Hay órganos atascados en la bandeja de salida
- Fabricar órganos para trasplantes en impresoras 3D no es cosa del futuro
- Eso sí, con los cartuchos cargados con células en lugar de tinta
"¿Te imaginas a tu impresora diciéndote?: Hay órganos atascados en la bandeja de salida". Ángel Martín no pudo evitar hacer la broma cuando nuestro colaborador José Cervera le hablaba de la posibilidad de fabricar órganos para trasplantes humanos en impresoras 3D. Pero Cervera hablaba muy en serio.
Esta tecnología es ya una realidad y existen equipos de científicos como el del norteamericano Anthony Atala, director del Instituto de Medicina Regenerativa Wake Forest, que ha conseguido crear órganos como vejigas urinarias.
Aunque, como explica el propio Atala,"todavía faltan años para que los órganos que imprimimos en tres dimensiones entren en fase de ensayos clínicos en humanos", el camino del futuro de los trasplantes ya está marcado.
Antes, en 2006, Atala y su equipo construyeron y trasplantaron vejigas de siete pacientes, mediante la generación de los órganos huecos a partir células propias del paciente y otros materiales biológicos. Estos materiales, que Anthony Atala califica como"inteligentes", sirven de molde para que las células los cubran y formen el órgano, y con el tiempo se desintegran sin causar rechazo.
La estructura de los órganos
Con esta técnica los científicos del Wake Forest Institute han creado válvulas aórticas, músculos, vasos sanguíneos y uretras. Otra de las posibilidades de las que nos hablaba en el programa José Cervera es aprovechar la estructura de un órgano que, por alguna razón, no sirva para ser trasplantado. Por ejemplo, podría ser un hígado. Los científicos eliminan sus células y se quedan solo con la estructura de colágeno, el equivalente a su andamiaje. El siguiente paso es extraer células del hígado del paciente receptor, usarlas para repoblar la estructura y obtener así un hígado nuevo.
Nuestro colaborador nos habló de trasplantes de órganos como, por ejemplo, vaginas. Se refería al caso de estas cuatro adolescentes que nacieron con el síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser (MRKH por sus siglas en inglés), una rara condición genética en la que la vagina y el útero están subdesarrollados o incluso no existen.
Las estructuras de los órganos fueron diseñadas utilizando músculo y células epiteliales (las que recubren las cavidades del cuerpo) de los genitales externos de cada paciente. Las células se extrajeron de los tejidos, se expandieron y luego se colocaron sobre un material biodegradable que fue cosido a mano dándole una forma similar a una vagina. El resultado: las chicas llevan una vida totalmente normal.
Revolución biotecnológica
Otro equipo, el del colombiano Gabriel Villar, ha imprimido un material en tres dimensiones que imita el comportamiento de un tejido real. Tiene la consistencia de una goma blanda, y recuerda físicamente a los tejidos adiposos y a los del cerebro. Lo más interesante es que puede efectuar movimientos de pliegue y está dotado de redes de comunicación que operan como las neuronas.
Este material podría incorporarse a tejidos de organismos vivos para que interaccionara con el ambiente y el propio individuo, por ejemplo,"liberando fármacos ante una determinada señal" o "funcionando como apoyo a tejidos que fallen".
Toda una revolución biotecnológica en ciernes con las impresoras impresoras en 3D como protagonistas, pero eso sí, con los cartuchos cargados con células en lugar de tinta.