchoas.
“La anchoa del Cantábrico tiene el mismo olor que el jamón de Jabugo“
Durante los últimos cinco años han trabajado sobre todo con boquerones de Croacia y de Argentina. Ellas cuentan que la diferencia entre un bocarte y un boquerón del Mediterráneo está en el olor, "La anchoa del Cantábrico tiene el mismo olor que el jamón de Jabugo".
Un invento siciliano
El placer de saborear una anchoa se lo debemos a los sicilianos que llegaron al litoral cantábrico a finales del siglo XIX buscando grandes bancos de boquerones.
En concreto fue Giovanni Vela el inventor de los filetes de anchoa, primero fueron conservadas en mantequilla y luego en aceite. A partir de ahí se montó una auténtica y productiva industria.
Especialmente en Santoña que es la principal productora. Su polígono industrial está lleno de fábricas. Casi toda la economía de la localidad gira en torno a ella, algo similar ocurre en Colindres y Laredo. Familias enteras viven del bocarte, ellos los pescan y ellas los transforman en anchoas.