El regreso de las epidemias
- Antibióticos e higiene han permitido vencer a gran número de microbios perjudiciales
- Ahora, las infecciones se propagan con más facilidad entre continentes
- Nuevos virus plantean importantes retos a los profesionales de la salud pública
- El epidemiólogo Ned Hayes explica qué se hace para evitar el contagio y prevenir
- En la Mirada de Elsa, los contagios de las emociones, esenciales para la supervivencia
- Redes se ha emitido el domingo, 27 de enero, en La 2 de TVE
Redes
Eduard Punset y su equipo han logrado demostrar que ciencia y entretenimiento se pueden unir para que en este tercer milenio la ciencia, por fin, irrumpa en la cultura popular.
- El programa Redes se emite en La 2, todos los domingos, a las 21:30 horas
- En el Canal 24 horas, los jueves, a las 15:00h
- En TVE Internacional, según el siguiente horario:
- En Europa y África: los domingos, a las 23.30 horas
- En América: los miércoles, a las 6.30 horas, y los domingos, a las 4.15 horas
Antibióticos e higiene han permitido en el último siglo vencer a gran número de microbios perjudiciales para la especie humana.
Sin embargo, actualmente, las enfermedades infecciosas se propagan con mayor facilidad entre continentes y aparecen sin cesar nuevos virus que plantean importantes retos a los profesionales de la salud pública.
Eduardo Punset discute en Redes con el epidemiólogo Ned Hayes, las características de las epidemias que amenazan a nuestra especie y qué se está haciendo realmente para evitar el contagio y prevenirlas.
Y en la Mirada de Elsa, veremos otro tipo de contagio: el de las emociones, esencial para la supervivencia de los animales sociales.
Las enfermedades infecciosas más exóticas vuelven a estar en la conciencia de la gente.
Ned Hayes
Eduard Punset:
Ned, es un gran placer tenerte con nosotros. Déjame empezar la conversación con algo que puede sonar tonto, pero que me pregunto muy a menudo: las personas mueren por todo tipo de causas: muerte natural, accidentes de tráfico, ataques al corazón, etc. Sin embargo, si intentas averiguar qué preocupa más a la gente… resulta que son las infecciones, un tipo de enfermedades no tan frecuentes, en realidad.
Ned Hayes:
Sí. Creo que tal vez se deba, en parte, al miedo que nos inspira lo desconocido, porque las cosas que no podemos ver, tocar ni controlar suelen asustarnos más, especialmente si son un poco más inauditas que las que nos suceden día a día…
Eduard Punset:
Día a día…
Ned Hayes:
…sí. Todos tenían mucho más presentes las enfermedades infecciosas hace unos años. Imagínate que pudiéramos remontarnos a la época de la Peste Negra, por ejemplo: ahí probablemente era una preocupación constante, porque se producían muchos casos, pero luego hubo un período en el que se empezó a pensar que las enfermedades infecciosas ya no eran tan importantes, puesto que había antibióticos para combatirlas, etcétera. Sin embargo, ahora, con los viajes y el aumento demográfico, me parece que las enfermedades más exóticas vuelven a estar en el candelero; todo el mundo las tiene presentes y, como siguen siendo desconocidas y exóticas, provocan bastante miedo.
Eduard Punset:
Tienes razón, en el sentido de que todos los modelos informáticos apuntan a que el calentamiento del clima de la Tierra está teniendo y tendrá consecuencias desconocidas. Tú te dedicas a revisar los mapas meteorológicos y hablas, por ejemplo, de… bueno… de las olas de calor que se aproximan… ¿pero qué se esconde tras todo esto? ¿Es por el crecimiento demográfico, o por…?
Ned Hayes:
Bueno, en realidad no soy un experto en cambio climático, sino que estudio las enfermedades transmitidas por vectores, en las que la dinámica es bastante complicada. Sin duda el clima (obviamente) influye en la transmisión de dichas enfermedades. No sería de esperar que se transmitieran enfermedades como el dengue o la fiebre amarilla en pleno invierno, cuando apenas hay mosquitos en circulación. No obstante, las formas en las que la temperatura y las precipitaciones aumentan la intensidad de la transmisión de enfermedades a veces pueden ser bastante complicadas y difíciles de predecir. Por ejemplo, sabemos que se produjeron epidemias de fiebre amarilla en ciudades de Estados Unidos situadas tan al norte como Boston allá por 1700, cuando, al parecer, las temperaturas eran más frías que en la actualidad. Así que no solo es el cambio climático lo que influye…
Eduard Punset:
El clima.
