Redacción vs. comisaría: dos mundos enfrentados en 'El Caso. Crónica de sucesos'
- Desvelamos los secretos de los dos espacios más emblemáticos de la serie
- Dos universos enfrentados no solo en las tramas, sino en la decoración
- ¿Sabías que los archivadores de la comisaría pertenecieron a un cuartel?
Son como el día y la noche: la redacción, cálida y moderna. La comisaría, lúgubre y fría. Una representa el lado más oscuro de la dictadura. La otra, la modernidad que se abría camino en la España de los años sesenta. Dos espacios radicalmente opuestos en todos los sentidos, incluido el estético.
“Estamos contando las distintas épocas”, cuenta a RTVE.es Koldo Vallés, el director artístico de El Caso. Crónica de sucesos. “La comisaría es más dura, más opresiva, todos los elementos decorativos son anteriores. Mientras que en la redacción estamos justo en los años sesenta. Se nota mucho en la ambientación, en el atrezzo y en el decorado”, explica Vallés.
Así, en la redacción priman los materiales y los colores cálidos. La sensación es de apertura y modernidad. “Como si fuera un Mad Men a la española”, añade el director de Arte. “Nos permite reflejar ese mundo más moderno de la España que empieza a surgir en los años sesenta. Las durezas se van ablandando y los tejidos son más naturales”.
Se busca reflejar “un ambiente agradable de trabajo”, dentro de lo que complicado que era ejercer el periodismo en aquella época, “sobre todo si eras de El Caso”, recalca el responsable de Arte.
Iñaki Mercero, el director de la serie, nos explica que no buscan una réplica de la redacción original de El Caso, pero sí recoger su espíritu. La auténtica “era un poco más pequeña y familiar. Necesitábamos espacios mucho más amplios para poder jugar con fondos y contrapicados. Hemos recreado la época, en maderas, que lucen mucho”.
La comisaría: lúgubre, dura y fría
En la otra cara de la moneda, la comisaría: símbolo de la época más oscura del franquismo, tanto en su aspecto como en sus materiales. El equipo de Arte de la serie no ha dejado nada al azar.
“La comisaría es más fría, más verde, más gris… Más franquista”, dice Koldo Vallés. “Aquí queremos reflejar la España dura de los años sesenta”.
Una dureza que se traslada también a los materiales: si en la redacción se juega con la madera, aquí lo que predomina es el hierro. “Todo el decorado está lleno de elementos de hierro”. Como los archivadores. Mobiliario auténtico que perteneció a un cuartel de la Guardia Civil.
“Nos dimos cuenta de que el valor de ese detalle era el sonido de los archivadores”, revela Vallés. “Impacta mucho, porque es hierro contra hierro. Genera un ruido que impresiona al delincuente y a la gente que está ahí”.
Cuando preguntamos a los actores por su decorado favorito, cada uno barre para casa. Antonio Garrido (el comisario Camacho), se decanta por la comisaría. Mientras que Fernando Cayo (Rodrigo) o Verónica Sánchez (Clara) sienten debilidad por la redacción. ¿Y a ti, qué decorado te parece más conseguido: la redacción o la comisaría? ¡Vota en nuestra encuesta!