Un trabajo invisible: El parque del Buen Retiro
- La rehabilitación del parque del Buen Retiro: un trabajo invisible
- Hablamos con Carmen Añón, responsable de la rehabilitación del parque
- La mitad invisible se ha emitido el sábado, 25 de enero, en La 2
'La mitad invisible' es un programa sobre arte que pretende conocer en cada capítulo una obra de arte y a su autor, si lo tiene
Emisión:
Sábados a las 20h. en La 2
Este programa sobre el Retiro es una especie de calidoscopio de muchos temas. Eso ocurre cuando el tema, la obra de arte, es muy amplia.
Un cuadro queda acotado en un marco, una canción en tres minutos, pero un parque de más de 100 hectáreas que incluye estanque, 400 años de historia, más de 20 mil árboles, decenas de grupos escultóricos y millones de visitantes anuales es mucho más difícil de analizar.
En el guión empezando por la historia vamos avanzando desde la creación, la democratización, los últimos veinte años y la actualidad. Esto sería el continente del parque y en cuanto a contenido nos hemos fijado en la vegetación, en los trabajadores, en los artistas y en los usuarios, los beneficios que obtienen del Retiro.
Podría comentar muchas de las entrevistas. La psicología ambiental es apasionante, por ejemplo. Pero entre todos los temas y todas las entrevistas me quedo con una, con la que mejor cumple la idea de nuestro programa: el trabajo invisible de la paisajista Carmen Añón.
Esta mujer octogenaria, sin formación reglada pero que aún hoy da clases en la Universidad de Arquitectura, fue la responsable de la rehabilitación de los jardines del Buen Retiro durante más de 12 años. Durante más de dos horas compartió con nosotros su experiencia y su pasión por el trabajo. Cambiar la cara de este jardín histórico fue un trabajo muy duro que sólo aceptó previo consenso político “era tan importante y tan de todos y tan para todos que tenía que ser hecho y restaurado con un acuerdo entre los diversos partidos políticos que conformaban el Ayuntamiento”. Carmen tuvo muy clara la línea de actuación, siempre habla de monumento y de jardín histórico, no de parque.
Se trataba de valorar la historia, de recuperar la importancia de este espacio para la identidad de todos los madrileños y los españoles. La actuación afectó a todo: alcantarillado, sistemas de riego, monumentos, pavimentos, rotulación, bancos, papeleras, vegetación.
Primero se tuvo que analizar, hacer inventario, y después ir aplicando soluciones. En el caso de los árboles una gran plaga de graciosis y un vendaval había enfermado y destrozado a más de dos mil ejemplares. En diez años se plantaron más de 6000 nuevos. Y así suma y sigue, hasta gastar más de 14 mil millones de euros en una década.
“la gente no se daba cuenta de que había cambiado seguía siendo el parque de siempre“
Pero más allá del resultado de cada actuación Carmen insiste en que el verdadero éxito de su trabajo fue la invisibilidad “la gente no se daba cuenta de que había cambiado seguía siendo el parque de siempre”. Entre todos los cambios hay uno sorprendente que no provocó reacción. Los enormes leones que custodian el estanque grande frente al monumento de Alfonso XII se cambiaron de la noche a la mañana. Eran de piedra y se hicieron de cobre –según el diseño inicial del conjunto escultórico de Grases debían ser de cobre pero por motivos económicos se acabaron realizando en granito y en esta ocasión el precio de este metal era más económico que el de la piedra. A pesar del cambio que supuso fue como si nadie se hubiese dado cuenta, nadie dijo nada. Y así con infinidad de elementos: todas las sillas de los kioscos pasaron a ser verdes, los kioscos se construyeron de nuevo, el paseo de los coches se estrechó nueve metros…