Ned Hayes:
También se debe, en gran medida, a los movimientos de personas, al comercio, los viajes y a los diferentes efectos microclimáticos en la dinámica de la transmisión por mosquitos.
Eduard Punset:
Creo que tienes una estadística fantástica según la cual solamente conocemos el uno por ciento de los virus que existen ahí afuera. ¡Solamente conocemos el 1 % de los virus naturales!
Ned Hayes:
Es cierto: todavía nos queda mucho por aprender, aunque hubo estudios fascinantes durante los primeros años de la arbovirología, en especial los promovidos por la Rockefeller Foundation. En aquella época, se dedicaron a buscar virus en las selvas de Latinoamérica. Y se llevó a cabo un proyecto fascinante para definir virus que nadie había descrito antes… algunos de estos virus cobraron luego importancia a escala nacional o internacional. El virus del Nilo Occidental constituye un ejemplo de un virus que se descubrió en Uganda hace muchísimos años, y que jamás se había considerado un patógeno humano importante…
Eduard Punset:
Exacto.
Ned Hayes:
Pero, acabó afectando a muchas personas en algunas zonas de África. También puede llegarse a una situación en la que, de un modo meramente fortuito, un mosquito o un ave lleguen a Nueva York en el momento justo, a la hora adecuada y con la temperatura idónea para que surja una epidemia… Es realmente fascinante ver cómo los virus circulan ahora mismo: puede ser un proceso muy rápido.
Eduard Punset:
¡Es increíble! Por ejemplo, recuerdo que escribiste en algún lado que, cuando se producen inviernos cálidos seguidos de veranos calurosos (lo cual ahora mismo es bastante frecuente) es posible que la encefalitis se transmita más fácilmente que en otras circunstancias.
Ned Hayes:
Sí…
Eduard Punset:
¿Cómo puede predecirse?
Ned Hayes:
En realidad, es muy difícil predecirlo, pero hay expertos que trabajan muchísimo en este ámbito. Creo que entendemos los conceptos más generales, pero seguimos sin captar bien los detalles. Lo interesante, en mi opinión, sería intentar reunir suficiente información para advertir a las personas sobre cuándo hay que adoptar precauciones adicionales. Porque, por un lado, afortunadamente muchas de estas enfermedades son relativamente infrecuentes, ¡pero pueden llegar a ser devastadoras cuando se producen! Nuestra intención no es generar miedo hacia el virus, sino que nos gustaría poder decirle a la gente: «mira, cuando suban las temperaturas y vayas a pasar tiempo en el exterior haciendo barbacoas o jugando a fútbol con tu hijo o lo que sea, protégete contra los insectos, no olvides usar repelente en todo momento y asegúrate de evitar que por una picada de mosquito se transmita el virus, porque nadie quiere ser una de las personas que acaba sufriendo una enfermedad grave!».
Eduard Punset:
Por lo menos, hay algo que sabemos gracias a tu investigación y es que, en gran medida, la enfermedad es el resultado del entorno. En este sentido, hemos aprendido que la mayoría viene de… ¿cómo lo llamabas? Zoo…
Ned Hayes:
Zoonosis, sí.
Eduard Punset:
Es decir, de animales como murciélagos salvajes, cerdos o lo que sea.
Ned Hayes:
Sí, creo que es un aspecto importante. ¡La dinámica de trasmisión de estas enfermedades es realmente interesante! No solamente hay que entender un poco la biología de los animales, sino también la de los mosquitos, las garrapatas y las pulgas que transmiten dichos patógenos de un animal a otro animal o a un humano.
Eduard Punset:
¿Cómo llegaste a la conclusión de que la amenaza más temible proviene de estas enfermedades transmitidas por vectores de origen animal?
Ned Hayes:
No sé si es la más temible, pero sin duda puede ser temible.
Eduard Punset:
Sí.
Ned Hayes:
Tenemos una larga historia de enfermedades que vienen y van. Y algunas de ellas están resurgiendo ahora. ¿Sabes? Un gran problema para la salud pública es el dengue.
Eduard Punset:
El dengue.
