Carlos y su perdón, el mejor regalo de cumpleaños para Antonio
- Antonio no encuentra la forma de recuperar la que un día fue su vida
- Inés, Toni y Miguel abren los ojos a Carlos sobre su comportamiento
- "Ambos vuelven a ser esos amigos que han sido siempre"
Antonio cumple 57 años y lo hace sintiéndose el hombre más desafortunado del mundo. La aventura con Paz le ha costado su matrimonio y a su hijo Carlos. Lo ha intentado todo pero no encuentra la forma de recuperar la que un día fue su vida y la soledad se ha convertido en su fiel compañera de viaje.
La reacción de Mercedes le duele en el alma pero puede llegar a entenderla. Sin embargo, lo que no comprende es que su hijo le cierre las puertas de esa manera. Él es consciente de que Carlos vio cómo subía a la habitación del hotel con Paz pero lo que le aflige es que no se haya parado a preguntarle: "¿Por qué lo has hecho papá?". Antonio intenta en varias ocasiones hablar con él para poder darle una explicación o, simplemente, una disculpa pero Carlos parece que no quiere oír ni una palabra y se ve incapaz de perdonarle. "Para Carlos su padre es alguien perfecto, que no comete errores y que no puede fallar", cuenta Óscar Lurueña, guionista del capítulo.
Un cumpleaños sin "protagonista"
Miguel, dolido por ver a su hermano en esas condiciones desamparadas, decide organizar una comida para celebrar el cumpleaños de Antonio juntando a sus hijos bajo el mismo techo. Paradójicamente, es Mercedes quien llama a Carlos insistiéndole para que vaya, "hazlo por mí", le dice. "Ella, independientemente de los problemas que tenga con Antonio, defiende a muerte a su familia y entiende que su hijo y su marido no pueden seguir en esa situación", confiesa Sonia Sánchez, otra de las guionistas.
Antonio, que no espera ninguna celebración en su honor, se marcha del apartamento a pasar el día por las azoteas y con una botella de vino como único acompañante, perdiéndose así, la sorpresa de su hermano...
Su ausencia sirve para que Inés, Toni y Miguel abran los ojos a Carlos y le expliquen que no puede prolongar su enfado más, que es necesario estar juntos en los momentos difíciles y que no tiene derecho a juzgar el comportamiento de su padre. Además, le dan un consejo que le hace recapacitar…"Si quieres ser escritor tienes que ponerte en la piel de los personajes y preguntarte el porqué de las cosas que hacen". El director del episodio, Óscar Aibar, explica cómo "todo el mundo le hace ver que tiene que actuar como una persona más madura y comprender que las cosas no son blanco o negro".
Una fotografía de padre e hijo, la clave de la reconciliación
"Carlos se va encontrando con el recuerdo de su padre a través de una fotografía", añade. Le echa de menos, extraña a esa figura que siempre ha sido para él y que ha sabido levantarle las veces que ha caído. Está claro que quiere mucho a su padre y no está dispuesto a perderle. ¿Quién puede creerse capaz de juzgar el comportamiento de otra persona? ¿Es que uno nunca comete errores?
En la imagen, Carlos aparece a hombros de su padre entrelazando sus manos. Los guionistas han querido jugar haciendo un paralelismo entre el presente y el pasado. En su niñez, Antonio era quien le sostenía y guiaba en la vida y, ahora que se encuentra más perdido que nunca, es Carlos quien le conduce por las calles de Madrid y él quien se aferra a cintura de su hijo. "Ambos vuelven a ser esos amigos que han sido siempre", concluye Aibar.