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La Noche Temática. "La condena del refugiado"

  • Cada minuto, 8 personas lo dejan todo huyendo de la guerra, la dictadura o la persecución
  • En ocasiones, son los cascos azules de la ONU los autores de miles de violaciones
  • La Noche Temática nos aproxima a la situación de los refugiados en el Congo y Myanmar
  • La emisión puede seguirse y comentarse en directo en RTVE.es

Por
La noche temática - No hay lugar donde esconderse

No hay lugar donde esconderse / Congo: No Place To Hide / Kongo: Gefährliche Helfer

Dirección: Marcel Kolvenbach y Pagonis Pagonakis

Producción: A&O Buero. Alemania. 2013

Duración: 52'

Calificación: mayores de 7 años

Los desplazados de Myanmar / Burma displaced

Dirección: Roland Wehap

Producción: Rowe Productions. Austria 2010.

Duración: 60'

Calificación: mayores de 7 años

Cada minuto, ocho personas lo dejan todo para huir de la guerra, la persecución o el terror. Más de 40 millones de personas en todo el mundo, refugiados y desplazados forzosos, han tenido que elegir entre arriesgar la vida o exponerse a cualquier tipo de ataque en la huída.

En el Congo la violencia sexual ha sido utilizada como brutal arma de guerra desde hace décadas. Las mujeres se ven obligadas a desplazarse buscando un lugar seguro, que no encuentran en los campamentos de refugiados.

En Myanmar, la antigua Birmania, tras décadas de dictadura militar, se ha desarrollado un sistema basado en la violencia, la opresión y la injusticia. A los birmanos que escapan, les aguarda un futuro incierto.

La Noche Temática nos acerca el día a día del sufrimiento de estos refugiados.

“No hay lugar donde esconderse”

“Nos llevaron hasta una pequeña casa. Allí nos rasgaron la ropa y nos violaron a mi amiga y a mí. Yo tenía sólo 17 años y todavía era virgen”. Son las palabras de Joari, una de las protagonistas del documental con el que arrancamos La Noche Temática dedicada a los refugiados. Ella y su amiga fueron presuntamente violadas por el personal de paz de Naciones Unidas, por las personas que estaban allí precisamente para protegerlas.

En la República Democrática del Congo los grupos rebeldes llevan décadas enfrentándose al ejército oficial en una sangrienta lucha por el poder y las materias primas. 20.000 cascos azules de la ONU, miembros de la mayor misión de pacificación del mundo, están aquí para proteger a los civiles pero algunos de ellos se han convertido en los abusadores, que se aprovechan de la indefensión y de la extrema pobreza de niñas y mujeres.

De estas violaciones nacen niños y el color de su piel es una señal inequívoca. En el campamento de refugiados destacan y todo el mundo sabe quiénes son. Pero ni sus padres, ni Naciones Unidas se ocupan de los pequeños.

No hay lugar donde esconderse

Durante sus misiones, el personal de paz de la ONU goza de inmunidad, algo que les permite no ser acusados legalmente en el país en el que estén destinados. El único modo de llevarlos ante la justicia es acusándole en su país de origen pero ninguna de las víctimas ha llegado a considerar esta opción.

En este documental víctimas de los cascos azules hablan por primera vez sobre los abusos que sufrieron. En Naciones Unidas intentan combatir estos incidentes. Los jefes en Nueva York conocen el problema desde hace tiempo y entrenan a su personal en una política de tolerancia cero ante el abuso y la explotación sexual. Según la versión oficial, el número de asaltos se ha reducido drásticamente. Sin embargo, desde dentro de Naciones Unidas cuentan que las medidas que se han tomado no son totalmente efectivas.

“Los desplazados de Myanmar”

En septiembre de 2007 los monjes budistas tomaron las calles de Rangún e iniciaron la llamada “Revolución Azafrán”. Junto a ellos, miles de personas se manifiestaron en contra del régimen birmano pero la junta miliar contraatacó, cortando de raíz toda esperanza de cambio y tiñendo las calles de sangre.

Los desplazados de Myanmar

Las minorías lo tienen muy difícil en Myanmar, la antigua Birmania. Su única esperanza es huir y malvivir como trabajadores ilegales en los países vecinos, en campos de refugiados en Bangladesh, o como atracción turística en Tailandia.

Para los birmanos su única esperanza es huir al otro lado del río, a uno de los países más pobres del mundo

Bangladesh es uno de los países más densamente poblados de la Tierra. El 50% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. ¿Puede haber gente que venga voluntariamente a vivir aquí? ¿Gente que huya a este país? Para los birmanos su única esperanza es huir al otro lado del río, a uno de los países más pobres del mundo.

En el lado birmano también hay algunos campamentos de refugiados. Allí les falta de todo y tampoco están seguros. Cuando los soldados birmanos entran en las aldeas suelen dejar minas después de saquear y arrasar con todo, para que la gente no pueda volver jamás

En Myanmar, tras décadas de dictadura militar, se ha desarrollado una especie de podredumbre que se extiende por todo el país. La junta militar oprime a las minorías étnicas. El pueblo birmano se ve obligado a desplazarse. Algunos han conseguido escapar y rehacer su vida al otro lado de la frontera, en tierras tailandesas. Pero ¿a qué precio? Los turistas vienen hasta aquí para ver a las mujeres jirafa. Ellas se sienten como en un zoo, pero reconocen que su única fuente de ingresos es el turismo.