Adela: "Somos felices, vivimos mejor"
- Necesitaba una grúa para trasladar a su hijo, que tiene parálisis cerebral
- Gracias a la solidaridad de los espectadores ha podido comprar un coche
Iker sufrió un derrame cerebral al mes de nacer que provocó que pasara los dos primeros años de su vida recibiendo rehabilitación. Cuando tenía tres años y medio, y después de haber mejorado, sufrió una parálisis cerebral.
“Mi hijo vive porque de amor también se vive“
"Fue horroroso ver partir a mi hijo en helicóptero (al hospital)", contabaentre lágrimas Adela, su madre. Los médicos le dijeron que el niño no sobreviviría, pero Iker tiene ya nueve años. "Mi hijo vive porque de amor también se vive", aseguraba.
Adela, que se hace cargo de su hijo sola -el padre les abandonó meses después de que sufiera el derrame-, acudió a Entre todos porque tenía dificultades para moverlo. Iker pesa ya 30 kilos y necesitaba una grúa para poder trasladarlo al baño y a la cama.
El pequeño recibe mucho amor y cariño. No sólo de su madre, también de su hermano mayor, de 15 años, quien siempre le dice: "Te cuidaré, te cuidaré hasta el último día que respires".
“Te cuidaré hasta el último día que respires“
Gracias al paso de Adela por el programa, Iker ha recibido también una buena dosis de solidaridad, que ha hecho posible que consiga la grúa. "Somos más felices, vivimos mejor", comenta esta madre coraje.
Coche adaptado
Además de la grúa la familia tiene también un coche adaptado nuevo. "Estoy alucinando con el coche. Ya no me duelen los músculos", dice Adela, que antes terminaba agotada cada vez que subía y bajaba a Iker de su antiguo vehículo.
Para recordar que su adquisición ha sido posible gracias a la solidaridad de los espectadores, Adela lleva un parasol en el que están grabados el logo de Entre todos y los nombres de todas las personas que llamaron para ayudarlos.
“Nosotros no les dimos nada, nos dan ellos a nosotros“
Mª José y Fermín son un ejemplo de todos ellos. Esta pareja ovetense estaba viendo el programa el pasado 24 de septiembre y no dudaron en llamar. "Me puse nerviosa. Venga a llamar y no me lo cogían. Hasta que me lo cogieron", cuenta Mª José.
"Nosotros no les dimos nada, nos dan ellos a nosotros. Ha sido una satisfacción haberlos conocido", explica, por su parte, Fermín.