La temporada de la tensión sexual casi resuelta en Águila Roja
- Se desata la pasión en Águila Roja y todo queda en familia
- Margarita y Gonzalo: 'Ni contigo, ni sin ti'
- Lucrecia y Hernán dan rienda suelta a su pasión desbocada
- Irene y Nuño embarcados en un 'amor prohibido'
La sexta temporada de Águila Roja no solo nos ha traído momentos emocionantes, también ha estado cargada de escenas tiernas, muy tiernas. Romances que parecían explosionar y desenlaces un tanto amargos, teniendo en cuenta las infidelidades que les rodean… Tres han sido las historias de amor que hemos vivido esta temporada.
Un romance entre temporadas
Entre el ‘sí’ y el ‘no’. Así nos han tenido Margarita y Gonzalo a lo largo de estos 12 intensos capítulos. Un romance de seis temporadas que, cuando parecía llegar al momento perfecto, se tuerce una vez más. Repasamos el devenir de su historia a través de sus mejores momentos.
Todos creímos ver corazoncitos tras presenciar este momento. Margarita, por su parte, apenas podía articular palabra mientras el maestro se mostraba demasiado cariñoso. No se lo pensó dos veces: se lanzó a por su cuñada sin reparar en las consecuencias que traería ese beso apasionado cuando despertase de los efectos de una enajenación transitoria.
Así de claro, sin edulcorantes ni adornos. Gonzalo se vio recuperado y, sin pensar en las ilusiones que podría haberle generado a la pobre Margarita, decidió poner fin a lo que podría haber sido un incipiente romance, pensando solo en sus intereses.
Y cuando por fin Gonzalo decide armarse de valor y dar voz a sus sentimientos, las intenciones de Margarita son otras. Es entonces, cuando el amor de Gonzalo llega, sí, pero tarde, al igual que su arrepentiento: 'Perdón por cada momento en que te hecho sufrir, perdón por no haber estado cuando más me necesitabas, perdón por haber esperado tanto y sobre todo, perdón por no decirte cada día que no concibo una vida sin ti".
- Cuarto momento: "Estaré a tu lado pase lo que pase"
En el último capítulo de la temporada volvíamos a ver un ápice de cariño entre el maestro y su cuñada. Gonzalo sacaba, una vez más, al protector que lleva dentro durante el ataque de la guardia real a los habitantes de San Felipe. Lo que ocurrirá después, aún está en el aire, tendremos que esperar a la siguiente temporada para ver si evoluciona o no este romance.
La eterna duda entre la pasión y el amor verdadero
Los entresijos amorosos entre el Comisario y la Marquesa siempre se han visto caracterizados por la pasión y el desenfreno. Ambos tienen claro que entre ellos hay algo más que una seducción sin límites, pero no quieren percatarse de ello. Por lo menos Lucrecia, que al parecer prefiere pensar que Hernán es sólo un pasatiempo, además del padre de su hijo. Sin embargo, no puede negar que está loca por él, como hemos visto en varios momentos de esta temporada.
Las fechorías de la Marquesa hacen que sea condenada a tener que soportar una tortura horrible. Deberá llevar de por vida un cinturón de castidad. Minutos antes de que se ejecute el castigo, recibe la visita de su hijo y tras él, la del Comisario. En ese momento, Lucrecia sucumbe al que es el amor de su vida y le pide "una última vez".
Recordamos que la Marquesa también había sido condenada a muerte por la Santa Inquisición y que a punto estuvo de ser ejecutada en su propia casa. Pero una vez más, el Comisario, temiendo perderla, encontró una alternativa y consiguió su indulto. Lucrecia pensó que había logrado el perdón a cambio de su bebé. Sin embargo, cuando descubre la verdad, no puede evitar abalanzarse sobre el Comisario.
Irene y Nuño creen poner fin a sus deseos
En su historia encaja perfectamente el ‘quiero, pero no puedo’, y es que la tensión sexual no resuelta entre Nuño e Irene es cada vez más que evidente… ¡Si supieran que son tía y sobrino! Dejando a un lado los parentescos, su romance ha conquistado a más de un aguilucho a lo largo de esta temporada. Está claro: donde haya una historia de amor prohibido, que se quite lo demás... Pero el compromiso de Hernán con la sobrina del Cardenal ha llevado a Irene a tomar decisiones que en nada parecen agradarle y por las que Nuño ha tomado un cambio de vida bastante complicado.
Nuño se va recuperando de su herida en el hombro. ¡Solo hay que ver como maneja la espada! Únicamente le hace falta una sonrisa cómplice de Irene para dejarse llevar... Vuelve a sentirse cómodo empuñando el estoque y allá va: como un auténtico espadachín, le suelta el pelo y le desata el corsé...
Las ilusiones de Nuño se desvanecen cuando Irene le hace llegar sus intenciones de olvidarlo todo a través de una carta. Confiesa que su compromiso con el Comisario le está atormentando. No puede dejar de sentirse culpable tras haberle traicionado y sabe que si no pone punto final a esta historia, podría llegar a más. Nuño no se tomará nada bien esta respuesta por parte de Irene y centrará toda su rabia en el Comisario.
Desde hace un tiempo, Nuño ha tomado un ritmo de vida algo turbio y peligroso. Sus nuevas compañías no le favorecen en nada, se pasa las noches frecuentando tabernas, borracho y deambulando como un maleante. Esto le ha llevado a continuos enfrentamientos con Hernán, quien no puede evitar actuar como un padre, y por supuesto, con Irene. Aunque, esta vez, los reproches pasan a otro nivel....
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