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Hola, voy al teatro... ¿me abres?

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El milagro teatral de La Casa de La Portera

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Dónde: La casa de la portera (Madrid).

Fecha: Hasta el 31 de julio de 2013.

Horario: Martes y miércoles a las 22 h.

Entrada: 15 euros.

Estamos en pleno centro del Madrid castizo, al ladito de la Plaza de Cascorro y casi rozando el Teatro Pavón. Nada hace presagiar que tras una desvencijada puerta se encuentra uno de los espacios escénicos más celebrados de la ciudad desde hace un año. Llamamos al telefonillo y nos abre José Martret, que junto a Alberto Puraenvidia dirige La Casa de la Portera, nacida gracias a la transformación artística de una vivienda. Pretenden llevar a otra dimensión la idea del diálogo entre el espectador, el espacio y las propuestas artísticas.

Aquí se experimentan nuevos formatos y maneras de entender el teatro, además de no dañar a nuestros bolsillos, ya maltrechos por la situación económica. Aquí el público es parte de la acción teatral que se desarrolla cerca, cerquísima, casi encima de él. Hasta se puede oir y sentir la respiración del actor.

El teatro fuera del teatro

Este es uno de los ejemplos de cómo el mundo de la creación se busca la vida en tiempo de “vacas flacas”, convirtiendo en lugares escénicos espacios como garajes, casas particulares, antiguas fábricas de harina o el hall de un teatro convencional. Todo vale para albergar a todas aquellas compañías que no tienen cabida en otros grandes espacios tradicionales. Sólo es necesario un buen texto, una buena interpretación... y el milagro teatral se produce.

Estos pequeños espacios resisten heroicamente ante la coyuntura económica y se emplean a fondo en optimizar recursos. Pero sobre todo, es una declaración de intenciones: la cultura es absolutamente necesaria para el ser humano. Es lo que nos hace libres y facilita nuestra capacidad de elección y decisión. Un pueblo culto es un pueblo rico, y estas salas alternativas, pequeños reductos creativos, ayudan a todo lo anterior con muy poco.