La luz de Antonio
- Crónicas descubre a la artista María MorenoMaría Moreno, una pintora de culto
- Nombre clave del grupo de los realistas grupo de los realistas de Madrid
- A la sombra del genio Antonio LópezAntonio López, con quien se casó en 1961
- A sus 82 años ya no puede pintar, pero mantiene intacta la misma sensibilidad que ha plasmado en sus obras
Antes que nada una aclaración. La María Moreno que escribe, yo misma, no tiene nada que ver con la María Moreno pintora y protagonista de este documental. Simple coincidencia que me acercó a ella para acabar descubriendo a una de las artistas más fascinantes de la pintura reciente.
María Moreno (Madrid, 1933) cumple con la definición exacta de lo que es una artista de culto. Desconocida para el gran público y, al mismo tiempo, muy admirada por seguidores que se han convertido en verdaderos devotos de la sensibilidad y el intimismo de su pintura. Tiene una obra escasa, parte de ella perdida. Poco se sabe de su trayectoria, más allá de que es pintora y mujer de Antonio López, y ha tenido una carrera intermitente, tres exposiciones individuales en cincuenta y cinco años de trabajo: París en 1990, Frankfurt en 1973 y Madrid en 1966 cuando prácticamente era una recién llegada. Profundamente tímida, siempre ha huido de los focos, del primer plano y lo demuestra el archivo de televisión española. A lo largo de los años ha dejado muchas imágenes, siempre acompañando al artista Antonio López, con quien se casó en 1961, nunca como protagonista. Crónicas ha entrado en el estudio, que es también hogar, de este matrimonio de artistas para hablar, por primera vez, de ella.
MARÍA MORENO Y ANTONIO LÓPEZ, PINTORES DE LA REALIDAD
Con esa misma admiración que sintió la primera vez que se puso a su lado a pintar, Antonio López sigue hablando de su mujer, María Moreno. Los dos son pintores de la realidad. Han compartido temas, ideas y horas de trabajo. No han dejado de influirse mutuamente. Al lado del genio, la artista ha desarrollado su particular visión, delicada y sutil como su carácter. Introvertida y espiritual, con un complejo mundo interior que la llevó al arte huyendo precisamente de la realidad, la del Madrid triste y duro de la posguerra. Es una pintora muy sensible, dicen de ella, impresionista, misteriosa y mágica. Veía en las flores y la naturaleza, la mejor forma de capturar el alma de la vida. Ella misma explicó:: “Yo querría poner en el cuadro todo lo que quiero expresar y no puedo hacerlo con la palabra. Soy más pintora de la luz, de las formas bien colocadas. La luz que me gusta utilizar se adecúa bien a ese mundo frágil, sin peso, que se confunde con la atmósfera que le rodea”.
La realidad es “tan amplia y tan infinita, que ha permitido que los dos sean artistas tan distintos como complementarios. Ella, en un registro temático relativamente corto, centrándose sobre todo en la luz y en el color más que en las formas precisas, ha realizado unas pinturas y unos dibujos maravillosos y fuera de todo convencionalismo”, explica María López, su hija y comisaria de sus exposiciones.
María Moreno, artista
Según los críticos, María Moreno es una de tantas mujeres artistas que aún está por descubrir. Igual que Antonio López, pertenece al grupo de los realistas de Madrid, más que un grupo artístico, una pandilla de amigos que se conoció en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando a finales de los 50 y acabó triunfando internacionalmente. A sus 82 años, ya retirada, Crónicas construye un retrato de María Moreno a través de quienes mejor la han conocido: su familia; compañeros del grupo como Julio y Paco López; Tomás Bañuelos, escultor y también compañero de viaje de los realistas de Madrid; Pepe Carretero, pintor y casi un tercer hijo para ella; el director de cine Víctor Erice, cuya película “El sol del membrillo” produjo ella misma; expertos en su arte como el galerista Íñigo Navarro, la conservadora del museo Reina Sofía, María José Salazar, el director artístico del Thyssen, Guillermo Solana, el crítico cultural Francisco Calvo Serraller y la comisaria independiente Marisa Oropesa, organizadora de un buen número de exposiciones colectivas que han contado con obra de Mari, como la llaman todos cariñosamente.
SU ÚLTIMA EXPOSICIÓN INDIVIDUAL, EN LA GALERÍA CLAUDE BERNARD DE PARÍS, 1990
Crónicas ha viajado hasta París para hablar también con el mítico galerista Claude Bernard, una entrevista exclusiva para TVE. Es una de las pocas personas que consiguió hacer una exposición individual de la obra de Mari. Se enamoró de su luz a finales de los 80, compró todo lo que había disponible y consiguió convencerla para ir a su galería, en plena Rue des Beaux Arts en París. Fue en 1990, desde entonces, María Moreno nunca ha vuelto a exponer individualmente. Quizá por la falta de obra, quizá por su inseguridad con el dominio de la técnica, quizá por su personalidad huidiza de lo público, quizá por miedo a la comparación.
