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'Mi reino por un caballo'

Cualquier tiempo pasado...

  • The blue lady y Dido y Eneas en el nuevo Festival de las Rías Baixas... y en la memoria del Archivo de TVE

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Mi reino por un caballo - 15/07/11

Arantxa Vela dirige la revista especializada en danza y teatro de La 2 de TVE que lleva por título Mi reino por un caballo, citando al gran maestro William Shakespeare.

Mi reino por un caballo es un programa sobre actualidad de las artes escénicas que se emite en La 2 de TVE la noche del jueves al viernes a las 00.45, y también el lunes, a las 19.30, en La 2

Cuando se tiene una pila de años, como yo empiezo a tener, las imágenes de los espectáculos que te impactaron a los 20, han perdido algo de color y hasta el foco si me apuras, pero, sobre todo, lo que más sorprende al volver a verlas es que apenas reconoces lo que viste. El recuerdo es de una naturaleza extraña y acaba haciendo que todo deje de parecerse a lo que fue, para parecerse a lo que tú fuiste.

El recuerdo es de una naturaleza extraña y acaba haciendo que todo deje de parecerse a lo que fue, para parecerse a lo que tú fuiste.

Mi hermano y yo éramos fieles espectadores de los espectáculos de danza que traía el Festival de Otoño en sus primeros años. Sin tener la menor idea de la importancia de lo que íbamos a ver (escogíamos por la foto), no nos perdimos a ninguno de los grandes. La impresión que dejaron aquellas coreografías en nuestras cabecitas, no he vuelto a sentirla. Seguramente porque no he vuelto a tener veinte años.

La impresión que dejaron aquellas coreografías en nuestras cabecitas, no he vuelto a sentirla. Seguramente porque no he vuelto a tener veinte años.

De todo eso que vi hace tanto siempre he tenido especial debilidad por dos espectáculos. Uno de ellos era El Oso y la Luna de Carolyn Carlson. Bueno, durante años no recordé ni al oso ni a la luna, sólo la posición en la que estaba situada mi butaca, arriba a la derecha, y la sensación de entrar en un mundo irreal donde ocurrían cosas incomprensibles que, por alguna razón, me hacían muy feliz. De la Luna sí que me acordaba, creo. Al pedir documentación para montar el reportaje sobre The Blue Lady, me encontré de nuevo con este espectáculo cuyo título real no tiene que ver ni con osos ni con lunas. Se llama paseo o camino de tiza, Chalk Walk y todos van de blanco. Hay un oso de peluche fantástico que, sin proponérselo, da nombre a la versión española mientras camina de mano de dos adultos hacia la luna, como era de esperar.

Otra honda impresión causada por la Carlson fue viendo, miento, visionando lo que había grabado de Innana. Innana es una diosa sumeria. Aquella niña que saltaba sin comba, no jugaba ya. Parecía condenada a brincar. Ese instante repetido hasta saciar desesperaba, enternecía. Aquel vestido como de otro tiempo recordaba la infancia de cualquiera. Pero eso fue más tarde, muchos años después.

El pasado Festival de Madrid en Danza no me trajo a la Carlson, pero sí a Tero Saarinen. Tero Saarinen es un bailarín que ella siente como una especie de alter ego. Baila una pieza que hasta ahora sólo ella había interpretado, The Blue Lady, 'La Dama Triste'. Tero es como un duende nórdico, es finlandés. Yo le gastaba bromas por la poca locuacidad del pueblo finés, por todos conocida gracias a las películas de los Kaurismaki, y él me confirmaba que era cierto, que apenas hablan. Reía al decirme que con la Carlson tenía una Finish connection (conexión finlandesa) y que se entendían sin darse muchas explicaciones. Hay que aclarar que la familia de la Carlson es finlandesa. The Blue Lady viaja ahora a Galicia, a ese nuevo festival de Rías Baixas.

Haber visto a los La la la en los 80 con 20 años es una de las cosas más excitantes, sorprendentes, inesperadas que te podía pasar

El otro mítico espectáculo de mi inocente juventud lo protagonizaron unos canadienses enloquecidos con el nombre más raro que había oído nunca: La la la Human Steps. Haber visto a los La la la en los 80 con 20 años es una de las cosas más excitantes, sorprendentes, inesperadas que te podía pasar. Tardaron unos 10 años en volver a Madrid. Trajeron un trabajo en puntas. Aquellos majaderos que parecían escapados de una película de Mad Max, se habían puesto zapatillas de ballet y no podían bailar con más rigor, exactitud y nervio. De hecho eran reconocibles por el nervio, por la energía eléctrica, por el stress que les recorría, por la velocidad a la que Eduard Lock, fundador y coreógrafo de la compañia, les obligaba, y aún obliga, a bailar para que sus cuerpos –según nos dijo en la entrevista que le hicimos hace unos meses- dejaran de parecer cuerpos. En aquel espectáculo nos encontramos muchos de los que, por casualidad, estuvimos viéndolos en los 80. Todos compartíamos el mismo recuerdo y, fascinados por él, habíamos acudido a esa nueva cita como quien obedece un mandato.

Eran reconocibles por el nervio al que Eduard Lock, fundador y coreógrafo de la compañia, les obliga a bailar para que sus cuerpos dejaran de parecer cuerpos

Conocí a Lock esta primavera el día de su cumpleaños, o ¿fue un día después? Los bailarines le habían comprado un regalo y se lo dieron en cuanto pisó las tablas del teatro Arriaga la tarde antes del estreno en Bilbao de este último espectáculo que ahora se podrá ver en Galicia. Estaba cansado y, aunque parece un hombre altivo, fue generoso en sus respuestas y con su actitud. Merece la pena escuchar cómo entiende la danza y por qué le interesa.

He querido compartir con aquellos que no la tienen, la suerte de manejar el archivo de esta casa y hemos incluido en el programa algunos fragmentos de esos dos míticos espectáculos de los que antes os hablé, El oso y la Luna de la Carlson y Human Sex de los La la la Human Steps. Es posible que, al verlos, aquellos que como yo tanto se emocionaron, noten mucho más las diferencias que la semejanza que hay entre lo que recuerdan y lo que en realidad fue. Es posible que se decepcionen incluso, pero, si eso ocurre, que no se desanimen porque es la prueba de que no han perdido el tiempo. Así, al menos, me he consolado yo.