Adelina y Andrés, la historia más apasionada de 'Amar en tiempos revueltos'
- Almas gemelas, orgullosas y de gran temperamento que siempre se entendieron
- Sus vidas les llevaron por caminos distintos pero el destino los unió al final
Adelina Sánchez es una mujer fuerte, forjada así misma y con una personalidad que no deja indiferente a nadie. Junto a Andrés Hernández Salvatierra formaban una de las parejas más explosivas de todas las temporadas de Amar en tiempos revueltos. Cuando estaban juntos saltaban chispas, la pasión, la lujuria y el deseo se apoderaban de ellos y lograron trasmitirlo a los espectadores.
La historia de amor entre ellos fue muy difícil y durante años mantuvieron una relación en secreto. Las normas sociales de la época y las presiones familiares impidieron que su romance fuera posible.
Adelina, orgullo y talento
Adelina ha dedicado su vida al al baile, la mayor de sus pasiones. Gracias a su esfuerzo y trabajo logró convertirse en la gran Lina Guzmán, nombre destacado en el mundo de las revistas.
Tras triunfar durante años como vedette en toda España, la artista abrió una academia de baile en el barrio de Chamberí, una de las más prestigiosas de Madrid.
Tuvo una hija, Gloria, con el amor de su vida, Andrés Hernández Salvatierra. Ella fue la única que siempre le entendió, fue su paño de lágrimas, su amiga, su confidente, su amante, la mujer de su vida.
Pese a ello y para tapar la infidelidad de su amante, Adelina se vio obligada a casarse con Joachim Levi, a quien despreciaba y con quien solo mantenía una relación de cara a la sociedad.
Este matrimonio fue un lastre para la exvedette, al igual que su hermana Benita, que quiso acabar con su vida. Benita siempre estuvo a la sombra de Adelina y eso hizo que se volviera loca. Su demencia llegó hasta el punto de intentar matar a su hermana y a su sobrina.
Pero Adelina salió adelante, como siempre, dejando atrás a los que le hicieron daño.
Andrés, un hombre autoritario
Andrés Hernández es un empresario de éxito, de familia respetable y con amigos en el Gobierno. Se casó con Eulalia Prado, una mujer honorable, con la que tuvo dos hijos, Jaime y Almudena.
Lo tenía todo para ser feliz, sin embargo siempre fue un desgraciado. Contrajo matrimonio por obligación, engaños y sin amor, lo que destrozó la vida de toda la familia.
Su obsesión por Irene Medina lo llevó a caer aun más bajo. Pidió la nulidad matrimonial y casi lo pierde todo por una mujer que nunca lo amó.
Tras la repentina muerte de Eulalia y la traición de su amigo Matías Salazar, Hernández se dio cuenta de la realidad, de quien siempre estuvo con él y de quien de verdad le quería. Adelina y él decidieron darse una segunda oportunidad y formar juntos una nueva familia.