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Mumford & Sons engrandecen el folk en Madrid ante 9.000 personas

  • La banda inglesa ofreció el primer concierto de su carrera en Madrid
  • Las canciones de sus dos discos sirvieron de animoso revulsivo
  • El Palacio de Vistalegre sufrió extremas medidas de seguridad

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CONCIERTO DE MUMFORD AND SONS EN MADRID
La banda británica, durante un momento de su concierto en Madrid.

Setlist del concierto

1."Babel"

2. "I Will Wait"

3. "Whispers In The Dark"

4. "White Blank Page"

5. "Holland Road"

6. "Timshel"

7. "Little Lion Man"

8. "Lover Of The Light"

9. "Thistle & Weeds"

10. "Ghosts That We Knew"

11. "Awake My Soul"

12. "Roll Away"

13. "Dust Bowl Dance"

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Bises:

"Don't Do It"

"Winter Winds"

"The Cave"

¿Desde cuando los jóvenes españoles bailan y celebran a ritmo de folk? De nuestro "folk", hace mucho (sobre todo si asoma abril). Pero ver a más de 9.000 personas celebrando sonidos a medio camino entre las zonas pesqueras inglesas y el sur estadounidense, resulta todo un fenómeno.

Mumford & Sons se han convertido en la sensación de la temporada, y tras triunfar en los Brit (grupo del año) y en los Grammy (disco del año gracias a Babel, nada más y nada menos), la banda ha vuelto a repetir satisfacción en el Palacio de Vistalegre. Sí, en el niño malo de los recintos de conciertos en Madrid.

Curiosamente, en la noche del jueves la reconvertida plaza de toros madrileña trató con benevolencia al sonido de la banda (recordemos que, incluso una gran banda como Wilco, lo pasa mal en este sitio). Aún así la noche comenzó deslucida, con férreas medidas de seguridad que impidieron el acceso a pista a decenas de personas hasta pasado el inicio del concierto. Ay, Madrid, nunca te entenderemos.

Cuando el folk significó fiesta

Pero vayamos a lo plenamente musical: Marcus Mumford y compañía llegaron dispuestos a meterse al público en el bolsillo. Y en hora y media de concierto lo logran tirando a lo fácil, a ese batallón de canciones pegadizas y sentimentales que arman su repertorio.

Las primeras en sonar, "Babel" y "I Will Wait" (sí, empezaron sin rodeos), resumen esta descripción y se refuerzan con una orgía instrumental, que en el escenario da paso a una virtuosa mezcla de trompetas, trombón, violín, contrabajo, mandolina, acordeón y el sempiterno banjo.

Probablemente, en un recinto más benévolo con el sonido a estas horas seguiríamos alucinando con la máquina sonora que arman estos chicos. Pero tampoco quitemos mérito a lo visto anoche: ocho músicos que funcionan como un perfecto engranaje que escupe una gran épica que baila entre el rock clásico y el celebrado neo-folk.

Un completo repertorio

Y suena "Little Lion Man", y el público enloquece. Y pasan a "Lovers Light", y nuestro "achuchable" vocalista monta el espectáculo pasándose a la batería. También hubo momentos para el descanso con la tímida e intimista "Ghosts That We Knew", que dio paso a una creciente y explosiva "Awake My Soul". En fin, un repertorio que desafió a lo monocorde en base a emotividad y festividad a partes iguales.

Para el final, Mumford & Sons se guardan tres sorpresas. La primera, hacer pasar a sus teloneras (las californianas Deap Vally) para homenajear a The Band (grandes referentes de estos muchachos) con una versión potente y rockera de "Don't Do It", ese éxito de Marvin Haye con el que Levon Helm se desgarraba por dentro.

El tributo dio paso a una de las canciones más emotivas de la banda (y uno de sus primeros éxitos), la fácilmente coreable "Winter Winds". Tras esto, sonó la ya mítica "The Cave", cerrando así un concierto que nos demuestra que los fenómenos de masa no siguen una lógica alguna, y que podemos pasar de preguntarnos si somos humanos o bailarines, a pegar saltos en plan vaquero con el banjo como hilo conductor.