Da el último adiós a doña Eulalia
- Eulalia se fue con la paz y felicidad que vivió en su última etapa
- Escribe unas palabras de apoyo para los familiares y amigos
Doña Eulalia era una mujer fuerte y con gran carácter, que luchó siempre por mantener a su familia unida. Un desgraciado accidente ha acabado con todo el sufrimiento de la matriarca de los Salvatierra, que por primera vez en mucho tiempo empezaba a ser feliz.
Eulalia era estricta y distante, pero generosa y con un gran corazón. Amó con locura a un hombre que no la correspondía, Andrés Hernández Salvatierra. A pesar de ello se casaron y formaron una familia. Pero el desprecio e ignorancia de su marido fue la principal causa de su infelicidad.
Ante todo fue una buena madre, que hubiese dado su vida por la de sus hijos. Elegante y con mucha clase, fue una vecina ejemplar, que no dejó indiferente a quienes la conocieron. Educada en la fe cristiana, Eulalia se aferró a su religión en los peores momentos de su vida. Fue víctima de su propio fanatismo y supersticiones, que la llevaron a un estado de locura y demencia, por lo que fue ingresada en un sanatorio mental.
Tras su encierro, descubrimos una mujer totalmente distinta: tranquila, apaciguada, con su fe y principios inquebrantables, pero con una visión más equilibrada. Nada podía hacer que perdiese los nervios y estaba dispuesta a ser feliz.
Pero un maldito accidente, provocado por la persona que más la quiso, le costó la vida. Echaremos de menos a Eulalia que se fue con una sonrisa y un buen recuerdo de quienes estuvieron siempre con ella. Descansa en paz, Eulalia.