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Los Mácbez: el 'Macbeth' que llevamos dentro

  • 'Los Mácbez', la adaptación del clásico de Shakespeare, trasladada a Galicia
  • Andrés Lima dirige esta obra con Javier Gutiérrez y Carmen Machi
  • Atención obras, emitido el viernes, 9 de mayo, en La 2

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Atención obras - Los Mácbez: el 'Macbeth' que llevamos dentro

¡Atención obras!

La agenda cultural de La 2 se emite cada viernes, a las 20.00 horas.

Hace unos años, vi en los espacios del “Microteatro por dinero” un texto dedicado al matrimonio Macbeth en el que el Macbeth real, el que de verdad existió allá por el año 1000, se quejaba de la mala uva que había tenido el bardo inglés, Shakespeare, exagerando algunos hechos de su vida para escribir una obra más interesante. Le hacía quedar como un ser maligno, lamentaba.

Shakespeare quiso que comprendiéramos al asesino ambicioso

Allá por el año 2010 entrevisté al director Declan Donnellan porque trajo su Macbeth al Festival de Otoño madrileño. Él entendía que Shakespeare quiso que comprendiéramos al asesino ambicioso, que lo reconociésemos como alguien cercano y no como un monstruo.

A veces, lo que nos separa de los monstruos ambiciosos es que a nosotros no se nos presenta la posibilidad de lograr con ello algo que deseamos. O dicho de otra forma, ¿sabemos con certeza lo qué seríamos capaces de hacer si se nos presentara, de verdad, la oportunidad de conseguir aquello que más deseamos?

La grandeza de la obra reside precisamente en que Macbeth comienza siendo un hombre leal que ama al rey

En mi humilde opinión, la grandeza de la obra reside precisamente en que Macbeth comienza siendo un hombre leal que ama al rey. Cuando lo traiciona, se traiciona.

La tragedia que Shakespeare escribió recogiendo hechos históricos de un rey escocés es, sobre todo, una reflexión sobre el mal, sobre la naturaleza del mal que somos capaces de ejercer, sobre el lado oscuro de la fuerza, que dirían en “La guerra de las galaxias”. Y a esa fuerza, con lado oscuro incluido, todos tenemos acceso.

Atención obras - Entrevista con Javier Gutiérrez

Lo sublime en Macbeth

La parte sublime de la tragedia shakesperiana es el monólogo de Macbeth cuando le anuncian la muerte de su esposa. “La reina, mi señor, ha muerto”, le dicen. A pesar de la mala prensa que tiene, Lady Macbeth se vuelve loca por la culpa y se consume en sus delirios. Con ella se va el futuro. Ya no habrá mañanas. “Si no hubiera muerto ahora, habría habido tiempo para esa palabra, mañana, mañana, mañana…” She should have died hereafter, there would have been time for such a word. Tomorrow…

Si no hubiera muerto ahora, habría habido tiempo para esa palabra, mañana, mañana, mañana…

Podríamos decir que el mundo se derrumba para Macbeth con la muerte de su mujer. Él, que se creía invencible porque así parecían habérselo dicho las profecías, se vuelve frágil, asustadizo y suicida. “Ella debería haber muerto más tarde (una traducción más literal), así habría un tiempo… habría tiempo, habría mañana… No es sólo el amor que sin duda sintieron el uno por el otro,  lo que le lleva a decir algo tan desesperante, es que Lady Macbeth era la única persona que sabía su verdad, la única a la que no había mentido, la única que le había hecho compañía y la única a la que él había acompañado.

Por culpa de los Mácbezs de este mundo, somos nosotros los que nos podemos quedar sin futuro

El montaje de Andrés Lima, director, y Juan Cavestany, adaptador, nos viene a contar que, por culpa de los Mácbezs de este mundo, somos nosotros los que nos podemos quedar sin futuro. Y es que nos presentan a los sucesores de Macbeth con las manos manchadas de la misma sangre que ensuciaba las del tirano

No digo que no sea una actualización interesante, sobre todo con la que está cayendo, pero intuyo que si esta obra se lleva representando más de tres siglos es porque hay un mensaje menos coyuntural en el drama de este matrimonio.

Ambiciosos hasta reventar, mienten, matan, matan y matan

Ambiciosos hasta reventar, mienten, matan, matan y matan a todo el que proyecta sombra sobre lo que desean y, según matan y matan, se desesperan. Consiguen lo que pretendían pero no encuentran el descanso ni la satisfacción. El único calor posible para ellos está en la compañía que se hacen el uno al otro,  porque es el único lugar de sus vidas en el que reina la verdad. Curioso ¿no? Los aprovechados, al final, no son los más listos aunque parezca que van ganando.

El Macbeth que hay en nosotros

Siempre se presenta a los Macbeth desde su lado oscuro. Este montaje nos los recuerda. Personas que sacan ventaja por mentir, por carecer de escrúpulos, por ser capaces de todo… pero mueren de soledad ¿Por qué?

La gran lección de esta obra no es que luchemos contra los Macbeth de este mundo, sino que luchemos contra el Macbeth que hay en nosotros, porque si mentimos, viviremos pensando que nos mienten, si matamos, damos permiso a que nos maten.

La gran lección de esta obra no es que luchemos contra los Macbeth de este mundo, sino que luchemos contra el Macbeth que hay en nosotros

El maldito rey escocés se quedó solo cuando desapareció su único cómplice. Fue entonces cuando se dio cuenta de que ya no deseaba vivir. Todos sus actos, sus afanes se vaciaron de sentido de golpe. Cada día se presentaba como una pesada condena insoportable. “Tomorrow and tomorrow and tomorrow  creeps in this petty pace from day to day”. “Mañana y mañana y mañana se arrastra con paso insulso día a día”. No se puede estar peor de lo que Macbeth está tras la muerte de su esposa. Eso es lo que nos quiso contar Skakespeare.