Secretos del vestuario de 'Nadie quiere la noche': dos armarios diferentes para vestir dos mundos opuestos
- Clara Bilbao ganó el Goya por el vestuario de la película de Isabel Coixet
- Nadie quiere la noche, disponible en RTVE Play hasta el 26 de junio de 2029
- La película por la que Isabel Coixet jamás cobró
La noche fue larga, mucho. Clara Bilbao no pudo dormir ese día porque el teléfono no paraba de sonar. Todos querían felicitarla por haber logrado el Goya y el reconocimiento de los compañeros por su soberbio trabajo en el diseño del vestuario de Nadie quiere la noche, la película de Isabel Coixet. "La verdad es que me emocionó mucho el Goya porque no contaba con él para nada. Estaba segura de que se lo darían a Paola por Palmeras en la Nieve". No era la única. Fernando García, nominado por el vestuario de Un día perfecto, también creyó que Loles subiría al escenario. “Es un trabajo enorme el suyo. Fernando y Paola no esperaban en absoluto llevárselo tampoco. Me da pena que no haya cuatro Goyas de mejor vestuario, porque no existe ese ‘mejor’ vestuario en realidad. ¡Es tan subjetivo!", decía.
Pero así es el juego, unos ganan y otros se alegran por la persona que triunfa. Clara Bilbao es consciente de la importancia de trabajar en equipo y para el suyo solo tiene palabras de agradecimiento. "Yo me emocioné mucho pensando en mis compañeros, los que pusimos en pie este trabajo, minuto a minuto; y en mi familia y en mi pareja que me apoyan siempre y me cuidan".
Los premios ayudan; no hay que quitarles importancia. Clara ganó su primer Goya por el vestuario de Blackthorn. Sin destino, de Mateo Gil. En 2016 volvió a lograrlo con una película difícil que necesitó un trabajo complejo de vestuario debido a las exigencias del guion de Miguel Barros. "Este Goya es un impulso para afrontar nuevos proyectos con la misma ilusión. Esto demuestra que esas horas sin dormir, todo ese esfuerzo en cuidar cada detalle merecían la pena. Para mi gente de Un Burro de Cine, donde se ha confeccionado todo, es un reconocimiento a su increíble manera de trabajar", dijo.
Juliette Binoche tuvo un presentimiento, y acertó
Disfrutó trabajando con Juliette Binoche, una estrella internacional que tuvo el detalle de acudir a la gala. Estaba nominada en la categoría de actriz principal y aunque no logró el premio, la película se hizo con cuatro cabezones. "Cuando me encontré con Juliette en el auditorio, poco antes de empezar la gala, nos abrazamos y me dijo al oído: 'Sé que te lo vas a llevar". Y así fue. Días antes, la diseñadora nos contaba las dificultades que hubo en el rodaje: "Había que contar muchas cosas con muy pocos personajes, que se enfrentan a situaciones extremas".
Dos mundos opuestos
La película transcurre en el Polo Norte en 1908. Debíamos explicar dos mundos opuestos: El occidental imperialista, encarnado en la figura de Josephine Peary (Juliette Binoche), una mujer americana sofisticada, altiva y arrogante que viene a conquistar junto con su marido el ansiado Polo Norte, el otro mundo. Para esa parte trabajamos como se hubiera hecho en una casa de Alta Costura de la época. Nos documentamos con libros, publicaciones de principios de siglo y museos, especialmente en el Museo del Traje de Madrid. Por otro lado, estaba el mundo Inuit y su cultura ancestral arraigada a la naturaleza y representada en el personaje de Allaka (Rinko Kikuchi). Una indumentaria compleja de la que apenas teníamos referencias.
El vestuario Inuit
Contamos con la ayuda de nuestro asesor en cultura groenlandesa Francesc Bailón. Conseguimos los patrones originales de las diferentes prendas inuits y aprendimos las auténticas técnicas con los que ellos confeccionan su indumentaria. Pero sobre todo nos empapamos de la filosofía de vida de esta cultura tan especial y tan ajena a la nuestra.
Surgieron montones de complicaciones. Para empezar, reinterpretar la indumentaria inuit. Esta se compone de pieles de oso polar, caribú, zorro ártico y foca. Son pieles con las que no podíamos ni queríamos trabajar.
Nuevos métodos de confección
Así que utilizamos otras pieles, de conejo, cabra, ciervo, cordero. Nos inventamos métodos de planchado, afeitado, engrasado o teñido para hacerlas parecer auténticas. Aprendimos que si tiñes y planchas una piel de cordero obtienes una piel de oso polar; o que si afeitas una piel de cabra se convierte en una lustrosa piel de foca.
Para reproducir las técnicas tradicionales, confeccionamos prácticamente cada prenda a mano utilizando hilo dental que es lo que más se parece a los tendones de caribú, el hilo con que los inuits cosen. En general, trabajar aquellas pieles fue un experimento que funcionó muy bien.
Problemas con el calzado
Otra gran dificultad era la parte técnica del calzado. Hemos rodado a muy bajas temperaturas, así que las botas inuit tenían que parecer y ser auténticas piezas aislantes del frío y el agua. Fue muy complicado y muy laborioso pero funcionaron a la perfección todo el rodaje. El otro gran reto era la progresiva y dramática transformación de la protagonista. Una mujer que empieza la película como una reina poderosa pero que se ve arrollada por la noche ártica que trae solamente frío, hambre y enfermedad. Uno de los ingredientes más importantes de nuestro trabajo ha sido la ambientación de cada pieza de nuestro vestuario.
Nadie quiere la noche forma ya parte del catálogo de cine de RTVE Play, que estrena también títulos como Mar adentro y Los años bárbaros. Además, se estrena el documental Fernanda y Bernarda, que hace un emotivo retrato de las hermanas de Utrera que llegaron a lo más alto en el flamenco. ¡Todo ello gratis y online!