Del cerdo no todo se come
- España se ha convertido en el cuarto productor del mundo, con 26 millones de cerdos.
- Las deyecciones, mal gestionadas, son un serio problema medioambiental.
- Las plantas de tratamiento de purín, una de las soluciones al problema, advierten que pueden cerrar por falta de rentabilidad.
"Del cerdo no todo se come" es un reportaje de Carlos Enrique, Toni Mateo y Sara Boldú.
Edición: Jordi Gonell
Sonorizació: Esther Pastor
Las granjas de cerdos lo son todo en buena parte de la comarca del Matarraña, en Teruel. Aquí se crían cada año más de 200 mil cerdos, y esta industria ha servido para evitar la despoblación de esta zona rural. Sin embargo, los acuíferos se están contaminando y es que se produce cinco veces más purín del que pueden absorber sus campos.
“ En el Matarraña, en Teruel, varios pueblos viven exclusivamente de ello“
En el municipio de La Portellada hace 2 años que no tienen agua potable, sus acuíferos están contaminados por nitratos, y el ayuntamiento ha tenido que buscar nuevos pozos para ver si encuentran agua buena.
En un intento por arreglar la situación, el Gobierno de Aragón ha declarado estas zonas como vulnerables; es decir, sólo se puede tirar al campo una cantidad máxima de purín y bajo estricto control. Hay que descontaminar los acuíferos. Los ganaderos, como Rafael, están muy preocupados con esta normativa porque si no pueden deshacerse de los purines temen cerrar sus granjas y que toda la economía local se vaya al garete.
En Cataluña hace años que viven una situación similar, con 7 millones de cerdos
Cataluña es la primera comunidad productora en España, se crían más de 7 millones de cerdos y hace años que muchas de sus tierras están declaradas zonas vulnerables. El Grup de Defensa del Ter denuncia que hay fuentes cerca de Vic con una contaminación 10 veces superior a la permitida, y piden que hay que tratar a los criadores industriales de cerdos como industria y no como ganadería.
“ Visitamos fuentes naturales con una contaminación por purines 10 veces superior a la permitida“
Las autoridades defienden que el problema se solucionará cuando el purín se convierta en un negocio y no en un problema. Argumentan que estas deyecciones son un gran fertilizante para abonar campos y que hay que vender el purín allí donde haga falta fertilizar.
Las plantas de tratamiento son una solución que podría tener los días contados
Hasta ahora el purín sobrante se lleva a plantas de tratamiento. Se convierte en abono sólido y además se genera electricidad. Estas industrias viven de vender esta electricidad y ahora algunas como la de Juneda, en Lleida, temen que el efecto de la subida de impuestos provocada por la nueva reforma energética del gobierno pueda provocar su cierre. Piden que les consideren “industria medioambiental”. Si las plantas cierran ¿Qué harán los ganaderos con los purines?