Documentos TV. "La huelga del silencio"
- Se cumplen 50 años de la huelga de 1962 en las cuencas mineras asturianas
- Fue el catalizador que activó la unión de toda la oposición al régimen franquista
- El documental recuerda los hechos de la mano de varios de sus protagonistas
- Documentos TV retrata el primer gran conflicto laboral de la dictadura
- La emisión pudo seguirse y comentarse en directo en RTVE.es
FICHA TÉCNICA
"La huelga del silencio"
2012 - España - 60'
Producción: TVE
Guión: Alejandro Caballero
Realización: Rosa Alcántara
Imagen: Guillermo Veloso
Sonido: Enrique Bravo
Montaje: Marga Serrano
Grafismo 3D: Paco Díaz
Ambientación Musical: Beatriz Martín
Documentación TVE
Corresponsalía de TVE en París
Clasificación: Mayores 12 años
Entrar en Asturias por la Autopista Ruta de la Plata, y hacerlo además tras sumergirnos en las entrañas de la montaña por la ristra de túneles que lo facilitan, fue todo un símbolo para nosotros. Anticipo en el plano anímico de aquello que había impulsado este viaje a las acogedoras tierras asturianas.
Se iban a cumplir 50 años del inicio de “La huelga del silencio”. Un conflicto laboral en la minería asturiana que de alguna forma, influyó de manera notable en el devenir de nuestra sociedad.
Y es que nadie en abril de 1962 podía ni tan siquiera imaginar cómo iban a afectar aquellos hechos al tránsito que vivimos desde la última dictadura fascista de la Europa Occidental hasta la monarquía parlamentaria, extrañamente más bisoña, en un país con una historia sobrada de reyes y noblezas.
Los siete de la Nicolasa
El hecho es que el 6 de abril de aquel 1962 siete mineros del Pozo San Nicolás, conocidos como "los siete de Nicolasa", decidieron elevar su reclamación de un mejor salario negándose a entrar en la mina.
“Dos meses después se calcula que eran 300.000 trabajadores por toda España los que retaron a la dictadura“
Su despido provocó inmediatamente una cadena de solidaridad tal, que la huelga se fue extendiendo como una mancha de aceite, primero por toda la cuenca del río Caudal, luego por la del río Nalón, más tarde alcanzó a la mina de La Camocha en Gijón, y poco a poco, se fueron sumando metalúrgicos, talleres y factorías industriales. Dos meses después se calcula que eran 300.000 trabajadores por toda España los que retaron a la dictadura con consecuencias para el futuro de gran calado.
La Historia, ¿un círculo sin fin?
Mientras circulábamos por el valle del río Caudal, observando los restos de un antiguo esplendor industrial, la imaginación nos iba llevando al pasado evidenciando las conexiones, reales y figuradas, que aquellos hechos tenían con nuestro azorado presente. Una leve sonrisa, no exenta de pesar, se nos dibujaba en el rostro al pensar en ciertos paralelismos.
Aquellos mineros fueron a la huelga por motivos muy diversos. Uno de ellos fue que había sido la clase obrera la que más había sufrido el Plan de Estabilización que el régimen de Franco, personalizado en su ministro Navarro Rubio, había puesto en marcha tres años antes para corregir los desequilibrios de la economía española.
La política de la autarquía había fracasado y aquel ajuste lo estaban pagando básicamente los trabajadores. Hay lugares comunes que dicen que la historia es un círculo sin fin y a veces, incluso parece cierto.
La solidaridad como motor
Tras entrevistarnos con muchos de los protagonistas de aquellos hechos la conclusión parecía evidente: el sentido de solidaridad fue el motor principal que animó una huelga tan larga y tan dura para los mineros. A pesar de la diversa extracción ideológica de muchos de ellos, todos destilaban un profundo sentimiento de hermandad con sus semejantes.
