Emilia y Salva cuelgan el delantal de MasterChef y Dania entra en la competición
- La veterana no tiene fuerzas para continuar en el programa y abandona
- Dania, que llegó a la última fase de casting, ocupa su lugar en las cocinas
- Salva falla en la Eliminación y pierde la oportunidad de cambiar de vida
El jurado de MasterChef ya lo avisó: "Esta será la edición más dura del talent". No han pasado ni dos semanas desde que comenzase la competición y ya se ha producido un abandono por el alto nivel exigido: Emilia, de 64 años, ha colgado el delantal porque se veía incapaz de continuar en el concurso.
“Pensé que no sería tan duro. Tengo muchos dolores y puedo aguantar más“
"Pensé que era menos duro, pero el programa me está superando. No me encuentro bien, tengo muchos dolores y no creo que aguante otro exterior", justificó Emilia en el momento en el que renunciaba a su puesto en las cocinas.
Su decisión sorprendió al jurado y cayó como un jarro de agua fría sobre sus compañeros, que le habían cogido mucho cariño. "Nos deja un vacío muy grande. Emilia se hacía querer, era como la mami del grupo", dijeron las gemelas entre lágrimas.
Salva fue el segundo eliminado por decisión del jurado. El alicantino falló en la última prueba con un plato "pretencioso y sin sentido". Los jueces le acusan de no controlar su pontencial y complicarse demasiado. "A veces, menos es más". Salva pierde así la oportunidad de cumplir sus sueños: protagonizar el anuncio de natillas. Al menos nos vamos de boda.
Y, a rey muerto, rey puesto. Eso debió pensar Dania, una nueva concursante, que entra en MasterChef para ocupar la plaza de Emilia. La sevillana de 33 años llegó hasta la última fase del casting, pero no consiguió el delantal y afirmó que el programa tuvo en cuenta otros parámetros por encima de la cocina a la hora de seleccionar a los aspirantes.
Ahora la cosa ha cambiado y viene dispuesta a dejarse la piel por alcanzar su meta: ganar MasterChef. ¡Bienvenida Dania!
Una carrera de fondo
Para ganar MasterChef lo más importante es querer aprender, ser humilde y seguir los pasos del jurado para poder evolucionar. Natalia parece que va por buena senda, con paso lento pero firme. La modelo demostró que es algo más que una cara bonita y conquistó al jurado con un suquet de marisco perfectamente ejecutado.
Reichel se lució en la primera prueba, en la que los aspirantes tenían que versionar un plato de Carlos Maldonado, ganador de la tercera edición del talent. La de Huesca clavó la receta y consiguió el pin de la inmunidad para la Prueba de Eliminación.
Por suerte para ella, porque su pésima organización y gestión del equipo en Exteriores, condenó a sus compañeros al reto de delantales negros. ¡Por cierto Reichel, nos encanta tu look rockerillo!
Otros que no tuvieron un buen día fueron David y Ángel. El niño bonito de la temporada (o barbas como Jordi le llama) pasó de ser el mejor de la semana pasada a verse en la cuerda floja. Como a Ángel, que sólo se salvó porque Salva lo hizo peor que él.
Yo creo que al jurado (especialmente a Samantha) le pasa como a muchos seguidores de las redes sociales: cuando Ángel lo hace mal, nos pone esa medio sonrisa y le perdonamos todo.
Comienza la rivalidad
En el último programa, vivimos un momento de mucha tensión entre Rocío y Esmeralda. Ambas prepararon los postres del equipo azul en la Prueba por equipos y chocaron frontalmente tras el cocinado.
Mientras que la catalana se enfrentó al jurado para defender su trabajo; Esmeralda, "feliz y ciudadana del mundo" como se auto define, asumió las críticas. Esto produjo una brecha entre ellas difícil de solucionar.