"La voz humana" de Jean Cocteau, protagonizada por María Bayo
- María Bayo es una soprano todoterreno
- María Bayo ha recreado una de las obras contemporáneas más singulares
¡Atención obras!
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La primera conclusión que me asalta tras disfrutar de esta delicatesen llamada “La Voix Humaine” es que está muy feo terminar una relación amorosa por teléfono. Ni por teléfono, ni por mail, ni por WhatsApp. Hay que tener las suficientes narices como para presentarte en carne humana frente a tu pareja y decirle a la cara que todo se ha acabado.
“Está muy feo cortar por teléfono“
Dicho esto, en la mini ópera que hoy nos ocupa, nos encontramos a una mujer al borde de un ataque de nervios, colgada al teléfono y viviendo esa situación límite, ese drama que significa el ser abandonada. Sobre todo cuando una tiene ya una edad. Así que nuestra protagonista opta por el chantaje emocional, la mentira y el victimismo para intentar retener a su amado.
Esta pieza, que nació como monólogo de la pluma del polifacético Jean Cocteau y posteriormente transformada en composición lírica gracias a la música de Francis Poulanc, nos presenta el desolador retrato de un ser humano dependiente. Esto es así gracias a las experiencias personales de ambos autores, que aparte de comprender perfectamente el universo femenino por su condición de gays, acababan de sufrir sendas rupturas sentimentales, consiguiendo un grado alto de empatía con la protagonista de la pieza y única intérprete. Por cierto, que inquietantemente les sorprendió la muerte a los dos tres años después.
En la versión estrenada en los Teatros del Canal de Madrid, la infeliz fémina es la soprano María Bayo, quien nos confesaba el desafío que supone para ella esta obra, ya que no sólo debe cantar sino también interpretar. A todo ello contribuye el buen hacer al que nos tiene acostumbrados Paco Azorín, que lo mismo te dirige una ópera que te hace una escenografía, que te adapta un texto de Shakespeare, (está nominado para los próximos Premios Max como mejor versión teatral por “Julio César” y como mejor escenógrafo por El lindo Don Diego).
El resultado es una obra que exige el esfuerzo de quien la mira, de un espectador activo, alerta, que debe rellenar esos fragmentos que no se exponen claramente, esos silencios que ocupan las palabras del que está al otro lado del hilo telefónico. Ya lo dijo Brecht : “Lo que no sabes por ti mismo, no lo sabes”. Amén.