Volver a sonreír
- En España hay más de treinta mil niños declarados en desamparo por maltrato o abandono.
- Esta medida implica la separación inmediata de sus padres
- El acogimiento familiar les permitirá crecer en un nuevo hogar mientras se aclara su futuro.
- Durante el acogimiento, el niño podrá seguir viendo a sus padres biológicos.
- En CRÓNICAS, el 6 de noviembre a las 23:49 horas, en La 2 de TVE
FICHA TÉCNICA
Guión: Reyes Ramos
Realización: Arturo Villacorta
Imagen: José Manuel Frean
Sonido: Gemma García Sáez
Dibujos: Antonio Valentín
Postproducción: Marta Garabatos
Sonorización: Isabel García Leal
Música: Beatriz Henar Martín
Producción: Ana Pastor y Lourdes Calvo
Cuando la Administración separa a un niño de sus padres, lo más probable es que le estén maltratando física y psicológicamente, o que le mantengan en una situación de abandono intolerable. Detrás de ese tipo de conductas, suele haber problemas de drogadicción y psicopatologías.
En España hay más de treinta mil niños viviendo esta realidad; menores de edad a los que se ha declarado, oficialmente, en desamparo.
Decisiones trascendentales
Intervenir sobre las familias para solucionar sus problemas es mucho menos traumático que “coger al niño y salir corriendo”. La Junta de Andalucía ha comprobado que, en ocho de cada diez casos, sus técnicos han evitado la separación del menor de sus padres.
Ángel Acuña, Dir. Gral de Infancia y Familia de la Junta de Andalucía, explica la diferencia entre “riesgo” y “desamparo”
Pero cuando la prevención no llega a tiempo, o no funciona, hay que dictar el desamparo. Desde ese momento, la Administración asume la tutela del niño y comienza a tomar decisiones que serán trascendentales en su vida. La primera, es separarlo de sus padres. La segunda, determinar si esa separación va a ser definitiva, porque en ese caso, el niño irá a la adopción y no volverá a verlos. En cambio, si el adiós es temporal, seguirán en contacto y, mientras, el niño vivirá en una familia distinta a la suya, una familia de acogida, o en un centro de protección de menores.
Jesús Palacios, Catedrático de Psicología Evolutiva: “En los centros, los niños se vuelven invisibles”.
Jesús Palacios es categórico al asegurar que los seres humanos estamos hechos de un material que exige el trato personalizado, las relaciones intensas y afectivas que no pueden darse en un centro. Buscar familias de acogida, no es la solución más fácil, pero sí es la mejor.
Enrique y María
Cuando María habla de su niñez, asoman el maltrato y las palizas que recibía de un padre alcohólico. “A mí nadie me sacaba una sonrisa”... por eso, cuando llega un niño con problemas, lo primero que hace es abrazarle. María sabe de lo que habla. Junto a Enrique, y sus cuatro hijos biológicos, forman una familia de acogida en la modalidad de urgencia.
Todo tiene que estar preparado
Ahora están cuidando a un bebe, hijo de padres rumanos al que, literalmente, han salvado la vida. Con él, ya son once los niños que han pasado por sus brazos. El objetivo es evitar su ingreso en un Centro de Menores.
Jaime Aguilera, Jefe del servicio de Protección de Menores de Málaga: “los centros también son necesarios”.
Alberto y Marisol
Alberto y Marisol tienen una familia muy numerosa, nueve hijos, y muy plural, porque entre ellos hay hijos biológicos, hijos adoptados y también hijos de acogida. Cuando Juan Pedro llegó, tenía once años, una hermana pequeña, y un desajuste emocional muy fuerte. Había pasado por cinco centros de menores y seguía esperando a una madre biológica que había tomado la decisión de no volver.
Una familia da seguridad, sentido de pertenencia, identidad.
Marisol es psicóloga en Hogar Abierto, y Alberto, el fundador de esta Institución de Colaboración Familiar que trabaja, coco a codo, con Protección de Menores de Málaga en la búsqueda, formación y seguimiento de familias de acogida.
José y José
En su ideal de familia, siempre ha estado la paternidad adoptando y/o ayudando a un niño que lo necesite. José y José son familia de acogida permanente desde hace más de tres años, lo que se traduce en que “su niño” permanecerá con ellos de forma indefinida, hasta que los problemas de los padres biológicos se solucionen.
Los niños de más de siete años también merecen una oportunidad
Este matrimonio suma al valor de la solidaridad, inteligencia emocional y habilidades educativas. Dos herramientas tan importantes como el buen corazón para sacar adelante un acogimiento perfecto.
Ángeles, una madre que vale por dos
Es familia monoparental y especializada. De profesión, enfermera. Cuando vio a Alejandro en el hospital, había hecho varias paradas cardiorespiratorias y tenía lesiones cerebrales graves. “No sabíamos si hablaría, si vería, si alguna vez podría andar”...una situación demasiado difícil para una familia normal. María Ángeles lo cogió en brazos, y decidió darle una oportunidad que Alejandro no ha dejado escapar.
Alejandro y Ángeles, una familia feliz
El adiós
Todos estos padres y madres solidarios saben que su familia es un lugar de paso; que ellos son un puente y que, al final, el niño les dirá adiós.
Enrique y María ya han despedido a diez niños. “Duele al respirar” nos dicen, pero también hay recompensa: conseguir que un niño vuelva a sonreír