¿Es verdad que Carlos I nació en un retrete? ¿Dónde dio a luz Juana 'La Loca'?
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A la ficción le ha encantado retratar este momento que nos ha llegado casi en forma de leyenda. Juana 'La Loca' dando a luz ella sola, sentada en un retrete, trayendo al mundo al Emperador más poderoso de Europa, a Carlos I. ¿Qué hay de cierto?
¿Nació Carlos V en una letrina?
"En ningún caso Juana habría dado a luz sola. Era la archiduquesa y el niño era posiblemente el heredero. De hecho, Felipe estaba actuando de una forma muy atenta con todo lo que atañía al parto porque era un posible heredero varón". Así de rotundo se muestra Óscar Villarroel, profesor de Historia en la UCM, que sin embargo reconoce que efectivamente en alguna crónica se puede leer que Juana parió sola en una letrina.
Supuestamente algunas fuentes señalan que Juana de Castilla se encontraba en una fiesta en el palacio de La Casa del Príncipe en Gante cuando sintió fuertes dolores y acudió sola a una letrina pensando que se trataba de una mala digestión... ¿Podría confundir una mujer que ya había sido madre los dolores del parto con un simple dolor de barriga? Según Villarroel: "No pasa de ser una historia que se cuenta sin saber muy bien de dónde viene".
Lo que sí sabemos que es cierto es que Juana y Margarita intentaron llamar a aquel niño Juan, en honor al heredero que Castilla y Aragón acababa de perder. Pero Felipe decidió llamarlo Carlos, en honor a su abuelo Carlos 'El Temerario'. Para Óscar Villarroel es llamativa la elección: "No deja de ser curioso porque su antepasado llevó una política totalmente antifrancesa, por tanto, contraria a la suya".
Por cierto, otro dato. Las madrinas de Carlos fueron Margarita de York (la entrañable viejecita que vimos cuando Juana llegó a Flandes por primera vez) y su tía Margarita de Austria (que jugará un papel decisivo en su educación).
¿Supuso un alivio para los Reyes Católicos un nuevo nieto varón? En el momento que nace Carlos, Miguel de Paz, hijo de la fallecida María de Portugal, sigue vivo, así que no era un heredero directo, solo plausible. Pero en aquella época la descendencia masculina siempre daba una cierta tranquilidad. Como nos recuerda Teresa Cunillera, asesora histórica de Isabel, "las cortes de Aragón no aceptaban a una reina con facilidad. Entonces que fuera un nieto varón por supuesto que facilitaba el camino."
Carlos I llegó al trono de rebote, como su madre Juana I
Los Reyes Católicos fueron grandes maestros de la conquista y unión de territorios, pero lo de conseguir un heredero se les complicó muchísimo. Su único hijo varón murió antes de cumplir los 20 años. El niño que este había engendrado antes de fallecer, no llegó a nacer. Su primogénita, casada con el rey de Portugal, murió en el parto de su hijo. Por si no había tenido ya bastante Isabel, este nieto, su única esperanza, muere de forma repentina. Adiós a la posibilidad de unir la Península Ibérica en un solo reino y adiós a la posibilidad de tener un heredero criado por los Reyes Católicos.
En 1500 los monarcas se trasladaron a Granada para sofocar con autoridad las revueltas que estaba provocando la población musulmana. Fernando no lo dudó y, como nos cuenta el historiador Manuel Fernández Álvarez en Isabel La Católica, volvió a calzarse las botas de soldado.
Miguel de Paz de Avis y Trastámara acompañó a sus abuelos en aquel viaje del que nunca volvería. El 20 de julio el bebé que no llegaba ni siquiera a los dos años de edad moría de unas fiebres repentinas.
Fue enterrado en Toledo, pero después sus restos fueron trasladados a la Capilla Real de Granada donde descansa juntos a los Reyes Católicos y sus tíos, Felipe y Juana, por orden de Carlos I.
Óscar Villarroel, profesor de Historia de la UCM, dice que es difícil conocer las causas exactas, "Las únicas fuentes que nos dicen algo, hablan de fiebres que es como no decir nada. Teniendo en cuenta que era un niño pequeño, las posibilidades podían ser múltiples."
"Mostraba signos de tener una salud muy precaria", asegura Teresa Cunillera asesora de la serie. "La verdad es que su muerte no deja de ser sospechosa por todo lo que acarreó después pero no hay nada demostrado."
El disgusto que se llevó Isabel fue tal que Tarsicio de Azcona habla de la muerte de Miguel como el tercer puñal que se le clavó a la reina (después de los fallecimientos de Juan e Isabel). Las crónicas nos hablan que desde entonces la salud y el ánimo de la reina cayeron en picado.
Además la pérdida de este niño suponía, como dice Cunillera, ponerle en bandeja a Felipe lo que a Isabel le había costado tanto tiempo. Villarroel sigue por la misma línea: "Suponía un problema indudablemente porque era tener un heredero que no sabías cómo iba a regir los reinos."