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TgStan: jugar el papel

  • El grupo belga presenta "El camino solitario" de Arthur Schnitzler
  • TgStan son actores autodirigidos y trabajan con frescura, juego y falta de aparato
  • El musical Follies comienza su gira por los festivales de verano
  • Mi reino por un caballo se emite los viernes, a las 18.30 horas, en La 2

Por
Mi reino por un caballo - 06/07/12

El teatro, en La 2

Arantxa Vela dirige la revista especializada en danza y teatro de La 2 de TVE.

Mi reino por un caballo es un programa sobre actualidad de las artes escénicas que se emite en La 2 de TVE los lunes, a las 20.00 horas, y también la noche del domingo al lunes a las 00.00 horas.

La facilidad da vértigo. Como si nuestra educación judeocristiana nos hubiera llevado a pensar que todo lo que merece la pena tiene que merecer la pena, huimos de la facilidad, nos ponemos palos en las ruedas, nos frenamos.

La facilidad da vértigo, huimos de la facilidad, nos ponemos palos en las ruedas, nos frenamos

Por eso la facilidad es difícil. Tampoco hay que confundirla con ser autocomplaciente. La facilidad no conlleva vagancia. A Fred Astaire, lo de bailar con el perchero le debió costar lo suyo pero nadie duda que Astaire tenía facilidad para inventarse y ejecutar números de danza absolutamente fascinantes.

La facilidad es difícil

La autocomplacencia es enemiga de la facilidad como lo es el complicarse la vida. Uno se complica por inseguridad o vanidad. Por inseguridad se trabaja mucho para garantizarse cierto reconocimiento, aunque no sea el de la brillantez.

Es que lleva mucho curro, se diría. Y, por vanidad se busca lo complejo para presumir de ser el que más o mejor hace algo. Hipertrofia del ego.  Uno se excede para no caer en falta.

La facilidad se reconoce por el placer

La facilidad se reconoce por el placer. El ejecutante, conocedor de la técnica, disfruta jugando, se atreve a improvisar y no tiene miedo al error. Y no lo tiene porque no pasa nada si uno se equivoca. Se retoma. Se repite y punto. A nadie se le puede exigir ni nadie puede prometer que no vaya a meter la pata.

Toda esta introducción viene para explicar la sensación que me produjo el trabajo que el grupo belga TgStan presentó en el Festival de Otoño en Primavera de Madrid.

¿Un espectáculo cubista o un juego entre actores y espectadores?

"El camino solitario" de Arthur Schnitzler es una especie de melodrama en el que varios personajes andan enredados en secretos, miedos, amores, fracasos… humanidad, al fin y al cabo y las conversaciones entre ellos se suceden. La puesta en escena es de una sencillez sobrecogedora.

una especie de melodrama en el que varios personajes andan enredados en secretos, miedos, amores, fracasos… humanidad

Los actores, de pie sobre el escenario, hablan. Se expresan de forma sencilla y sin grandilocuencia.  Desde el principio notamos que van a jugar, y lo notamos porque dos actrices a la vez, una detrás de la otra, hacen el mismo papel y van alternándose al decir sus frases. Y la cosa no ha hecho más que empezar.

Los TgStan se intercambian los personajes incluso delante del público y en medio del mismo diálogo. Ahora yo soy tú y tú eres yo. En ocasiones se detienen divertidos para leer los sobretítulos y ver cómo se dicen en español los que ellos dicen en francés. Se despidieron incluso de los espectadores que se iban.

se intercambian los personajes incluso delante del público y en medio del mismo diálogo. Ahora yo soy tú y tú eres yo

Es decir, juegan y juegan y vuelven a jugar. Que nadie piense que el espectador se despista. A pesar de la complicación del idioma y de tener que leer los diálogos, la trama se sigue bien y disfruta.  Se disfruta al ver un mismo personaje encarnado por dos personas diferentes, al ver las mismas intenciones con otro espesor.

Se disfruta de las distintas sensaciones que el mismo texto puede ofrecer sin esperar a que otra compañía haga otra versión de la obra. Podríamos decir que es una representación poliédrica o cubista pero, sobre todo, es un juego que parte del escenario y continúa en la platea.

es una representación poliédrica o cubista, pero ante todo es un juego que parte del escenario y continúa en la platea

Es tan sencillo como ponerse a hacerlo. Claro que requiere trabajo y un trabajo pulcro porque un exceso de algo generaría interferencias y uno podría perderse, pero lo que de verdad hace falta es no tener prejuicios de hacer algo tan simple como cambiarse el sitio con otro actor para darle tu personaje y coger el suyo o ponerse una chaqueta y convertirse en otro.

¿Y por qué hacerlo? Por jugar. Ya si alguien pregunta por qué jugar… Pues eso es problema de otro costal.