Ned Hayes:
Ha habido un aumento notorio de casos. Se trata de una enfermedad vírica transmitida por mosquitos de la misma familia que la fiebre amarilla. De hecho, el mismo mosquito las transmite ambas. Es una enfermedad fascinante, a diferencia del mosquito de la malaria, que se cría en grandes zonas de agua abiertas, el mosquito de la fiebre amarilla y el del dengue habita en pequeños contenedores cerca de las casas. Esos mosquitos, por supuesto, se podrían erradicar si elimináramos todas las zonas donde se crían y crecen: los neumáticos, los pequeños contenedores de agua cerca de las casas... Pero, con el aumento demográfico y las dimensiones de las grandes ciudades e muchas partes del mundo, es difícil lograrlo a gran escala. Imagínate: incluso aquí en Catalunya tuvimos una infestación de mosquito tigre, que también puede transmitir el dengue y la fiebre amarilla. Creo que sería muy difícil para nosotros eliminar este mosquito, aunque técnicamente tengamos la posibilidad de hacerlo: intentar poner en marcha la rueda política y el interés del público en la iniciativa resulta difícil.
Eduard Punset:
Leí hace poco que una desforestación del 4 % (¿sabes? Solamente del 4 %) daba lugar a un aumento de la malaria de casi el 50 %. Por tanto, realmente, un pequeño factor, como la desforestación, puede dar lugar a un gran aumento, a un aumento fantástico. ¿Cómo se entiende eso?
Ned Hayes:
Bueno, es importante tener en cuenta, creo, la repercusión que la actividad humana tiene sobre el entorno y, por tanto, sobre la ecología de las enfermedades. Creo que debemos ir con cuidado, intentar pensar antes de llevar a cabo un proyecto medioambiental grande; plantearnos cuáles pueden ser las consecuencias en el ámbito de las enfermedades, porque sin duda puede haberlas.
Eduard Punset:
Tal vez podamos ofrecerles a los telespectadores algunas recomendaciones. Por ejemplo, las estrategias de prevención: hay que percatarse de lo importantes que son.
Ned Hayes:
Desde la perspectiva científica, la investigación de estas enfermedades resulta muy estimulante y fascinante pero, al fin y al cabo, el motivo por el que las estudiamos y trabajamos es porque intentamos instaurar políticas de prevención. A veces requiere la ayuda de nuestros colegas de otras disciplinas como la economía, la abogacía, las comunicaciones, para intentar descubrir cuál es la estrategia más rentable y comunicársela al público para que la aplique. Probablemente es bastante fácil convencer a la gente, por ejemplo, de que use repelentes contra mosquitos cuando viaja, pongamos en un viaje corto a África; otra cosa es lograr evitar las picaduras de mosquito entre los que viven en zonas endémicas cuando, a efectos prácticos, no están ni económica ni logísticamente dispuestos a usar repelentes cada día. Por tanto, son dos temas diferentes relacionados con la prevención que hay que adaptar a cada población.
Eduard Punset:
Pero creo que no podemos equivocarnos si le decimos a la gente que se fije en las políticas de prevención, ¡porque todo tiene que ver con eso!
Ned Hayes:
¡Claro! Uno de los campos más apasionantes es el desarrollo de vacunas, que también constituye una pieza clave en la salud pública a la hora de lidiar con estas enfermedades.
Eduard Punset:
¡Eso es!
Ned Hayes:
La vacuna contra la fiebre amarilla ha protegido a más de 500 millones de personas desde que empezó a usarse. Así que estas cosas pueden ser muy útiles también.
Eduard Punset:
¿Cómo puede ser que tengamos más problemas de enfermedades en lugares poco poblados, como ciertas partes de África, que en Nueva York?
Ned Hayes:
Pues bien, es muy interesante. Por supuesto, en las enfermedades de ciclo animal, el foco puede estar en una zona sin mucha actividad humana. Un buen ejemplo sería la fiebre amarilla, donde a menudo el foco entre mosquitos y monos se sitúa en la selva tropical de América del Sur. Sin embargo, pongamos que una persona (suele ser un talador de árboles) llega a la zona y tala un árbol, y los mosquitos pasan del dosel arbóreo al suelo, donde pueden picarle. Luego esa persona infectada se marcha y vuelve a su aldea, donde empieza el ciclo de transmisión del virus entre mosquitos y seres humanos. Pero pongamos ahora que alguien de ese pueblo viaje a una megaciudad como Sao Paulo, Guayaquil u otra de las grandes ciudades con muchísima densidad de población y muchos mosquitos: ahí sí que hay riesgo de que se desencadene una epidemia enorme y terrible. Por supuesto, nos preocupa, y por eso intentamos garantizar que las vacunas se usen adecuadamente y que haya en marcha estrategias de prevención por si sucediera algo así.