Toni, cuando la verdad te quema
- La investigación de Toni le ha costado algo más que "tiempo"
- El vino de Antonio pasa de ser una oportunidad a un gran veneno
- Mercedes se da cuenta de que su marido le necesita más que nunca
Un accidente mortal, eso es lo que le ha costado a Toni su investigación periodística. La decisión de viajar a Tánger con Dávila en busca del joyero de Tetuán, el último y principal testigo de los atracos a joyerías, ha terminado robándole algo más que "tiempo".
“Abordar este capítulo me daba mucha pena porque concluye con un accidente mortal en el que uno de los ocupantes es Antonio Alcántara junior y, después de tantos años en la serie, duele hacerlo”, confiesa Antonio Cano, director de “Aviones de papel”.
El alto precio de la valentía
Su coraje le guiaba por un camino en el que parecía que iba a encontrar luz, pero ha terminado tropezando de lleno con la oscuridad…
“Nos gustaba mucho la idea de acabar como un thriller, tal y como una peli de espías”, cuenta Carlos Molinero, guionista del capítulo. ¿Es que Toni no se daba cuenta de que estaba "molestando" a gente muy peligrosa de las altas esferas?
Pero no, él no tenía miedo, se sentía en deuda con todas las víctimas que los policías corruptos habían dejado a su paso y, más aún, sentía que tenía que limpiar el nombre de Chelo. Nunca podría olvidar la sangre que teñía sus manos tras el atropello y el arrojo que había demostrado aquella mujer.
Desde hacía unos meses, era consciente de que alguien le estaba siguiendo y las amenazas creían con el paso de los días. Aún con todo ello, decidió coger ese avión, cegado por el deseo de encontrar la verdad.
Antonio toca fondo como nunca antes lo había hecho
Antonio está completamente hundido. No encuentra la forma de salir adelante y parece ser que todo se vuelve en su contra. La fallida venta de una partida de vino le hace derrumbarse hasta el punto de querer romper lo que tanto le ha costado construir.
El vino ha pasado de ser una oportunidad, al veneno que ha contaminado su vida. Cano explica cómo en este capítulo vemos “un encuentro directo y muy físico entre el vino y su condición emocional”.
Mercedes tiene que hacer de tripas corazón
Miguel ya no sabe cómo sacar a su hermano del pozo donde está atrapado. Lo ha intentado todo, pero ni él mismo se deja ayudar. "La persona de Miguel evoca el volver, es una especie de Pepito Grillo, alguien que te conoce y que sabe cómo estás”, comenta Molinero.
Merche, que lleva viendo los "abusos" de Antonio con el alcohol, no puede evitar entristecerse al ver cuánto se le ha apagado la mirada y cuan perdido se encuentra. Por mucho que le duela, se da cuenta de que tiene que aparcar su orgullo y hacer de tripas corazón. Ella es la única que puede levantar a su marido de tan enorme caída.