Menú de crisis
- El impacto de la crisis: de la seguridad a la incertidumbre.
- La red alimentaria asistencial atiende a más de 2 millones de personas.
- Bancos de Alimentos: 2.000 voluntarios contra el hambre y el despilfarro.
GUIÓN: Juantxo Vidal
REALIZADOR: José Luis Aragón
IMAGEN: Ismael García
SONIDO: Santiago Aguilar
MONTAJE: María Hidalgo
GRAFISMO: José Muñoz
SONORIZACIÓN: Víctor Ribero
PRODUCCIÓN: Ana Pastor/Lourdes Calvo
Desde que en 2007 comenzara la crisis económica no ha dejado de crecer el número de personas que, para cubrir sus necesidades básicas, se ven obligadas a acudir a las organizaciones benéficas. Hasta tal punto se ha incrementado la atención que ofrecen estas entidades que muchas de ellas bordean los límites de su capacidad de intervención. CRÓNICAS pone foco en uno de los aspectos de la acción solidaria: la red de distribución de alimentos hacia los que tienen menos recursos.
Los rostros de la crisis
En apenas 5 años la marea de la crisis ha alcanzado a miles, millones de personas en España. Muchos que hasta unos años, o unos meses, disfrutaban de la seguridad de una vida bien encauzada, se debaten ahora en una incertidumbre nutrida de estadísticas en descenso y números rojos. Día a día, los titulares de prensa dan cuenta de la gravedad de la situación: “El 22 % de la población residente en España está por debajo del umbral de riesgo de pobreza”, “El número de hogares con todos sus miembros en paro llega a 1,8 millones”, “Más de 700.000 parados llevan tres o más años sin encontrar trabajo”… Tras los datos, miles y miles de personas, los rostros de la crisis.
Personas como Adrián, albañil, que llegó de Bolivia en los buenos años de la construcción y ahora, sin trabajo desde 2008, piensa en regresar a su país; como Jacinto, que dejó el campo para buscar trabajo en Madrid y ahora, en paro desde hace 2 años, vive con su mujer en una habitación de alquiler, con sólo 426 euros al mes; como Ana, que ha superado la vergüenza que le produce acudir al economato social de Cáritas en Segovia después de perder su negocio, un comercio de ropa; como Josefina, como Manuel… La crisis les ha convertido en demandantes de la ayuda que ofrecen las entidades benéficas.
El banco bueno
En Europa se tiran cada año 89 millones de toneladas de alimentos, la mitad de lo que se produce. La lucha contra el despilfarro alimentario es uno de los principales ejes de acción de los activistas contra el hambre y está en el origen de la creación de los Bancos de Alimentos. Fue un arquitecto norteamericano, John Van Hengel, quien a mediados de los 60, en Phoenix (Arizona – EEUU), creó el primer banco de alimentos con el lema “contra el hambre y el despilfarro”.
En España comenzaron a implantarse a finales de los 80; hoy funcionan 54. En nuestro país más de 2 millones de personas acuden regularmente a las organizaciones benéficas en busca de ayuda para alimentarse. Los Bancos de Alimentos gestionan la mayor parte de esa ayuda, reciben alimentos de forma gratuita y los distribuyen a las entidades benéficas que se encargan del reparto final a las personas que más los necesitan. Son más de 7.000 las empresas de alimentación, cadenas de distribución, organizaciones de productores, instituciones, etc., que aportan alimentos a los Bancos; y más de 6.000 organizaciones sociales colaboran con los Bancos para hacer llegar la ayuda a través de comedores sociales o centros de reparto de alimentos. Esta red de alimentación asistencial se apoya en el trabajo fundamental de los voluntarios. Son en su mayoría jubilados que dedican su tiempo y su esfuerzo a paliar la situación de los que atraviesan dificultades.
“ Los Bancos de Alimentos se sostienen en el trabajo de 2.000 voluntarios. “
La ayuda más cercana
Los Bancos de Alimentos no reparten ayuda directamente a particulares, entregan los alimentos a las organizaciones benéficas -más de 6.000 colaboran con los Bancos- en función de las necesidades que cada una de ellas acredite, del número de personas que atiendan. El último eslabón de la cadena alimentaria asistencial, el reparto final de los alimentos, se realiza en los denominados comedores sociales o en los puntos de despacho de bolsas de alimentos. Los comedores ofrecen cada día menús elaborados, cocinados, que se consumen en la propia sede de la organización benéfica, mientras que los despachos entregan una determinada cantidad de alimentos variados para su consumo en los hogares.
Cáritas está potenciando una nueva modalidad de ayuda alimentaria: los economatos solidarios. Uno de ellos se ha puesto en marcha en Segovia; los curas de la diócesis aportan el 10% de su sueldo para la compra de los alimentos que se ofertan en el economato a un precio muy inferior al que esos productos tienen en el mercado. La aportación de los sacerdotes se complementa con otras donaciones de particulares.
Apoyo global
La ayuda alimentaria es sólo una parte de la atención que ofrecen las organizaciones de asistencia social. La mayoría de ellas proporcionan también ayuda económica, ropa, cursos de formación en distintas áreas (puericultura, geriatría, idiomas, etc.), bolsa de empleo, asesoría jurídica o apoyo psicológico.
Mantener la calidad del servicio asistencial es ahora el objetivo prioritario ya que el incremento del número de usuarios, a causa de la crisis, está situando a estas entidades al límite de su capacidad de acción