Arévalo en 'En la tuya o en la mía': La muerte de su mujer, sus problemas familiares y la paella a la infanta
La relación más larga que ha tenido Bertín Osborne ha sido con Arévalo. Su mejor amigo desde hace más de 30 años ha abierto las puertas de su casa en Valencia a ‘En la tuya o en la mía’ para hablarle de su familia, su carrera y enseñarle a hacer una paella a la leña. El humorista se encuentra en uno de los momentos más difíciles de su vida tras el fallecimiento de su mujer hace un mes y medio.
Una boda de penalti con un suegro "de misa diaria"
Arévalo conquistó a su mujer Elena imitando a Cantinflas y se hicieron novios con 18 años. Ella se quedó embarazada “antes de tiempo” y fue Arévalo quien se lo tuvo que contar a su suegro, un hombre “de misa diaria”. “Le dije que nos íbamos a casar. Me decía que más adelante y le dije que no, que como va a tener un niño, ya nos casamos”, cuenta entre risas.
La muerte de su mujer: “Era todo para mí”
El humorista ha recordado emocionado cómo cayó enferma su mujer. “Yo la llevaba a la quimio y estaba con ella. Lo hemos pasado muy mal. Al cabo de tres años le dan el alta y resulta que se le subió a la cabeza y no hubo nada que hacer”, cuenta.
Arévalo no pierde el humor ni en los momentos más trágicos y siempre conseguía sacar una risa a su mujer haciendo el payaso. “El último año y pico, he llorado tanto. Cuando sabes que ya se va a ir. Se fue en silencio, sin darse cuenta y con la sonrisa”. Y asegura que no sólo ha perdido a su esposa: “Era mi mujer, mi madre, mi padre… era todo para mí”.
El día de su muerte se encontraba en Ciudad Real, pero se queda con la tranquilidad de haberse despedido de ella. “He estado todos los días durmiendo con ella cogiéndole la mano y dándole muchos besos, todos los besos que me hubiese gustado darle y más”, recuerda cariñoso.
No ve su padre por la mala relación con su hermana
El gran referente en quien se ha mirado siempre Arévalo es su padre, un cómico torero. “Charlot le dijo que nunca había visto una tan imitación tan buena de él y además encima con un toro”, dice con admiración.
Ahora su padre tiene más de 90 años y apenas le ve porque vive con una hermana con la que no se habla. “Es una tristeza, pero he superado la muerte de dos hijos y de mi mujer. Estos años con mi mujer enferma, ella no ha llamado ni ha venido. Sé que con mi padre me he portado bien y sabe que le adoro”, sentencia.
Del desahucio al éxito
Arévalo siempre quiso ser torero cómico como su padre, pero antes de que le llegase la oportunidad trabajó como camarero, dependiente y aprendiz.
Su primera actuación le llegó en un momento de desesperación. Casado y con tres hijos, se quedó sin trabajo y casi desahuciado. Unos amigos le propusieron trabajar en humor y le montaron la primera actuación en una sala. “Estuve dos horas haciendo de Cantinflas, de Charlot… gusté mucho y me quisieron contratar. Hice tablas y me recorrí todo los cabarets de España”, recuerda.
Después se convirtió en el rey de los cintas de humor y más tarde llegó su gran éxito con ‘Un, dos, tres’, donde cada semana hacía un personaje y en una ocasión intentó ligar con Bertín.
La muerte de dos de sus hijos
Arévalo ha tenido cuatro hijos. “El primero se murió al mes y mi hijo Kike se murió con 27 años. Era un fenómeno”, recuerda. “Cuando murió, Gila me dijo que tuviese una foto de mi hijo y la besase antes de salir al escenario. Lo hago siempre”, explica.
Sus otros dos hijos son Paco, un buen actor que trabaja con él como regidor, y Nuria, que sufre Síndrome de Williams, un trastorno del desarrollo. “Ella es mi tesoro, me hace mucha compañía”, dice.
Además, presume de tener “una nieta guapísima con 13 años” y asegura que es un abuelo moderno que está enganchado a Twitter.
Le hizo una paella a la infanta Elena
Si Ana Obregón hizo una paella a Steven Spielberg, Arévalo no se queda atrás y cocinó otra para la infanta Elena. A su amigo Bertín le ha enseñado los secretos de su paella cocinada a fuego de leña y han compartido mesa con Fernando Esteso.
Bertín ha aprovechado el encuentro para contar la anécdota de la primera vez que esquió; una experiencia llena de obstáculos en la que el objetivo era conquistar a una chica.
Arévalo, por su parte, ha intentado aprender a montar a caballo a pesar de su ciática y ha mostrado a su amigo el juego de la yenga con el clásico duelo de preguntas de ‘En la tuya o en la mía’.