“El sentido de solidaridad fue el motor principal que animó a una huelga tan larga y tan dura“
Eladio Gueimonde, uno de "los 7 de Nicolasa", y un personaje sin compromiso político definido, lo intentó explicar como un lazo que se forja indefectiblemente en la profundidad de la mina. Avelino Pérez, un histórico socialista que se arrojó al río Nalón huyendo de la Guardia Civil y que acabó en el exilio, también nos lo sugirió al recordar cómo las instrucciones de no colaboración con los comunistas que habían recibido de la dirección del PSOE y la UGT en el exilio no servían de nada cuando estaban codo con codo con compañeros de trabajo en la profundidad del pozo.
Los protagonistas de la huelga del silencio
Fue un privilegio poder charlar con estos auténticos héroes. La humildad de sus vidas y sus palabras contrasta con la importancia que han tenido para todos nosotros sus sacrificios personales.
No podíamos dejar de sentir una conexión invisible y espiritual con nuestra historia reciente al hablar con Anita Sirgo, militante del PCE, hija de un guerrillero desaparecido en la sierra, que en 1963 sería detenida, brutalmente maltratada bajo las órdenes del capitán Fernando Caro Leiva de la Guardia Civil, hasta el punto de perder un tímpano y vergonzosamente (para sus verdugos, por supuesto) rapada.
También con los deportados Constantino Alonso “Tinin”, de 90 años, o Vicente Gutiérrez Solís, que un buen día fueron subidos a un camión y trasladados a cientos de kilómetros de su hogar sin darles tiempo ni tan siquiera a equiparse con una muda. O con José Luis Fernández Roces, minero ugetista que se quedaba sin palabras, con los ojos nublados y la vista perdida en un espacio donde deben estar los espectros inolvidables del pasado, cuando le preguntábamos por su paso por el cuartelillo de la Guardia Civil. O con los entonces seguidores de la doctrina social de la iglesia, Severino Arias, José Antonio García Casal “Pity” y Francisco Prado Alberdi, muy pronto defraudados por una jerarquía eclesial ligada a los poderosos y olvidada de los necesitados.
Recordamos también y especialmente a Jovino Ardura, otro minero de "los 7 de Nicolasa" cuyas palabras no pudimos recoger para el documental. Está retirado y sufre de ese terrible e injusto mal, llamado Alzheimer. Aún así supuso para nosotros un encuentro revelador y entrañable. Nos citamos con él y su esposa Caridad en su domicilio de El Collado de Urbiés y pudimos percibir que tras su personal laberinto de recuerdos se encontraba el corazón de una buena persona.
En Oviedo el historiador Rubén Vega iluminó nuestro trabajo antes de que empezásemos a pensar en la vuelta. Un regreso que iniciamos bajo el peso de una gran responsabilidad: estar a la altura del ejemplo que nos habían regalado toda aquella gente.
Ya en Madrid pudimos entrevistar también a Nicolás Sartorius, protagonista en primera persona de aquellos acontecimientos; a Santiago Carrillo, cuyo papel dirigente desde el exterior tuvo su máxima expresión a través de Radio España Independiente, la famosa Pirenaica; y a Armando López Salinas, escritor comunista que promovió importantes manifiestos de los intelectuales.
Una huelga pacífica y determinante para el futuro
"La huelga del silencio" sorprendió al régimen del general Franco por muchos motivos, pero sobre todo lo hizo por su carácter pacífico. Y todo a pesar de la terrible represión que la dictadura puso en marcha enseguida. Mucho tuvo que ver el factor generacional: los huelguistas de 1962 apenas habían vivido la Guerra Civil.
“La huelga del silecio sorprendió al régimen de Franco por muchos motivos, pero sobre todo por su carácter pacífico“
Los efectos de la huelga fueron muy importantes para el futuro. El movimiento obrero activó a toda la oposición democrática al franquismo, que se reunió en Münich y puso en evidencia que el régimen dictatorial seguía siendo no homologable en Europa. La victoria que obtuvieron los mineros con su huelga alumbró una filosofía basada en socavar el Sindicato Vertical desde dentro y en la constitución de comisiones de obreros que, poco después, originaría el nacimiento de un nuevo sindicato, Comisiones Obreras.
Pero sobre todo, "La huelga del silencio" supuso un impulso anímico imprescindible para todos aquellos, a izquierda y derecha, que esperaban lograr un sistema de convivencia basado en los principios de la democracia.