En Portada. "Yugoslavia. La década perdida"
- La caída de Milosevic marca un antes y después en la historia de los Balcanes
- En el año 2000 En Portada viajó hasta allí para analizar su ascenso y caída
- El autor del guión, Rafael Díaz Arias, comparte sus impresiones de rodaje
- Yugoslavia, la década perdida es el reportaje del mes en la web del programa
FICHA TÉCNICA
GUIÓN - Rafael Díaz Arias
REALIZACIÓN: José Jiménez Pons
IMAGEN: Paco Custodio, Ignacio Garcés
SONIDO: Miguel A. De La Fuente, Santiago Somolinos
MONTAJE: Hilario Mora Belloso
PRODUCCIÓN: Enrique Arnaiz
Parecía que Milosevic era eterno. Había perdido cuatro guerras y llevado a su pueblo a la indignidad y la pobreza, pero allí seguía en el año 2000, dominando desde Belgrado la política de Serbia, la pequeña Yugoslavia, condicionando el devenir de todos los Balcanes y jugando al ratón y el gato con los grandes poderes mundiales. Pero el 5 de octubre, después de unas elecciones amañadas, una turba asaltó el Parlamento y comenzó en Serbia una transición que todavía no ha terminado del todo.
Dos equipos, dos visiones
Desde Madrid, un equipo acudió para apoyar a José Antonio Guardiola, que llevaba días intentando entrar clandestinamente desde Montenegro. Ambos equipos cubrimos para los telediarios los acontecimientos que acompañaron a aquel cambio de poder: manifestaciones, sobre todo del movimiento juvenil OTPOR, cambios en las cúpulas de poder, intrigas palaciegas, los protagonistas de las revueltas... Guardiola investigó la génesis de la rebelión, perfectamente planificada, y ello dio lugar a un Informe Semanal.
El otro equipo trabajó en una visión más intemporal y amplia para producir el En Portada que ahora presentamos. La idea era que en 1988 la antigua Yugoslavia era (o aparentaba ser) un país bastante abierto y desarrollado, en puertas de comenzar su proceso de integración en la UE. Una década de nacionalismo criminal y suicida había pulverizado el país y el destino de sus habitantes.
Una familia como hilo conductor del relato
"La década perdida” cuenta ese proceso a partir de la caída de Milosevic, integrando los acontecimientos de aquellas fechas (por ejemplo, los cambios en la radiotelevisión serbia) pero con una permanente interrogación de cómo se pudo conducir a unos pueblos al más abyecto y criminal nacionalismo y a la miseria moral y material consiguiente. Las peripecias de la familia Racic, con su dolor, sus sueños truncados, pero también con una visión de futuro esperanzado, sirven de hilo conductor al relato.