Francisca Silva: de cantante aficionada a cupletista
- El gran sueño de Francisca es convertirse en una cantante profesional
- Recibe clases en casa de don Luis, un maestro exigente enamorado de ella
- Comienza a cantar en el Café Ambigú como La Bella Margarita
Francisca Silva es conocida como la hermana "artista" debido a su don para el canto. Desde el comienzo de la serie hemos visto cómo su profesor, don Luis, potencia su aptitud y la anima a seguir adelante y luchar por ser algún día una cantante profesional.
La muerte de Fernando Silva afecta a todas las hermanas, de una forma o de otra. En el caso de Francisca, interpretada por María Castro, esta toma una de las decisiones más importantes de su vida debido a este suceso. Las hermanas descubren que Tejidos Silva está llena de deudas, por lo que tienen que apretarse el cinturón y tomar medidas, como ir a trabajar a la fábrica por las noches. Es por eso que cuando Gabriel le ofrece a Francisca cantar en el Café Ambigú, ella se lo piensa, pero hay un factor determinante, y es la necesidad de dinero para ella y sus hermanas.
Sin embargo, es consciente de que proviene de una familia de renombre y no puede dar mala imagen actuando como cupletista. Es así como nace La Bella Margarita, una peculiar e intrigante cantante que se esconde tras una misteriosa máscara que oculta su verdadera identidad.
Francisca es una señorita recatada e incluso algo tímida y en su primera actuación se dejó arrastrar por los nervios. Enrique y Antonia, los dueños del Ambigú, pensaron seriamente en despedirla, pero Gabriel les pidió otra oportunidad. Gracias a los ánimos de Gabriel, la Silva más artística comenzó a hacer grandes actuaciones y a convertirse en una gran profesional.
Tanto es así, que, en una prueba para convertirse en alumna del maestro Tabuyo, este acepta a La Bella Margarita y rechaza a Francisca Silva, sabiendo que son la misma persona. De esta forma, don Luis se entera de la verdadera identidad de la cupletista, ya famosa en la ciudad, y se lo reprocha, pues no le gusta nada ese tipo de local para que Francisca muestre su arte.
Don Luis cambia de opinión cuando, a petición de Francisca, va a verla actuar y observa que se trata de un número bastante divertido y recatado. La única hermana que sabe a qué se dedica por las noches es Celia, quien, de hecho, ayudó para que aceptara el trabajo; y, desde hace poco, Diana. Esta acudió al Ambigú en una cita con Salvador Montaner e identificó rápidamente a la cantante que se movía grácilmente en el escenario.
La identidad de La Bella Margarita acabará siendo revelada a todos aquellos que conocen a Francisca, y tendremos que observar cómo se lo toman, ya que, hasta ahora, las dos hermanas que lo saben son, precisamente, las más liberales.