'José Luis Gómez. La máscara y la palabra': vida y trayectoria de una figura clave del teatro español
- Retrato de un 'imprescindible' de la historia y del presente del teatro español
- Acompañamos al actor en el proceso creativo del montaje de ‘La Celestina’
- Con Carmen Machi, Israel Elejalde, Ana Belén, Emilio Lledó o Ernesto Arias
Presentamos un recorrido por la vida y trayectoria de una figura ligada a la historia del teatro español. El director y actor José Luis Gómez comienza a preparar un ambicioso montaje de ‘La Celestina’, una obra a través de la cual desgrana todos sus recuerdos.
“El hecho de la interpretación es un hecho misterioso (José Luis Gómez)“
Para descubrir ese misterio, el equipo de ‘Imprescindibles’ ha acompañado a José Luis Gómez durante varios meses en el proceso creativo del montaje de ‘La Celestina’, al mismo tiempo que ha investigado su trayectoria a lo largo de la historia del teatro español de las últimas cinco décadas.
El documental cuenta con los testimonios de personalidades cercanas a José Luis Gómez, como Israel Elejalde, Blanca Portillo, Carmen Machi, Albert Boadella, José Sanchís Sinisterra, Ana Belén, Ernesto Arias, Beatriz Argüello y Emilio Lledó, entre otros, y muestra en vivo un ensayo de José Luis Gómez en el Teatro de La Abadía y en el Teatro de la Comedia, donde se estrenó su obra. Un equipo del programa ha viajado con él durante sus vacaciones y ha finalizado el rodaje en el Festival de Almagro, en un momento personal muy delicado para él en el que demostró su enorme dedicación a su profesión.
Una vida dedicada al teatro
José Luis Gómez, miembro de la Real Academia Española, ha cumplido 76 años inmerso en una actividad arrolladora. En la actualidad dirige La Abadía donde se encarga de la gestión y la programación del que se ha convertido en uno de los teatros más importantes del país y además, ha pasado meses dirigiendo un novedoso montaje de ‘La Celestina’ de Fernando de Rojas. Ha recibido numerosos reconocimientos como el Premio de Interpretación en el Festival de Cannes por Pascual Duarte en 1976, director del Centro Dramático Nacional, Premio Nacional de Teatro, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Cruz de Caballero de las Artes y las Letras de Francia, Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid y Premio Corral de Comedias Festival de Almagro entre otras distinciones.
Los directores sobre el documental: Mar Díaz. Guionista y co-directora
No es fácil rodar el proceso de creación de un grupo de artistas. El equipo de La Abadía trabajó en La Celestina durante larguísimas jornadas en las que alcanzaban un alto nivel de concentración. Aunque nosotros decidimos formar un equipo mínimo para molestar lo menos posible, era imposible que la presencia de las cámaras pasara inadvertida, a nuestro pesar. Sin embargo, todos fueron muy generosos y se mostraron tal y como eran, con los altos y los bajos de un trabajo muy intenso y exigente.
Asistimos a los nervios de los primeros días de representación de “La Celestina” y fuimos invitados a acompañar a José Luis durante unos días de descanso en su casa de Punta Umbría, donde conocimos a otro José Luis, al niño de Huelva que disfruta volviendo a su ciudad natal y se carga de energía junto al mar. Allí supimos que su hermana se iba a someter a una operación delicada. Nuestro fin de rodaje estaba previsto el día de la primera representación en el Festival de Almagro, y cuando llegamos allí recibimos la triste noticia de su muerte.
“Fuimos testigos de lo que significa ser un artista por encima de todo“
Y fuimos testigos de lo que significa ser un artista por encima de todo: José Luis no faltó al ensayo y por la noche interpretó a su Celestina como homenaje a su querida hermana que, al fin y al cabo, le había servido de inspiración en algunos aspectos del personaje. Además, mantuvo su cita con nosotros dedicándonos un tiempo que seguramente necesitaba para su duelo personal. Fue una lección de profesionalidad que no olvidaremos.
“José Luis no concibe la vida sin el teatro“
Cuando empezamos a preparar nuestro documental existía la idea, flotando de alguna manera en el ambiente, de que La Celestina iba a ser el último montaje de José Luis como actor y director. Era algo bastante comprensible, por el ingente trabajo que conlleva y la edad que tiene. Cuando terminamos de rodar sabíamos que esa idea no era muy realista. Nos había quedado muy claro que José Luis no concibe la vida sin el teatro y que va a seguir entregándose a él hasta el último segundo. Y por mucho tiempo.
Los directores sobre el documental: Raúl Hernández Garrido. Realizador y dramaturgo
“A través de la máscara, la palabra no era asunto ni de entretenimiento ni de trama, sino persecucíon, desasosiego y encuentro. “
No puedo hablar de José Luis Gómez sin pensar en una noche de verano de 1982 en la Plaza Mayor de Gijón, en la que un joven de 17 años se encontró frente a frente con máscaras, cánticos, ceremonias, párodos, estásimos, ritos, himnos y el dolor de la verdad y de los ojos arrancados. Edipo Rey resplandecía para ese muchacho en el que me estoy convirtiendo para descubrir de nuevo que el teatro no es una habitación que llenar con muebles prestados y que lo menos interesante que tienen que hacer los actores es decir bien sus diálogos. A través de la máscara, la palabra no era asunto ni de entretenimiento ni de trama, sino persecucíon, desasosiego y encuentro.
No puedo hablar de Gómez sin pensar en muchos otros momentos vividos de teatro, y elijo de entre ellos sobre todo aquél en que su proyecto Teatro de la Abadía se convierte en promesa de futuro y recuerdo del Abbey Theatre de Yeats y Lady Gregory, con un espectáculo sobre textos de alguien tan celta, tan mitógrafo y tan gran escritor y cantor como los irlandeses. Alguien que mantiene una mirada al mismo tiempo alucinada y lúcidamente crítica sobre la realidad española: Valle Inclán. El Retablo dirigido por Gómez supone un punto de inflexión en nuestro teatro, y un camino a seguir que sin embargo no ha sido muy transitado.
Convivir estos meses con Gómez ha sido participar de toda esta historia, de su buen hacer, del encuentro de la palabra, de la transformación del actor en el personaje y de todas las razones, las mejores y las otras, para hacer teatro. Ha sido encontrarnos con una aventura y convertirla en una nueva invitación para que alguien, en el comienzo de sus pasos, encuentre abierta, tentadora, nutritiva, la puerta de ese lugar llamado teatro.