Carlos, Noa, Remei y Rodrigo son los primeros eliminados de MasterChef Junior
- Marina encabeza la clasificación del primer programa, lleno de sorpresas
- Las travesuras de Aimar y las lágrimas de Esther fue lo más emocionante
Carlos, Noa, Remei y Rodrigo han sido los primeros aspirantes en abandonar las cocinas de MasterChef Junior. Pero no se van con las manos vacías: se llevan regalos, muchos amigos y una experiencia inolvidable.
"Os tenéis que sentir orgullosos de haber llegado hasta aquí. Habéis demostrado que tenéis talento para la cocina", les dijo Pepe Rodríguez.
Es la primera parada de un programa lleno de emoción y sorpresas, en el que el espectador pasa de la risa a las lágrimas en pocos minutos. Lo más espectacular es ver a niños de entre 8 y 12 años cocinar como adultos.
El comienzo de una aventura en la cocina
La aventura de MasterChef Junior comenzó hace varios meses: más de 3.000 niños se inscribieron al casting de para demostrar el chef que llevan dentro.
Sólo 16 chicos fueron elegidos aspirantes del programa y optan a convertirse en el primer MasterChef Junior España. Además, el ganador se llevará 12.000 euros para continuar su formación académica.
Aimar, Alba, Ana Luna, Carlos, Cristina, Dani, Esther, Jacobo, Juan, María, Marina, Mario, Noa, Pau, Remei y Rodrigo entraron en las cocinas con alegría e ilusión dispuestos a cumplir sus sueños. Pero no podían imaginar lo que les esperaba en MasterChef Junior: un mundo de magia, con un plató espectacular adaptado a su estatura y necesidades.
"Se me han saltado las lágrimas al entrar en plató, ver al jurado", afirmó Alba, que entra en el programa con una compañera especial, su prima Cristina.
Pepe, Samantha y Jordi vuelven a MasterChef como jurado. Esta vez serán más maestros que jueces, ya que su misión es enseñarles a cocinar para que aprendan a comer sano. "Seremos pedagógicos, pero no blandos", señaló Pepe.
Primera prueba, un plato típico de cada región
La primera prueba a la que se enfrentaron los aspirantes fue un Reto Creativo, en el que tendrían que utilizar los recuerdos y la memoria para recrear sabores típicos de su tierra.
Los ingredientes necesarios para elaborar el plato estaban en el escaparate, uno de los nuevos decorados de MasterChef Junior. Esta parte del plató estará en constante cambio, porque en cada programa se transforma, dependiendo de la temática de las pruebas.
En esta, el escaparate representa la riqueza gastronómica de España, con productos típicos de cada región colocados en construcciones a escala de una masía catalana, un hórreo gallego, un patio andaluz, un balcón canario y un molino castellano. Los aspirantes tuvieron 90 minutos para hacer sus recetas.
"Parece que llevan cocinando toda la vida y casi no llegan a las cocinas", exclamó Pepe sorprendido al ver a los chicos trabajar en las cocinas.
Niños muy distintos, pero con una misma pasión, la cocina. Mario dice que aprendió a cocinar con 7 u 8 años, cuando su madre enfermó; Esther, por su cuenta, innovando porque en su casa, dice, se cocina poco; y Carlos quiso ser chef después de ver MasterChef Senior.
“La creatividad y emplatado es mejor que la de los adultos“
Cuando terminó el tiempo de cocinado, llega el momento más temido por los aspirantes: presentar los platos ante el jurado. Los jueces estaban asombrados con lo que son capaces de hacer, las técnicas y utensilios que manejan, su soltura en la cocina y sobre todo la presentación, "mejor incluso que muchos adultos".
El jurado eligió el plato de María, crema de andaricas con fideos Guangxi, como el mejor de la prueba por la mezcla de sabores y culturas y sumó 6 puntos a su marcador. Pau y Mario, segundo y tercero en la clasificación, obtuvieron 4 y 2 puntos.
Pero en MasterChef Junior todo es positivo, el 0 no existe, así que el resto de los concursantes se llevaron un punto.
Un reto con cinco sentidos y dos estrellas
La siguiente prueba era de habilidad, en la que los aspirantes tendrían que agudizar los cinco sentidos. Su misión era descubrir los 20 ingredientes que llevaba una súperpizza, de 15 metros de longitud.
En esta ocasión el jurado contaría con un chef más, Dani García, del restaurante Calima, con dos estrellas Michelin. Los niños se quedaron impresionados al ver a Dani García, sobre todo Ana Luna y Noa que lo conocieron en el casting de Málaga.
“Luchad por vuestro sueño y haced disfrutar con vuestra cocina“
Dani le dio un consejo a los chicos: "luchad por vuestro sueño y haced disfrutar a los demás con vuestra comida".
Lo más complicado de la prueba fue, como suponía el jurado, nombrar los componentes básicos de la masa de la pizza: harina. agua, sal, levadura y aceite. Ningún aspirante anotó estos cinco ingredientes. La anchoa era otro componente difícil de averiguar porque era imperceptible a la vista, aunque no al paladar.
