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En tierra quekchí

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Evacuando a una embarazada en una de las comunidades indígenas
Evacuando a una embarazada en una de las comunidades indígenas

El quekchí es uno de los más de veinte pueblos mayas que habitan Guatemala. Se estima que su población actual se acerca al millón de personas, distribuidas en los departamentos de Alta Verapaz, Petén e Izabál, en donde constituyen la mayoría de la población. Es el grupo étnico que ocupa el mayor territorio del país y el que presenta un mayor porcentaje de monolingüismo. Para conocer más y mejor al pueblo quekchí, su situación actual y a quienes trabajan con ellos para mejorar esa realidad, hemos llegado a la Alta Verapaz guatemalteca.

Una de las instituciones más comprometidas con la población indígena es la Pastoral Social-Cáritas, de la diócesis de La Verapaz. El colectivo de la mujer protagoniza todo tipo de proyectos: nutrición, salud, producción agrícola, comercialización de excedentes, etc. Las mujeres también sufren en primera persona la falta de recursos sanitarios. Los índices de mortalidad materna son alarmantes y solo un 12% de los partos son atendidos por personal cualificado. Se está haciendo una labor de formación y concienciación sobre la salud de la mujer embarazada y cómo deben actuar la familia y el resto de la comunidad si se produce algún contratiempo. Este es un trabajo que conlleva cambiar costumbres ancestrales como que la mujer siempre tiene que dar a luz en casa. Para llevar adelante estas iniciativas de desarrollo se cuenta con el apoyo económico de Manos Unidas, la ong de la Iglesia española.

Al sur del Petén

En el sur del Petén seguimos nuestro camino en busca de iniciativas solidarias apoyadas por Manos Unidas. En la aldea de Nueva Esperanza nos encontramos con un gran grupo de mujeres que se han unido en un encuentro entre la fiesta y el trabajo para mostrarnos su trabajo artesanal con los tejidos. Estas mujeres forman parte de un amplio colectivo impulsado por la ong Sagrada Tierrra, una institución que trabaja hace más de una década por el desarrollo de comunidades campesinas de la región. Dentro del proyecto también se ha promovido la creación de productos derivados del procesamiento de plantas, como jabón, champú o cremas. Esto ha llevado a que las mujeres se organicen para producir y comercializar sus productos. Como el proyecto estaba tomando cuerpo, Sagrada Tierra pidió ayuda a Manos Unidas para dar un nuevo paso: la construcción de un centro de comercio y distribución de productos. Aquí se puede adquirir lo que hacen las mujeres que han decidido formar parte de esta iniciativa en un intento de mejorar sus vidas.