'Al galop', retrato de Diana Vreeland
- Diana Vreeland trabajó en Harper's Bazaar y, de 1962 a 1971, en Vogue
- Nadie mejor que Carme Elias para encarnar a la periodista de moda
- La actriz Carme Elias es la elegancia personificada
- La dirección de Guido Torlonia redondea el texto de Hampton y Wilson
- La modelo y diseñadora Elsa Paretti, tercera mujer en esta propuesta
¡Atención obras!
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Diana Vreeland (1906-1989), llamada La Divina, fue una de las más influyentes periodistas de moda durante más de cincuenta años.
Nacida en Francia, comenzó su carrera siendo propietaria de una tienda de lencería en Londres.
Desde Nueva York
Al casarse se trasladó a Nueva York, donde en 1936 empezó a trabajar en la publicación Harper's Bazaar y, de 1962 a 1971, en Vogue.
“En 1936 empezó a trabajar en la publicación Harper's Bazaar y, de 1962 a 1971, en Vogue“
Su personalidad valiente, tal vez excéntrica, segura y original, y desde luego poderosa, la llevó a ser una autoridad indiscutible en el mundo de la moda, era “la emperatriz de la moda”.
Su visión contribuyó a cambiar no sólo el concepto de moda, sino también el papel tradicional y sumiso de la mujer. Abandonó los clichés clásicos de belleza para impulsar un modelo de mujer independiente, realzando también sus particularidades y haciendo de ellas virtud.
Del papel-couche al escenario
En Al galop, la encontramos en la última etapa de su vida, cuando ha sido despedida de Vogue. Acaba de volver de un viaje por su Europa (Milán, París, Berlín) y su cabeza hierbe de ideas que quiere llevar a cabo.
“Acercándonos a la vida de Diana Vreeland, recorremos un tramo de la historia reciente de ese mundo“
El monólogo, escrito por Mark Hampton y Mary Louise Wilson, y dirigido por Guido Torlonia (que ya montó la obra en Florencia en 1997) no sólo nos dibuja ese momento, sino que nos cuenta sus vivencias pasadas, anécdotas curiosas de su trayectoria, y su visión de la vida, de la mujer, del arte...
Acercándonos a la vida de Diana Vreeland, recorremos un tramo de la historia reciente de ese mundo, la sociedad artística y cultural del momento, en la que ella misma fue un personaje.
Un reto interpretativo
Con la dilatada carrera de Carme Elias, parece mentira que nunca hubiera interpretado un monólogo.
La actriz catalana lo ha afrontado como un reto, del que sale sin duda más que airosa, porque es gran dama y bestia escénica a la par.
“Al galop, en cambio, se representa en una pequeñísima sala, el Teatre Akadèmia“
Un reto acentuado por las dimensiones de la sala, una intimidad con el público a la que tampoco estaba acostumbrada, pero que suma un plus de verdad a su interpretación.
La carrera de Elias se ha desarrollado tanto en cine, televisión como en teatro, siempre entre Madrid y Barcelona.
Esta temporada sus seguidores barceloneses se pueden sentir satisfechos, porque ha participado en tres obras del Teatre Nacional de Catalunya: Taxi al TNC!, el espectáculo inaugural de la etapa de Xavier Albertí como director artístico del equipamiento; la fascinante e inquietante Fum, de Josep Maria Miró, junto a Joan Carreras, Lluís Marco y Anna Sahun; y Doña Rosita La Soltera de Federico García Lorca, protagonizada por Nora Navas. Grandes y exitosas apuestas de un gran teatro como el TNC.
Al galop, en cambio, se representa en una pequeñísima sala, el Teatre Akadèmia. Lo que, tirando del hilo, nos lleva a hablar de otra gran dama con una gran historia que debemos conocer.
Elsa Peretti, otra mujer fascinante
¿Qué tiene que ver Elsa Peretti con todo esto? El Teatre Akadèmia, que dirige Mercè Managuerra, se sostiene gracias al mecenazgo de la Elsa Peretti Foundation, ubicada en Sant Martí el Vell, un pueblo de Gerona de apenas 250 habitantes.
“Elsa Peretti, a través de su fundación, contribuye a toda índole de proyectos culturales“
Peretti fue galardonada en 2013 con el Premi Nacional de Cultura de la Generalitat de Catalunya por sus contribuciones constantes a proyectos culturales de toda índole, desde las excavaciones de Empúries, publicaciones de obras de Ramon Llull, la conservación del archivo fotográfico de Oriol Maspons, que luego cedió al Museo Nacional de Arte Contemporáneo de Catalunya, el Museo Internacional de Arte Contemporáneo de Sant Julià de Ramis...
Además, ella gestiona la fundación de su padre, el magnate del petróleo Nando Peretti (API), la Fondation Ferdinando Peretti, que invierte en proyectos culturales y artísticos, humanitarios, de investigación científica, educación, preservación ambiental... en todo el mundo.
Se enamoró de Barcelona
Hija de una adinerada familia florentina, un día Elsa Peretti hizo las maletas. En 1968 se plantó en una Barcelona transgresora y vivió al máximo la etapa de la Gauche Divine, las fiestas en Boccaccio, su relación con el escultor Xavier Corberó, amistades como Terenci Moix, los Godó, Samaranch...
Cuenta que salían de la discoteca a cuatro patas a las siete de la mañana. Fue un momento de gran eclosión vital y artístico, en pleno franquismo.
Alta, atractiva, una verdadera belleza italiana, fue musa de fotógrafos y comenzó como modelo.
Incluso Salvador Dalí la reclamó y posó para él una semana entera, vestida de monja.
De modelo a diseñadora de Tiffany's
En Nueva York y en Studio 54, su otra ciudad y su segunda casa, donde alternaba con Warhol, Liza Minelli o Micke Jagger, el fotógrafo Helmut Newton la fotografió como “conejita” Playboy en 1974.
“Conoció a Diana Vreeland, y hasta se convirtió casi en su hermana pequeña“
Fue modelo de los modistos más importantes, como Halston y Giorgio di Sant'Angelo. Y, por supuesto, conoció a Diana Vreeland, y hasta se convirtió casi en su hermana pequeña.
En 1974 ya era diseñadora de referencia y exclusiva de la joyería Tyffany. Para sus creaciones, de prestigio internacional, se inspira en las formas de la naturaleza y el mar del Ampurdán, en Barcelona, en Gaudí... Diseña piezas simples y bellas que realizan artesanos catalanes.
“Actualmente, Elsa Peretti es una de las diseñadoras de joyas más famosas del mundo“
Actualmente, Elsa Peretti es una de las diseñadoras de joyas más famosas del mundo y sigue con su labor de impulsar iniciativas culturales de gran calidad.
Una persona enérgica, vital, creadora y con recursos como ella, no es extraño que haya querido darnos a conocer la vida de Diana Vreeland en este pequeño milagro que es el Teatre Akadèmia de Barcelona y nada más y nada menos que con Carme Elias, que viene como guante de seda.