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En Portada. "Japón, el Ave Fénix'

  • En Portada mostraba en 2007 cómo era la vida en la segunda potencia mundial
  • Retrataba los efectos sociales de su reconversión a una economía neoliberal
  • La periodista Llúcia Oliva comparte con nosotros las impresiones del rodaje
  • "Japón, el Ave Fénix" es el reportaje del mes de enero en la web    

Por
En Portada - Japón, el Ave Fénix

FICHA TÉCNICA

Guión: Llúcia Oliva

Imagen: Jesús Mata

Sonido: Juan Antonio Barroso

Montaje: Enric Ferres y Carme Riol

Producción: Gonzalo Robledo

Lo fascinante del trabajo de periodista es que te permite descubrir, investigar y explicar aspectos de un tema o de un  país   desconocidos para la mayoría. Puedes denunciar situaciones y dar voz a aquellos que no la tienen y el reportaje "Japón, el Ave Fénix", fue una esas aventuras periodísticas.

Recorriendo el país, vimos que en la segunda potencia económica mundial no es oro todo lo que reluce. El Japón de hoy, moderno, rico, eficiente y tecnológicamente avanzado, se ha hecho dejando marginados a muchos de sus habitantes. Los impresionantes avances en la robótica, la  increíble productividad e imaginación de las empresas electrónicas y de automóviles, la occidentalización... tienen una cara oscura que quisimos contar.

La transición económica y sus consecuencias

Durante la realización del reportaje pudimos ver los efectos sociales y humanos del paso de una economía protegida por el estado, a una economía neoliberal. En el país, donde antes el 90% de la gente era de clase media, pudimos comprobar que mucha gente ha de tener más de un trabajo para poder subsistir.  También en Japón se han instituido los sueldos de miseria.

Ha aparecido el fenómeno de los sin techo, algo desconocido en el país hasta ayer. Nos chocó ver en los parques improvisadas cabañas de palos y plásticos donde se refugian aquellos que no tienen trabajo, o los que lo tienen pero sus sueldos de ocho horas no les dan para alojarse. Los más jóvenes duermen en los videoclubs, abiertos 24 horas, para, por la mañana, unos y otros vestir sus trajes y corbatas y marcharse dignamente a su trabajo.

Además de los bajos sueldos, en Japón todo es carísimo: la vivienda, la comida, el transporte. Para poder hacer el reportaje sin hundir el presupuesto del programa, decidimos viajar en tren y en metro. Esto nos dejó agotados, pero nos permitió ver otro Japón: el de los trabajadores y profesionales que duermen y comen  durante el viaje de un trabajo a otro o de su casa a la oficina. Incluso a medianoche, no hay ni un asiento libre.

Capitalismo salvaje y tradición

A muchos japoneses no les gusta la división social que ha provocado esta imposición del capitalismo sin límites,  que los intereses económicos y financieros pasen por encima de los valores y las tradiciones del país, que lo que era público pase a ser privado y que la bien tramada y organizada red social que protegía a todos los ciudadanos, esté desapareciendo.

Como  nos decía un entrevistado, muchos japoneses  creen que el neoliberalismo llegado de Occidente destruye sus familias, sus comunidades y su nación. El país digiere mal el abandono de los valores tradicionales japoneses. Conocimos a gente dispuesta a todo para defender el pacifismo que reconoce la Constitución, y que peligra por  las presiones norteamericanas.

Nos sorprendió comprobar que el espíritu samurai es reivindicado en Japón. Dicen que es el secreto de la capacidad de rehacerse de los japoneses y generaciones enteras se enorgullecen de ello. La buena organización, su amor al trabajo y a la empresa, su entrega, su eficiencia y la preocupación por su país y sus semejantes les ha permitido ser como el ave fénix.

Para mi la imposición en Japón de un capitalismo salvaje que destruye su sistema social y económico es un espejo de lo que está empezando a ocurrir en España.