Cristina Pato, una explosión de energía
- La gaitera y pianista acaba de publicar dos discos
- Nos habla de una larga trayectoria que despuntó a sus 18 años
Lo contamos en el reportaje, que fue la primera mujer gaiteira que publicó un disco en solitario en Galicia. Corría el año 98/99 y, por aquellas fechas, Cristina Pato todavía andaba despidiéndose de la adolescencia. Entre aquel primer disco de la ourensana (Tolemia) y los dos que acaba de lanzar (uno con Yo-Yo Ma y el otro con su banza de jazz, The Migrations Band) ha pasado década y media y un montón de aventuras.
Y un montón de kilómetros también, porque desde hace 9 años vive en Nueva York. Marchó allende los mares para estudiar, con la idea de quedarse poco tiempo, y allí sigue. Aunque lo de vivir, lo que se dice vivir, no es del todo cierto porque en su hogar neoyorkino pasa sólo una tercera parte del año. El resto lo dedica a viajar por todo el mundo con el cellista chino y su Silk Road Ensemble, esa suerte de ONU musical que aglutina a solistas de todo el mundo: “Yo-Yo Ma es mi mentor y una de las colaboraciones, junto con Paquito D’Rivera, que más me han aportado y me aportan” nos contaba. Pero ha habido otras muchas en el mundo del jazz, la música clásica y la experimental, porque esta chica se atreve con todo tipo de registros.
Una carrera prolífica
La BBC le llama “la diva de la gaita”, aunque se sonroja si se lo dices a la cara; y el New York Times dice de ella que es una “virtuosa explosión de energía”; y viéndola marcarse esos “punteos” de gaita que se marcó para nosotros, con ademanes de rockera que ya quisiera para sí el mismísimo Slash, no nos extraña nada que hablen así de su arte. Un arte, una trayectoria profesional, que incluye cuatro discos en el mercado como gaitera solista y dos como pianista, además de una treintena de colaboraciones en grabaciones de otros artistas y más de 600 conciertos grabados por todos los rincones del planeta.
También Doctora en Artes Musicales y da conferencias regularmente en China, India, EE.UU, Corea, Angola... y hasta tiene tiempo para fundar y gestionar el festival Galician Connection, un laboratorio de música, pensamiento y difusión que el pasado abril celebró su segunda edición, en Santiago de Compostela.
Y todo eso (y otro montón de cosas que probablemente me dejo en el tintero) lo ha conseguido con tan sólo 33 años, amiguitos. Pero es que, además, es la dulzura, la belleza y el encanto hechos carne. Te enamoras de ella perdida e irremediablemente con sólo hablar dos minutos. En dos palabras: es perfecta. ¿Hay derecho? ¿a que no? La odio. Maldita...