El arte de ser solidarios
La Seu d´Urgell que tiene resonancias eclesiásticas ya que fue sede episcopal antes que ciudad. El obispado de Urgell, enclavado en las provincias de Lérida y Gerona y principado de Andorra, se remonta al siglo V. La ciudad tiene 16.000 habitantes y un rico patrimonio histórico, cultural y social que merece la pena conocer. La catedral de Santa María, del siglo XII, es el monumento más emblemático de la Seu d´Urgell y tiene el honor de ser la única catedral íntegramente románica de Cataluña. es de planta basilical en forma de cruz latina con tres naves. La central tiene 70 metros de longitud, 13 de ancho y 21 de alto.
Una de las características de la arquitectura románica es que agranda el espacio para resaltar la magnificencia de Dios en contraste con la pequeñez del Hombre.
Desde el claustro accedemos al Museo Diocesano que cuenta con valiosas obras de arte desde el periodo románico hasta el siglo XIX. Se abrió hace 30 años y anualmente recibe más de 22.000 visitas.
Iglesia comprometida
La Iglesia no se ha recluido en sus templos sino que ha salido a la calle para ayudar a la gente necesitada. Según el arzobispo, en la diócesis de Urgell, la pobreza se está ahondando.
En el corazón de la ciudad visitamos el almacén de “Alimentos para la solidaridad” que Cáritas, Cruz Roja, el Consejo Comarcal del Alto Urgell y la Seu Solidaria pusieron en marcha hace seis años. Más de 400 personas reciben alimentos todos los meses para evitar que pasen hambre.Los productos solidarios provienen del Banco de Alimentos, entidades, empresas, centros educativos, campañas especiales y donaciones particulares. La recogida, selección y distribución de los alimentos la realizan 22 voluntarios. Aquí no se entrega a nadie alimentos si no viene derivado por los servicios sociales de Cáritas o del Ayuntamiento que, previamente, se informan de las necesidades reales de los peticionarios. Es la manera de que se ayude a quien verdaderamente lo necesita. El 60 por ciento de las personas que reciben ayuda son nacionales y el 40 por ciento, inmigrantes. El 35 por ciento de las familias tiene hijos. El año pasado se distribuyeron 93.000 kilos de alimentos, a razón de 21 kilos por persona y mes.
“Grapats” es la tienda de ropa de segunda mano que Cáritas tiene desde hace ocho años en la Seu d¨Urgell. La tienda fue una apuesta para transformar los tradicionales roperos de Cáritas en tiendas de ropa seminueva. De esta manera se pretendía dignificar el servicio con una mejor presentación de la ropa y una buena atención al cliente. No hay que olvidar que el trabajo por la justicia y la dignificación de la persona son dos objetivos prioritarios de Cáritas. Si alguien no puede pagar nada se le da sin más la ropa que necesita. Cada mes, un centenar de personas se lleva ropa gratuitamente, por un precio estimado de 450 euros. Las 500 personas que pasan mensualmente por la tienda se llevan unas 1.300 piezas. La clientela es cada vez mayor por una parte a causa de la crisis económica y por otra a que se está perdiendo la vergüenza a comprar en una tienda de segunda mano.
Balaguer
La Noguera, a 300 metros sobre el nivel del mar, es la comarca más extensa y llana de Cataluña. Su economía se basa en la agricultura, la ganadería y la explotación de bosques para la obtención de madera. La tierra es muy fértil y sus productos inundan los mercados. Balaguer parece un cuadro pintado por alguno de los grandes maestros holandeses, con la niebla cubriendo la ciudad que se extiende por las dos márgenes del río Segre. Arriba, en lo más alto, el Santuario del Santo Cristo y abajo la colegiata de Santa María. La historia de esta ciudad de 17.000 habitantes se remonta a los tiempos del condado de Urgell.
La colegiata de Santa María, gótica del siglo XV, de una sola nave, ha sido declarada Monumento Histórico Artístico. A la espalda de la colegiata, en lo que en otros tiempos fuera convento franciscano, está el centro de servicios múltiples de Cáritas que atienden cuatro profesionales contratados y 30 voluntarios. Además de la acogida y la asistencia al necesitado, especialidad de la casa, Cáritas diocesana de Urgell impulsa proyectos de inserción sociolaboral. Las trabajadoras sociales detectan las necesidades de las personas que llegan a Cáritas y tratan darles respuesta contando con los recursos humanos y económicos que dispone la organización.
El antiguo jardín conventual se ha convertido en huerto escolar en el que 12 chicos, con fracaso escolar, aprenden el valor del esfuerzo y del trabajo en equipo. Se trata de un proyecto de reinserción escolar que Cáritas puso en marcha hace cinco años, en colaboración con el Instituto de la ciudad. Esta Unidad de Escolarización Compartida tiene una parte práctica y otra teórica con menor exigencia que en el Instituto para que los chicos no queden definidamente descolgados de los estudios.
El programa “Actívate” de formación e inserción sociolaboral para mayores de 16 años. El programa es una especie de universidad laboral de Cáritas Balaguer para personas sin trabajo que quieren aprovechar el tiempo aprendiedo nuevos oficios. Más de 150 personas participan en los talleres de informática, fontanería, carpintería, cocina y hogar. La cuarta parte de la población de Balaguer es inmigrante, de más de 60 países. Hay 1.300 rumanos, 1.200 marroquíes y 500 subsaharianos. La agricultura y la construcción crearon muchos puestos de trabajo y aunque la construcción ha bajado mucho, el campo sigue necesitado mano de obra. Gracias al taller de alfabetización, mujeres que nunca fueron a la escuela están realizando su sueño de aprender a leer y a escribir.
En uno de los barrios populares de la ciudad está el almacén de alimentos solidarios. Hace seis años que Cáritas, junto con Cruz Roja, Ayuntamiento de Balaguer y Consejo comarcal de la Noguera pusieron en marcha el proyecto “Ágape” para atender a las personas de la comarca con economías muy débiles. Los alimentos proceden de donaciones particulares, campañas en los colegios, empresas colaboradoras y excedentes de la Comunidad Europea. El año pasado se repartieron 92.000 kilos de alimentos y este año se espera superar los 100.000. Los beneficiarios son más 600. Aquí no se da alimentos a nadie si no viene derivado por las trabajadoras sociales de Cáritas y Cruz Roja previo estudio de las necesidades reales de las personas que demanda ayuda. La distribución la hacen voluntarios de Cáritas y Cruz Roja.