Cristina fue la que más aciertos tuvo, un total de 15; y se puso en primera posición junto a María. Ellas serían las capitanas en la prueba de exteriores.
Auryn, comensales de excepción en Albacete
Los equipos se formaron al azar. María dirigió al equipo rojo (Ana Luna, Mario, Aimar, Juan, Dani, Alba y Marina) y Cristina, al azul (Noa, Carlos, Esther, Remei, Pau, Rodrigo y Jacobo). Albacete fue el destino elegido para la primera Prueba por equipos.
Un gran reto para los concursantes, ya que tendrían que trabajar unidos y organizarse como una cocina profesional, para servir 41 raciones. Los invitados: el grupo Auryn (Álvaro, Blas, Carlos, Dani y David) y su equipo técnico.
Aimar es el aspirante más pequeño y más travieso del programa. No paraba quieto y pedía tareas a su capitana sin cesar.
Para coordinarles en esta complicada tarea, Jordi Cruz prestó su ayuda al equipo rojo y Pepe hizo lo propio con el equipo azul. Y, como siempre, entre ellos se dio gran rivalidad por ganar la prueba.... ¡hasta el punto de hacer trampas!
Noa se infiltró en el equipo contrario bajo una caja de cartón para espiarles. Pero Jordi y Aimar se dieron cuenta y pusieron en marcha una estrategia: dar información falsa para equivocar al 'enemigo'.
Luego, el benjamín se camufló con un delantal azul en el equipo rival y reguló el horno para que se les quemara el conejo. "Soy el azote de los azules", grita Aimar mientras Jacobo y Noa lo sacaban en volandas de su cocina.
Las capitanas cometieron algunos errores y no supieron afrontar el liderato. Los jueces las penalizaron con un punto menos a cada una porque tuvieron que intervenir en sus funciones. A pesar de ello la prueba salió bien, se sacó la comida a tiempo y emplataron las 41 raciones.
Los comensales votaron el arroz con conejo del equipo azul como mejor plato; pero la decisión final está siempre en manos del jurado, que dio la victoria al equipo rojo por el riesgo, la dificultad y la creatividad en el emplatado del wok de verduras con curry.
Las lágrimas y decepción del equipo azul se consoló con una fiesta en Albacete: ¡el concierto de Auryn! La banda dedicó la canción HeartBreaker a los niños de MasterChef Junior.
Cuatro aspirantes dejan el programa
En la última prueba de la noche había mucha tensión porque cuatro aspirantes abandonarían las cocinas. El jurado impuso una dificultad más:
"Una cosa importante para un chef profesional es saber adaptarse y trabajar con todo el mundo. Por eso váis a cocinar por parejas", anunció Pepe.
Para alcanzar un equilibrio perfecto, las parejas se formaron uniendo al primero de la clasificación con el último, y así sucesivamente hasta completar las ocho agrupaciones.
“Me sentí mal cuando se rieron de Aimar. El es pequeño, pero lo subestiman"“
"La gente se rió cuando me pusieron con Aimar y me sentí mal. Le subestiman al ser el pequeño y en ese momento me decidí a hacer el mejor plato de la prueba con él", apuntó Juan.
Por si esto fuera poco, había una presión añadida: sólo un miembro de la pareja cocinaría a la vez, de tal forma que cada ocho minutos se relevarían en los fogones.
En 60 minutos cocinarían un plato utilizando alguno de los ingredientes propuestos: una lubina o pasta brisa. La mayoría de las parejas fue a lo más fácil, una receta con pescado. Carlos y María, por el contrario, decidieron ser más originales y elaborar un plato dulce.
Sin embargo no les salió bien. Carlos se equivocó y echó agua al chocolate, en vez de nata o leche. Además se les rompió la masa y la presentación les quedó algo deficiente.
Por su parte, Juan se pasó con la cantidad de perejil de la salsa verde que acompañaba a la lubina; y Esther horneó demasiado tiempo su pescado.
Con todo, los aspirantes presentaron grandes platos, que el jurado valoró positivamente. Durante la cata, Pepe demostró que le encanta comer y su peculiar forma de probar los alimentos.
Después de probar todos los platos, los jueces repartieron los puntos: Marina y Jacobo consiguieron 6; Esther y Cristina, 4; Dani y Pau se llevaron 2; y el resto anotaron 1 punto en sus marcadores.
Mario Vaquerizo apareció en plató, sorprendiendo a los niños, y nombró a Marina campeona de la noche. La valenciana subió a la pasarela junto a los siete compañeros que le seguían en la clasificación general.
Y llegó el momento más duro para el jurado, despedir a los aspirantes con menos puntuación en sus marcadores. Para Noa, Remei, Rodrigo y Carlos la aventura había terminado.
"Me da pena por mí y mis compañeros. Pero es justo que me vaya porque hay niños que cocinan mejor que yo", aseguró Noa entre lágrimas. Pepe, el más duro de los jueces, se conmovió al ver llorar a los pequeños.
Pero lo más importante para MasterChef Junior es la sonrisa de los niños y que se diviertan, por lo que los eliminados recibieron muchos regalos antes de dejar definitivamente las cocinas.