Francia es diferente
- El Festival Estándar Ideal, en París, nos enseña lo auténtico de lo autóctono
- Toda la actualidad del teatro y la danza, la noche del jueves 18 de agosto
Arantxa Vela dirige la revista especializada en danza y teatro de La 2 de TVE que lleva por título Mi reino por un caballo, citando al gran maestro William Shakespeare.
Mi reino por un caballo es un programa sobre actualidad de las artes escénicas que se emite en La 2 de TVE la noche del jueves al viernes a las 00.45, y también el lunes, a las 19.30, en La 2
Patrick Sommier nos invitó al festival que él dirige todos los años en la periferia de París. Se llama el Estándar ideal y con él pretende que conozcamos las peculiaridades, los estándares de cada país para que sepamos en qué no nos parecemos aún, en qué no han conseguido aún globalizarnos.
“Seguimos estando muy por detrás de ciertos países europeos“
Para un español ir a París es como un viaje al futuro. Fue la primera ciudad del extranjero que visité y entonces tuve la sensación de que iban diez o veinte años por delante de nosotros. He vivido creyendo que esa distancia se había acortado pero no es así. Seguimos estando muy por detrás de ciertos países europeos.
“el teatro estaba lleno y lleno, además, de gente de todo tipo de pelaje“
La primera en la frente. El festival tenía lugar en un barrio obrero y, según me dijeron en el hotel, no del todo seguro por la noche. No sabía qué clase de público iba a asistir a ver obras de jóvenes dramaturgos holandeses o de músicos alemanes que adaptan novelas de Peter Esterhazy en ese lejano y perturbador vecindario de las afueras. Si hubiera sido Madrid, hubiera asegurado que la sala estaría prácticamente vacía, pero París es diferente y su estándar es otro. Ante mi sorpresa, el teatro estaba lleno y lleno, además, de gente de todo tipo de pelaje.
Teatro de participación
El otro detalle que hizo darme cuenta de que estaba en Europa fue el primer trabajo que vi. Ilay den Boer, un joven dramaturgo holandés, exponía ante el público lo que parecía un problema familiar real. Ilay se había inventado un juego para que los espectadores participaran y opinaran sobre el asunto que tenía preocupado al joven Ilay. No me sorprendió la calidad del trabajo, no era eso, me sorprendió la sencillez, la falta de grandilocuencia, la espontaneidad, la libertad con la que Ilay hizo suyo un arte. Es más, legitimó esa libertad exponiéndose al público que participaba de buena gana. Era obvio que si éste participaba y opinaba de buena gana era que el tema y la obra le interesaba.
“olvidamos que el teatro es, como dice Brook, un lugar en el que se reúne gente a preguntarse ¿Por qué, por qué?“
A veces creo que las cosas son así de simples. Que estamos demasiado preocupados por nosotros mismos, por si lo que hacemos es importante o no, por si trascenderá, por la creación, por la innovación… y olvidamos que el teatro es, como dice Brook, un lugar en el que se reúne gente a preguntarse ¿Por qué, por qué? Y que lo más importante es que eso que está en escena, esté vivo.
“lo más importante es que eso que está en escena, esté vivo“
Igual lo que nos preocupa es pequeño y no trasciende, pues que se lo lleve el viento. Dejemos la historia a los historiadores y sobre todo al tiempo, que va a seguir pasando cuando nos hayamos ido.