“Los realistas de Madrid”, una exposición “histórica” en el Thyssen
Parte de la obra de María Moreno podrá verse a principios de 2016 en la exposición "los realistas de Madrid" del Museo Thyssen-Bornemisza, sólo una pequeña parte. Su obra completa, pintada durante más de medio siglo de trabajo, de 1957 a 2012, nunca se ha reunido en España. Un proyecto pendiente que su familia quiere hacer realidad. Hace un par de años surgió la posibilidad y con ese objetivo trabaja su hija María López, en pleno proceso de búsqueda de obra, recopilación de datos de su biografía y actualización del archivo fotográfico. Han pasado hasta cuarenta años desde que sus cuadros empezaron a venderse dentro y fuera de España, algunas de las galerías han desaparecido y con ellas muchos cuadros sin localizar. Algunos ya se han recuperado, la propia familia los ha recomprado hasta agrupar un pequeño número de dibujos y pinturas de diferentes épocas donde puede verse su trayectoria completa.
UNA OBRA REFLEJO DE SU PERSONALIDAD
Primeras mujeres profesionales de la pintura
Este documental también recuerda a las otras mujeres de los realistas de Madrid, como Amalia Avia, fallecida en 2011 o Isabel Quintanilla que sigue en plena actividad, la pintora más prolífica del grupo. Junto a María Moreno, pertenecen a la primera generación de mujeres profesionales de la pintura en nuestro país. Las tres se casaron con artistas del mismo grupo pero lograron conquistar su propio espacio. Rompieron moldes doblemente, por ser mujeres y por seguir la figuración cuando dominaba la abstracción. Y así, con sus estilos diferenciados participaron en la renovación de la pintura española. Algunas de ellas formadas en las mismas aulas en las que un siglo antes, las mujeres no podían entrar en clases de anatomía o composición.
Por esta historia sobrevuela un tópico, la gran mujer detrás del gran hombre. Tópico pero real, como las dificultades que todavía existen para que las mujeres puedan compaginar éxito profesional y familiar. Entre la vida y la creación, Mari eligió la vida, su familia, ayudar a que su marido pudiera dedicarse plenamente a su arte. La relación de María Moreno con la pintura es tan particular que cuestiona la propia definición de artista. “Estar en la creación no significa tener éxito”, dice Tomás Bañuelos, “sólo sentirse satisfecho por haber encontrado esa luz que esperabas”. Así que esta historia también habla del éxito, de lo que es en realidad un artista, que en la mayoría de los casos suele vivir la creación en soledad, alejado de los focos y con dificultades para comer de su obra.
El programa incluye varios extractos del catálogo “la luz de la mirada”, los únicos textos en los que la artista abre su mundo interior y habla en primera persona. Una forma de hacer presente la ausencia de su voz. También muestra imágenes inéditas, grabaciones domésticas en súper 8, reveladas para esta ocasión. Y recuerda la experiencia que supuso la grabación de la película 'El sol del membrill'o, que fue posible gracias al arrojo de Mari. Se aventuró en un mundo nuevo, el del cine, que desconocía por completo. Apostó su dinero y hasta su propio trabajo que dejó de lado durante un tiempo. La película acabó ganando el premio del jurado en el Festival de Cannes en 1992.
MARÍA MORENO, PRODUCTORA DE LA PELÍCULA “EL SOL DEL MEMBRILLO”
Con la intimidad y delicadeza que desprende la obra de María Moreno, “La luz de Antonio” retrata por primera vez su mundo artístico. La acompañamos en la celebración de su cumpleaños, rodeada de su gente. Además, el programa es un testimonio único, en tiempo real, del minucioso proceso creativo del maestro Antonio López. Compartimos horas de estudio en su propia casa para comprobar que, toda una vida después, les sigue uniendo el mismo amor por la pintura. María ya no puede pintar, pero mantiene intacta la misma pureza, la misma sensibilidad que ha dejado para la historia en sus cuadros.
María Moreno, la luz de Antonio
Y vuelvo a la coincidencia con la que empezaba. La María Moreno que escribe, yo misma, no tiene nada que ver con la María Moreno pintora y protagonista de este documental. Por casualidad descubrí que compartía nombre y apellido con una pintora de la que, reconozco, nunca había oído hablar. Había hecho toda la vida realismo al lado del maestro del realismo. ¿Quién era esa mujer? ¿Cómo habría vivido su arte? Del interés por desvelar esa incógnita nació esta historia. Para algunos, ha sido una artista en la sombra. Su familia no lo cree así, nunca tuvo la sensación de perderse algo o quedarse atrás. Antonio López dijo que era su luz, la luz que le había guiado en el arte y sobre todo en la vida.
Hubo otra casualidad. El 20 de marzo de 2014, pasadas las 9 de la mañana, la radio anunciaba el único eclipse de sol visible en España en los próximos once años. Un fenómeno que ocurre muy pocas veces, decía el locutor. La luna, cuatrocientas veces más pequeña que el astro rey, iba a robarle el protagonismo por unos pocos minutos. Un eclipse de sol justo a la misma hora en que llamábamos a la puerta de casa de Mari y Antonio para comenzar el rodaje de este documental. Realmente había mucha poesía en esa casualidad.
“La luz de Antonio” es una historia de María Moreno, con realización de Olegario Marcos, Imagen y sonido de Fernando Rodríguez-Cano y Juan Lage, montaje de Epi Gómez, grabación en París corresponsalía TVE, ambientación musical de Noelia Romero, sonorización de Isabel García Leal, producción de Ana Pastor y la colaboración de Francisco Montoro.