El Teatro Real sorprende con 'La conquista de México', un musical físico y perturbador
- La ópera es una alegoría sobre la incapacidad para entender otras culturas
- Se representa hasta el 19 de octubre en el recinto madrileño
El Teatro Real trae por primera vez a España La conquista de México una ópera o más bien un teatro musical en 4 partes, compuesto por el alemán Wolfgang Rihm. Se basa en textos de Antonin Artaud, en el poema Raiz del hombre de Octavio Paz y en tres poemas indígenas anónimos pertenecientes a la recopilación Cantares Mexicanos.
La ópera es una alegoría sobre la incapacidad del ser humano, tanto de ayer como de hoy día, para comprender las culturas ajenas. El pretexto e hilo argumental es uno de los hitos de la historia de la humanidad, el encuentro entre las civilización cristiana evangelizadora y la precolombina pagana para mostrar según los parámetros del teatro físico de Artaud la imposibilidad de comprenderse de dos culturas que se fascinan mutuamente, pero que acaban destruyéndose.
El director de escena Pierre Audi ha creado un montaje capaz de mostrar la violencia, el miedo y la incomprensión resultantes del choque de las dos culturas siguiendo el lenguaje del teatro de la crueldad de Artaud. Este autor teorizó en los años 20 y 30 del siglo XX sobre la representación escénica en la línea de suprimir dos de los pilares básicos en los que se asentaba el teatro hasta entonces: el papel central de la palabra y la psicología de los personajes para dar una importancia revolucionaria a la fisiología del actor para conseguir liberar las energías ocultas del subconsciente del espectador.
Conociendo Tenochtitlan
Según el dramaturgo francés, "una verdadera pieza de teatro perturba el reposo de los sentidos, libera el inconsciente reprimido e incita a una especie de rebelión virtual". Artaud, que vivió durante un tiempo en México y contactó con los indios tarahumaras, pretendía además con esta obra sacar a la luz la violencia del colonialismo y destacar la superioridad del paganismo indio, capaces de vivir en armonía con la naturaleza, frente al cristianismo opresor de los conquistadores españoles.
El compositor Wolfgang Rihm ha querido reproducir una sensación de sonido espacial en la sala para que el espectador se imagine lo que sintieron los conquistadores cuando vieron por primera vez la capital azteca, Tenochtitlan, que compararon con las mejores ciudades europeas de entonces. Para ello ha sacado del foso a tres grupos orquestales de la Orquesta Sinfónica de Madrid que ha distribuido por los palcos laterales y el palco real del coliseo madrileño. Rihm ha adjudicado el papel de Montezuma a dos cantantes femeninas, Nadja Michael y Ausrine Stundyte, una soprano lírica y una contralto, mientras que a Cortés (Cortez) lo interpretan voces masculinas: los barítonos Georg Nigl y Holger Falk, y dos recitantes con micrófonos en el foso.
A la batuta, el director de orquesta argentino Alejo Pérez se enfrenta a una compleja partitura a la que se suma la grabación de las partes corales por el Coro titular del Teatro Real, que se escucha en la sala por altavoces. Una experiencia teatral y musical muy diferente de las óperas que está acostumbrado el aficionado a la lírica tradicional. Se puede ver en el Teatro Real hasta el 19 de octubre.