Gallegos por esclavos
- En 1853, la Compañía Patriótico Mercantil quiso dotar de mano de obra gallega al campo cubano
- El incumplimiento de los contratos y las condiciones de trabajo llevaron el caso hasta las Cortes
- #CRgallegos
GUIÓN Carmen Bonet
REALIZACIÓN Arturo Villacorta
IMAGEN José Manuel Frean
SONIDO Ignacio Cañizares
MONTAJE Ricardo Lago
POSTPRODUCCIÓN Chema Giné
GRAFISMO José Ignacio de Viedma
AMBIENTACIÓN MUSICAL José Luis Ayuso
SONORIZACIÓN Isabel García Leal / Senén Feito
DOCUMENTACIÓN RTVE
PRODUCCIÓN Ana Pastor, Lourdes Calvo
Durante el siglo XIX, Cuba se enfrentó a la persecución de la trata y se vió obligada a buscar alternativas al trabajo esclavo para la producción de caña de azúcar. Pero, las relaciones laborales en la isla estaban construidas en torno a la esclavitud.
La 'Compañía Patriótico Mercantil' de Urbano Feijóo y Sotomayor, fue uno de los intentos fallidos de llevar trabajadores libres a Cuba. Al año de empezar a funcionar, la Compañía y 'los gallegos de Feijóo' protagonizaron varias sesiones y discusiones en las Cortes españolas.
En 1886, ya a las puertas del siglo XX, la esclavitud desaparecerá legalmente de Cuba, con la liberación de los últimos 30.000 esclavos que quedaban en la isla.
Galicia está probe, i á Habana me vou... ¡Adiós, adiós prendas do meu corazón!"
(Rosalía de Castro, Follas Novas)
Cuando, en 1880, se publica Folla Novas, de Rosalía de Castro, se contaban ya por miles los gallegos que habían salido de España hacia América a buscar un futuro mejor para los suyos. La emigración es uno de los temas más constantes y sentidos en la poesía de Rosalía; pero su emigrante nunca es el indiano enriquecido que regresa a Galicia, sino el pobre y desgraciado que se ha visto obligado a dejar tierra y familia sin un objetivo claro.
No sabemos si Rosalía tuvo conocimiento de la Empresa Patriótico Mercantil que Urbano Feijóo y Sotomayor ideó en 1853 para mandar mano de obra gallega a Cuba, pero aquellos hombres pudieron perfectamente ser destinatarios de las palabras de la poeta: más de 1700 gallegos que, cuando llegaron a la Gran Antilla, vieron incumplidas las promesas y esperanzas con las que habían sido reclutados en sus pueblos y aldeas.
El año 1853 fue para Galicia un año de pérdida de cosechas, de crisis agraria, de hambre. Y a todo ello le siguió una epidemia de cólera morbo, que entró por los puertos gallegos y llegó,por ejemplo, a matar a la décima parte de la población de la ciudad de A Coruña.
Mientras, la colonia más grande del imperio español en las Antillas se había convertido en la mayor productora de azúcar mundial. Su antes competidora Haití, había vivido una revolución, protagonizada por los esclavos, de la que España se benefició económicamente. Pero, a mediados del siglo XIX, la institución de la esclavitud comenzaba a tambalearse. Desde distintos países, muchas voces clamaban en su contra. Y Cuba, donde el tráfico de esclavos seguía siendo una realidad, necesitaba mano de obra esclava para producir azúcar.
En este contexto, agravado además por la necesidad de "blanquear" la isla y evitar posibles sublevaciones, surgen proyectos de "colonización blanca" y de sustitución de mano de obra esclava. Uno de los más conocidos será el ideado por Urbano Feijóo y Sotomayor, gallego afincado en Cuba y con intereses económicos en la isla. Su intención, afirmaba, era ayudar a la empobrecida Galicia y, a la vez, reforzar la economía cubana.
En la distancia, resulta un poco difícil juzgar a Feijóo, que, por cierto, fue en tres ocasiones diputado en las Cortes españolas. Pero todo parece indicar que detrás de su declaración de intenciones, se escondían otros intereses. Por ejemplo, en sus primeros años en Cuba, había entrado en contacto con una rica familia criolla, ganándose su confianza, y llegando a administrar sus bienes.
Esta fue la historia de la Empresa Patriótico Mercantil, donde la realidad del sistema esclavista se impuso sobre las buenas intenciones: muchos de aquellos gallegos murieron en el viaje, otros desaparecieron o huyeron; fueron tratados como 'cimarrones', como esclavos, no como hombres libres.
Seguramente, no fueron los únicos, y en la Historia se esconden muchos más, gallegos o no. Y aunque la esclavitud y la trata fueran abolidas al poco tiempo en la mayoría de los países, es inevitable repensar la Historia, mirar a nuestro alrededor y encontrar, en pleno siglo XXI, lugares comunes no tan alejados de aquellos que vivieron los 'gallegos de Feijóo'.