La frontera invisible
La Cañada Real Galiana es una herida abierta, en el Sur de Madrid, que con el tiempo y el abandono de unos y otros se ha gangrenado. El resultado es: pobreza, exclusión social y miseria.
La autovía M-50 es la frontera invisible tras la cual se oculta el mayor asentamiento irregular y marginal de Europa, con una población estimada de 40.000 personas. Españoles, magrebíes, gitanos españoles y gitanos rumanos viven juntos, pero no revueltos, ya que cada colectivo ocupa un tramo de La Cañada.
La Cañada Real Galiana, que tiene 15 kilómetros de largo y poco más de 30 metros de ancho, afecta a los municipios de Getafe, Madrid, Coslada y Rivas-Vaciamadrid.
El cura
Agustín es el párroco de Santo Domingo, la iglesia de La Cañada Real. Lleva cuatro años trabajando en el barrio y conoce muy bien la situación. Recorremos junto a él este asentamiento ilegal del que las adminsitraciones públicas se han desentendido. A su paso son muchas las personas que se acercan al cura para pedirle de todo. Desde alimentos hasta productos para la desratización. Pero sobre todo le piden pisos nuevos. El pobre cura tendría que ser el dueño del Banco de España para atender todas las peticiones.
La iglesia
La iglesia parroquial de Santo Domingo de la Calzada está en el corazón de la Cañada Real, en el tramo ocupado por gitanos españoles. La parroquia se creó en 1953 y, desde entonces, la iglesia ha estado aquí llevando a cabo una gran labor evangélica y social con la población inmigrante y marginada.
En el entorno del templo se concentra la venta y consumo de droga. No es extraño ver al párroco retirando jeringuillas de la entrada de la iglesia. Se estima que entre 10.000 y 12.000 personas, de toda clase y condición, acuden diariamente a la Cañada para proveerse de droga en uno de los 40 puntos de venta que, al parecer, existen.
Los vendedores tienen sus casas bunkerizadas para que, en caso de que entre la policía, les dé tiempo a deshacerse de la droga.
La salud
Como no hay ambulatorio médico, todos los días viene una ambulancia de la Comunidad de Madrid, con un médico y una enfermera, a pasar consulta. Ni qué decir tiene que el servicio es insuficiente para una población tan numerosa y con tantas deficiencias higiénicas y sanitarias.
El Gallinero
Cuando creíamos que lo habíamos visto todo, Agustín, el cura, nos conduce al "Gallinero". Un asentamiento donde viven 120 familias de gitanos rumanos que sobreviven como pueden. La primera sorpresa fue ver el operativo que la policía tenía montado y a Javier, el cura de San Carlos Borromeo, con un grupo de voluntarios de la parroquia haciendo de mediadores y tranquilizando los ánimos de la gente. En el "Gallinero" viven 120 familias cercadas por la basura y las ratas. Sin duda, esta es la parte más degradada de la ya degradada Cañada Real. La parroquia, Cáritas, y un grupo de voluntarios están haciendo todo lo que está de su mano para que esta pobre gente viva con un poco más de dignidad. Y algo van consiguiendo.
Dentro de los asentamientos nos esperaba una sorpresa todavía mayor: una plaga de ratas moviéndose entre la gente, entrando y saliendo de las casas. No es raro que muerdan a los niños. ¡Y esto sucede a 14 kilómetros de la Puerta del Sol de la capital de España! Ciertamente, aquí no hay quien viva y, sin embargo, viven 500 personas, más de la mitad de ellas son niños.