Los Mendoza cambian de bando y la Historia
En este capítulo, lección de diplomacia, hemos visto cómo empieza a caer la Castilla vieja, para dar paso a una llena de caras nuevas.
¿Quién era Rodrigo Borja? ¿Quién era Pedro Mendoza? ¿Por qué cambió el rumbo la política? Nuestros asesores históricos nos lo explican.
La leyenda negra de Rodrigo Borgia
Ángeles Irisarri, historiadora y escritora nos recuerda que Voltaire llegó a decir de Rodrigo Borja que se fue formando una leyenda que le imputa todos los vicios y todos los crímenes: "presentándose así la imagen de un papa monstruo, horrorosamente criminal, culpable de todos los más horribles crímenes que la imaginación pueda concebir."
Pero asegura nuestra asesora que ni tanto, ni tan calvo: "A principios del siglo XIX los historiadores ya empezaron a poner entredicho la negra leyenda de este papa y, a día de hoy, no se le considera un dechado de virtudes, pero tan malo, malísimo, tampoco."
Teresa Cunillera no niega que le gustara el lujo y la opulencia: "Vemos ese contraste de lo que tiene que ser la Iglesia,:la moralidad, la ética... con lo que se vivía en Roma." Pero también asegura que el futuro Papa Alejandro VI "fue una puerta abierta para que entrara el Renacimiento de Italia".
¿Borja o Borgia? Irisarri nos lo aclara. Aunque fue bautizado con el nombre de Rodrigo Borja, la historia se acuerda de él como Borgia, ya que en Roma el apellido original era muy difícil de pronunciar para los italianos.
Tremendamente inteligente, y para muchos modelo de Maquiavelo cuando escribió El Príncipe, Rodrigo Borja peleó por los intereses del Vaticano. Así lo ve Oscar Villarroel, del Departamento de Historia Medieval de la UCM: "Su misión era conseguir dinero para la cruzada del papa, y para ello sus armas eran muchas, incluidas el apoyo a Isabel y Fernando, así como otorgar un capelo cardenalicio."
Y es que claro, el propio cardenal sabía que en Castilla las aguas estaban revueltas y la pesca estaba garantizada.
¿Por qué los Mendoza cambian de bando?
Teresa Cunillera habla con cierta admiración de los Mendoza: "Era una casa con unas raíces muy sólidas. Gente que tenía las ideas muy claras y que como familia estaban muy unidos. Tenían un código común y esto les hacía muy fuertes."
Pedro González de Mendoza, es para la historiadora todo lo contrario a la castilla vieja: "Pacheco siempre trataba de minar la imagen del rey para barrer para casa. Los Mendoza apostaban por hacerlo fuerte. Creían que así salían beneficiados todos. Por esa razón se decantan por los Fernando e Isabel, en ellos han visto una unión muy sólida y con mucho futuro."
Oscar Villarroel cree que, evidentemente, los Mendoza cambian de bando por una decisión propia viendo quién tenía más posibilidades de hacerse con el trono, pero asegura que Rodrigo Borja tuvo mucho que ver también: "Él acercó a los Mendoza a los reyes de Sicilia y él le entregó el capelo cardenalicio a Pedro de Mendoza."
Enrique da la espalda a los judíos
Durante toda esta primera temporada hemos estado narrando lo cerca que se sentía Enrique IV de las comunidades judía y árabe. Por eso sorprende que en este capítulo no haga nada por ellos. Cabrera le insta a que se enfrente a Pacheco para parar el acoso que sufren estos dos pueblos, pero Enrique IV deja entrever que se encuentra atado de pies y manos.
Tanto Villarroel como Cunillera insisten en que no se trataba de una cuestión religiosa. El investigador asegura: "En muchas ocasiones de conflicto político, los judíos y musulmanes, minorías dentro de los reinos cristianos, fueron chivos expiatorios. A la hora de buscar culpables era fácil encontrarlos en ellos, y más cuando podía haber intereses económicos de por medio, pues algunos de ellos formaban parte de la élite económica del reino."
Cunillera nos explica que Enrique necesitaba a Pacheco para que Juana llegara al trono. Esa era su prioridad... por eso llegó incluso a apartar del Tesoro de Madrid a su fiel Andrés Cabrera. Villarroel asegura: "Se debió sin duda a las apetencias de Juan Pacheco, y especialmente al recelo que podía sentir por el ascenso político que Cabrera estaba llevando a cabo. ¿Fue su origen converso razón para tal actuación? Bueno, es difícil asegurarlo, pero parece que las razones político-económicas tuvieron un mayor peso."
Irisarri coincide con Villarroel, pero cree que la jugada no le salió del todo bien. Lo hizo para restarle poder, pero no consiguió quitarle toda su influencia: "Temiendo el marqués que Cabrera se quedara con la parte del tesoro real que estaba depositada en el alcázar de Madrid y la empleara en la causa de Isabel, consiguió del monarca que lo enviara a Segovia como alcaide del alcázar, donde, dicho sea, había otro tesoro mucho más grande, la mayor parte del susodicho. Cabrera tendría gran protagonismo en la proclamación de Isabel como reina de Castilla, de hecho, le franqueó las puertas de la fortaleza, y la acompañó en ese acto."
Un estado unido, fuerte y cristiano
Qué frase tan redonda y tan épica la que ha puesto Javier Olivares, jefe de guión, en los labios de Isabel: "Quiero un estado unido, fuerte y cristiano". Le hemos querido preguntar a nuestros asesores históricos cuáles eran los planes de gobierno de esta muchacha cuando decidió unirse con Aragón en santo matrimonio.
Villarroel cree que la unión de Castilla y Aragón no era un objetivo, dice que era un medio: "Ambos significaban un apoyo muy importante para las necesidades del reino vecino. Ambos buscaban, eso sí, un gobierno personal, avanzando hacia la monarquía autoritaria del siglo XVI. Incluido Fernando, que venía de un reino con una conformación política distinta, pactista, como era Aragón, pero cuya familia y formas siempre fueron castellanas (al menos en lo que toca a las aspiraciones de ejercer el poder de una forma determinada)."
Ángeles Irisarri nos recuerda que la unión de ambos reinos ya se había intentado: "Cuando la reina Urraca casó con el rey Alfonso I de Aragón en 1109, pero fracasó porque los cónyuges no tuvieron hijos y el matrimonio fue tormentoso, dado que ambos tenían el genio vivo. La unión de reinos que consiguieron los RRCC no fue una unión institucional, pues los dos reinos mantuvieron sus fueros y costumbres, sin embargo los monarcas fueron los mismos en los ambos territorios. Así los RRCC figuraban en los documentos: Don Fernando y doña Isabel, por la gracia de Dios, reyes de Castilla, León, Aragón,.., y un largo etcétera de reinos, ducados, condados y señoríos."
Isabel se autoproclama reina
La semana que viene veremos a Isabel con la corona puesta. ..¡No te lo puedes perder! Nosotros te contaremos cómo fue aquel momento en el que la ciudad de Segovia se rindió a los pies de la reina.