En Portada. El desgarro de Irak
- En Portada viaja al Irak posterior a la retirada de tropas norteamericanas
- Nos muestra un país desvertebrado pasto de tensiones étnicas y religiosas
FICHA TÉCNICA
Guión y Realización: Pilar Requena
Imagen: José Luis de la Torre
Sonido: Ignacio Villanueva
Montaje: Montse Luna
Productora: Ana Pastor
Recuerdo que cuando vi cómo rodaba una lágrima por la mejilla de Shimaa, se me hizo un nudo en la garganta. No sabía todavía lo que había dicho –tuve que esperar a la traducción- pero supe que sufría y que se sentía sola. Y así era en realidad. Su historia nos acompañó a José Luis de la Torre, Ignacio Villanueva y a mí durante el resto del viaje, era la historia del sufrimiento en soledad, como el de la mayor parte de los iraquíes, pero era también una historia de esperanza. La propia Shimaa repartiendo ejemplares de la publicación en la que trabaja es el mejor reflejo de esa esperanza. La imagen de su lágrima y ella misma se convirtieron en nuestro título: “El desgarro de Irak”.
Un rodaje complicado
Es el desgarro del Irak de hoy, de un país inestable, desvertebrado y pasto de las tensiones étnicas y religiosas, que vive bajo la amenaza del zarpazo de las bombas de los fanáticos de la sinrazón. No ha sido éste un reportaje fácil, ha sido duro, no sólo por las largas jornadas de trabajo –esas son habituales- sino por la tensión durante nuestros traslados y rodajes en el exterior y por las horas de espera en los atascos y en los innumerables controles y en las comisarías y centros oficiales para obtener un permiso que, a veces, nunca llegó. Pero, ha sido, a la vez y sobre todo, apasionante y enriquecedor a nivel personal.
El pasado mes de agosto, las tropas de combate norteamericanas se retiraban de Irak. Se daba así por finalizada la guerra que se inició con la invasión del país árabe por el ejército de Estados Unidos en marzo del 2003. La ocupación norteamericana acabó con el régimen dictatorial de Saddam Hussein pero abrió también la puerta a la violencia sectaria y a los atentados de los terroristas de Al Qaeda. Durante estos años Irak se ha visto dominado por la violencia y la inestabilidad, haciendo prácticamente imposible el movimiento de los periodistas más allá de la capital, Bagdad.
Irak, lejos todavía de ser un país normal
Aunque Irak todavía está lejos de ser un país normal, la situación ahora permite a los informadores cierta movilidad. Por eso, nos planteamos hacer este reportaje, para comprobar y reflejar cómo viven los iraquíes, qué piensan sobre su presente y su futuro. Recorrimos distintos barrios de Bagdad, estuvimos en Faluya, en Ramadi, en Tikrit, en la región del Kurdistán. Fuimos también a Kerbala, después de obtener permiso de palabra de las autoridades militares, policiales y civiles de la ciudad, pero, una vez allí, las religiosas nos dieron con la puerta en las narices o lo que es lo mismo, nos denegaron el permiso de rodaje. De alguna manera eso refleja el poder con el que se han hecho los religiosos chiíes en el país. Y da que pensar, si tenemos en cuenta sus conexiones y relaciones con el vecino Irán y su régimen de los ayatolás.
Ver Irak, tras la retirada de las tropas USA en un mapa más grande
Sobrevolamos la capital iraquí a bordo de un helicóptero de combate de Estados Unidos –al fin y al cabo son los norteamericanos los que en el fondo controlan el espacio aéreo-Así, nos trasladamos al campamento donde los Carabinieri italianos entrenan a las Fuerzas de Seguridad iraquíes. Es parte de la misión de la OTAN en el país árabe. Y en Erbil, la capital de la región del Kurdistán, asistimos también a los entrenamientos de sus fuerzas especiales, que componen los antiguos peshmergas, los guerrilleros kurdos que lucharon contra Saddam Hussein. El Kurdistán es el único lugar en Irak en el que realmente se puede hablar de cambio.
El lenguaje universal del fútbol
Fueron muchos los iraquíes con los que hablamos. Y no recuerdo una palabra desagradable hacia nosotros, recuerdo eso sí su hospitalidad, sus intentos de hacerse entender cuando nuestros respectivos idiomas intentaban levantar un muro entre nosotros, y nunca se me olvidará ese lenguaje universal del fútbol, y la inevitable pregunta: ¿Barça o Real Madrid? Lo peor era cuando esa “terrible” pregunta la hacía un policía o un militar y el permiso podía depender de mi respuesta. Confieso que en alguna ocasión estuve a punto de traicionar mi “madridismo”, cuando en la mirada de mi “interrogador” percibí cierta predilección por los de Guardiola.
Y es difícil olvidar a Mohammad, nuestro guía, traductor, conductor, nuestro “ángel de la guarda”. Cada vez que mi paciencia occidental llegaba al límite y me colocaba al borde de un ataque de nervios, recuerdo cómo me miraba con una sonrisa y me decía: what a wonderful life!!! (si estábamos en el coche, además, nos ponía la canción). La verdad es que tenía el efecto de un placebo. ¡Ojalá Mohammad y los iraquíes encuentren pronto esa vida maravillosa!